Soldados libios, en Trípoli.
La Alianza Atlántica, que efectúa bombardeos aéreos en el país, "debe abandonar toda esperanza de una partida de Muamar Gadafi. No tengo función oficial para renunciar a ella. No abandonaré mi país y combatiré hasta la muerte", declaró Gadafi en un discurso transmitido por la televisión estatal la madrugada del sábado. El canal dijo que la transmisión era en directo.
Los rebeldes libios sublevados desde mitad de febrero, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) exigen la partida del coronel Gadafi, en el poder desde 1970, pero éste repitió que su pueblo lo "quiere", y dijo que él es "sagrado" para los libios, además de "un símbolo y un padre".
"Estamos dispuestos a negociar con Francia y Estados Unidos, pero sin condiciones", señaló el dirigente libio, en una ceremonia por el centenario de una batalla contra las fuerzas de ocupación italianas.
"Nosotros no nos rendiremos, pero yo los invito a negociar. Si ustedes quieren el petróleo, vengan para que firmemos acuerdos con sus empresas, pero no merece la pena hacer una guerra", añadió el dirigente en su primera aparición pública desde el 9 de abril.
"Podemos solucionar nuestros problemas entre libios sin pelearnos; retiren sus flotas y aviones", dijo Gadafi dirigiéndose a la OTAN.
La OTAN rechazó la propuesta de una negociación con el régimen. "No necesitamos palabras, sino acciones", declaró a la AFP un responsable de la Alianza Atlántica.
"La resolución (del Consejo de Seguridad de la ONU) 1973 llama explícitamente a acabar con los ataques y los abusos a civiles. El régimen anunció varios alto el fuego y continúa atacando ciudades y civiles", agregó el responsable.
El Consejo Nacional de Transición (CNT), órgano político de los rebeldes libios, también rechazó la opción de negociar con Gadafi. "El tiempo de los compromisos ha acabado", indicó el portavoz del CNT, Abdel Hafiz Ghoga.
"El pueblo libio no puede plantearse o aceptar una Libia en la que el régimen de Gadafi tenga un papel", argumentó.
Francia y Estados Unidos, junto con Gran Bretaña, encabezaron las operaciones militares iniciadas en Libia el 19 de marzo al amparo de una resolución de la ONU. El mando de las operaciones pasó a la Alianza Atlántica a finales de marzo.
Sobre el terreno, en Misrata, ciudad situada a 200 km al este de Trípoli y asediada por las fuerzas pro Gadafi, se produjeron combates el viernes alrededor del aeropuerto, constataron periodistas de la AFP.
Los combates se habían cobrado 18 muertos y 83 heridos a las 19H00 GMT, según fuentes médicas.
Los rebeldes anunciaron que las fuerzas gubernamentales lanzaron un contraataque, con el apoyo de cuatro tanques, en la zona de Al Ghiran, cerca del aeropuerto. "Los hemos parado en el extremo límite, por el momento", declaró a la AFP Ibrahim Ahmed Bushagha, un combatiente rebelde.
Los barcos de la OTAN neutralizaron por su lado las minas marinas colocadas por las fuerzas de Gadafi en el puerto de Misrata, según el general británico Rob Weighill.
Según la Media luna Roja, la violencia en Misrata ha dejado en dos meses unos 1.500 muertos. Según el fiscal local, más de 500 personas fueron secuestradas en esta ciudad por las fuerzas pro Gadafi.
Más al oeste, los insurgentes seguían controlando el viernes el puesto de Dehiba, en la frontera con Túnez, recuperado la víspera.
Los rebeldes denunciaron este sábado que miembros de las fuerzas gubernamentales libias asaltaron la localidad de Jalo, un oasis en el desierto a unos 300 km al sur del bastión rebelde de Bengasi, y mataron a seis civiles.
El ataque se produjo el sábado por la mañana y las tropas del régimen continuaron avanzando hacia el norte, en dirección a la ciudad fantasma de Ajdabiya, a unos 150 km de distancia.
"Parece que Gadafi trata de abrir un nuevo frente por el sur", declaró un portavoz rebelde.
Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la escalada de violencia en el oeste del país ha interrumpido el flujo de refugiados libios hacia el sur de Túnez. Sólo el miércoles, 3.100 personas salieron del país a través de Dehiba.
Los rebeldes libios sublevados desde mitad de febrero, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) exigen la partida del coronel Gadafi, en el poder desde 1970, pero éste repitió que su pueblo lo "quiere", y dijo que él es "sagrado" para los libios, además de "un símbolo y un padre".
"Estamos dispuestos a negociar con Francia y Estados Unidos, pero sin condiciones", señaló el dirigente libio, en una ceremonia por el centenario de una batalla contra las fuerzas de ocupación italianas.
"Nosotros no nos rendiremos, pero yo los invito a negociar. Si ustedes quieren el petróleo, vengan para que firmemos acuerdos con sus empresas, pero no merece la pena hacer una guerra", añadió el dirigente en su primera aparición pública desde el 9 de abril.
"Podemos solucionar nuestros problemas entre libios sin pelearnos; retiren sus flotas y aviones", dijo Gadafi dirigiéndose a la OTAN.
La OTAN rechazó la propuesta de una negociación con el régimen. "No necesitamos palabras, sino acciones", declaró a la AFP un responsable de la Alianza Atlántica.
"La resolución (del Consejo de Seguridad de la ONU) 1973 llama explícitamente a acabar con los ataques y los abusos a civiles. El régimen anunció varios alto el fuego y continúa atacando ciudades y civiles", agregó el responsable.
El Consejo Nacional de Transición (CNT), órgano político de los rebeldes libios, también rechazó la opción de negociar con Gadafi. "El tiempo de los compromisos ha acabado", indicó el portavoz del CNT, Abdel Hafiz Ghoga.
"El pueblo libio no puede plantearse o aceptar una Libia en la que el régimen de Gadafi tenga un papel", argumentó.
Francia y Estados Unidos, junto con Gran Bretaña, encabezaron las operaciones militares iniciadas en Libia el 19 de marzo al amparo de una resolución de la ONU. El mando de las operaciones pasó a la Alianza Atlántica a finales de marzo.
Sobre el terreno, en Misrata, ciudad situada a 200 km al este de Trípoli y asediada por las fuerzas pro Gadafi, se produjeron combates el viernes alrededor del aeropuerto, constataron periodistas de la AFP.
Los combates se habían cobrado 18 muertos y 83 heridos a las 19H00 GMT, según fuentes médicas.
Los rebeldes anunciaron que las fuerzas gubernamentales lanzaron un contraataque, con el apoyo de cuatro tanques, en la zona de Al Ghiran, cerca del aeropuerto. "Los hemos parado en el extremo límite, por el momento", declaró a la AFP Ibrahim Ahmed Bushagha, un combatiente rebelde.
Los barcos de la OTAN neutralizaron por su lado las minas marinas colocadas por las fuerzas de Gadafi en el puerto de Misrata, según el general británico Rob Weighill.
Según la Media luna Roja, la violencia en Misrata ha dejado en dos meses unos 1.500 muertos. Según el fiscal local, más de 500 personas fueron secuestradas en esta ciudad por las fuerzas pro Gadafi.
Más al oeste, los insurgentes seguían controlando el viernes el puesto de Dehiba, en la frontera con Túnez, recuperado la víspera.
Los rebeldes denunciaron este sábado que miembros de las fuerzas gubernamentales libias asaltaron la localidad de Jalo, un oasis en el desierto a unos 300 km al sur del bastión rebelde de Bengasi, y mataron a seis civiles.
El ataque se produjo el sábado por la mañana y las tropas del régimen continuaron avanzando hacia el norte, en dirección a la ciudad fantasma de Ajdabiya, a unos 150 km de distancia.
"Parece que Gadafi trata de abrir un nuevo frente por el sur", declaró un portavoz rebelde.
Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la escalada de violencia en el oeste del país ha interrumpido el flujo de refugiados libios hacia el sur de Túnez. Sólo el miércoles, 3.100 personas salieron del país a través de Dehiba.