Muammar Al Gadafi
"Esa gente no tiene verdaderas reivindicaciones, sus reivindicaciones son las de Bin Laden", aseguró el coronel Gadafi en un mensaje audio transmitido por televisión desde Zauiya, a 50 km al oeste de Trípoli, teatro de feroces enfrentamientos.
Según un diario libio, diez personas murieron y decenas resultaron heridas durante el asalto de las tropas a esa localidad que cuenta con la mayor refinería de petróleo del país.
"Ustedes en Zauiya han escogido a Bin Laden", acusó. "Ellos (los hombres de Bin Laden) les han dado drogas", aseguró Gadafi.
La rebelión popular controlaba el jueves una gran parte del este del país y marcaba puntos en el oeste, pero Gadafi, en el poder desde 1969, no da señales de dar el brazo a torcer ante las protestas ni ante las presiones internacionales para evitar un baño de sangre y una estampida migratoria.
Gadafi, que ostenta el único título de "Guía de la revolución", insistió en que su poder es simplemente "moral", tal como lo hizo el martes pasado al alegar que no podía renunciar a cargos que no tenía. En esa ocasión, ordenó aplastar la rebelión y se dijo decidido a "luchar hasta la muerte".
La sublevación tiene su bastión en la región de Cirenaica, a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo libio, desde la frontera con Egipto hasta Benghazi (1.000 km al este de Trípoli), pasando por Tobruk y Al Baida.
En Al Baida, los muros acribillados a balazos certificaban la violencia de los enfrentamientos entre los rebeldes y los "mercenarios" contratados por Gadafi.
Unos diez generales y coroneles desertaron y proclamaron su fidelidad a la revolución, bajo los aplausos de la multitud.
Según datos divulgados en París por la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), la represión del levantamiento que se inició el 15 de febrero había dejado hasta el miércoles 23 por la mañana 640 muertos.
El embajador de Francia para Derechos Humanos, Francois Zimeray, se refirió el jueves a balances no confirmados de más de mil muertos.
El presidente estadounidense, Barack Obama, juzgó "escandalosa" la represión y afirmó que los autores de las matanzas deberán responder por sus actos.
El embajador Zimeray afirmó que existen "elementos precisos y concordantes para una investigación por crímenes contra la Humanidad" contra el régimen libio.
Suiza ordenó por su parte el bloqueo inmediato de los haberes eventuales en ese país de Kadhafi y sus allegados.
El líder cubano Fidel Castro consideró que Estados Unidos y la OTAN bailan una "danza macabra de cinismo" alentando una "guerra civil" en Libia, en busca del control del petróleo.
La Comisión Europea expresó su preocupación por el riesgo de una catástrofe humanitaria y evaluaba las respuestas ante la estampida de decenas de miles de extranjeros que abandonan Libia por tierra, mar y aire, en difíciles condiciones.
La Unión Europea (UE) empezó a movilizar navíos militares para evacuar a los cerca de sus 6.000 ciudadanos que todavía permanecen en Libia.
La iglesia italiana pidió "la intervención de toda Europa para que ayude de forma eficaz a los países afectados en primera línea" por la posible ola de inmigrantes provenientes del país norafricano.
Las costas libias están a unos 300 km de Malta (justo al sur de Sicilia) y de la isla griega de Creta.
Desde el lunes, unos 30.000 tunecinos y egipcios regresaron por vía terrestre a sus países, informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La constructora brasileña Odebrecht comenzó a retirar a más de 3.000 trabajadores de Libia, de los cuales cerca de 200 brasileños.
Los precios del petróleo seguían subiendo como la espuma y las bolsas registraban caídas este jueves, debido al temor provocado en los mercados por la insurrección en Libia, país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y en otros países árabes.
El barril de Brent del mar del Norte para entrega en abril se acercó a los 120 dólares en el InterContinental Exchange (ICE) de Londres, un máximo desde septiembre de 2008, pero luego retrocedió y hacia las 17H00 GMT se cotizaba a 114,02 dólares.
La revuelta en Libia está inspirada en las que en las últimas semanas derrocaron a los regímenes autoritarios de Túnez y Egipto, en una inédita ola de protestas en los países árabes.
Según un diario libio, diez personas murieron y decenas resultaron heridas durante el asalto de las tropas a esa localidad que cuenta con la mayor refinería de petróleo del país.
"Ustedes en Zauiya han escogido a Bin Laden", acusó. "Ellos (los hombres de Bin Laden) les han dado drogas", aseguró Gadafi.
La rebelión popular controlaba el jueves una gran parte del este del país y marcaba puntos en el oeste, pero Gadafi, en el poder desde 1969, no da señales de dar el brazo a torcer ante las protestas ni ante las presiones internacionales para evitar un baño de sangre y una estampida migratoria.
Gadafi, que ostenta el único título de "Guía de la revolución", insistió en que su poder es simplemente "moral", tal como lo hizo el martes pasado al alegar que no podía renunciar a cargos que no tenía. En esa ocasión, ordenó aplastar la rebelión y se dijo decidido a "luchar hasta la muerte".
La sublevación tiene su bastión en la región de Cirenaica, a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo libio, desde la frontera con Egipto hasta Benghazi (1.000 km al este de Trípoli), pasando por Tobruk y Al Baida.
En Al Baida, los muros acribillados a balazos certificaban la violencia de los enfrentamientos entre los rebeldes y los "mercenarios" contratados por Gadafi.
Unos diez generales y coroneles desertaron y proclamaron su fidelidad a la revolución, bajo los aplausos de la multitud.
Según datos divulgados en París por la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), la represión del levantamiento que se inició el 15 de febrero había dejado hasta el miércoles 23 por la mañana 640 muertos.
El embajador de Francia para Derechos Humanos, Francois Zimeray, se refirió el jueves a balances no confirmados de más de mil muertos.
El presidente estadounidense, Barack Obama, juzgó "escandalosa" la represión y afirmó que los autores de las matanzas deberán responder por sus actos.
El embajador Zimeray afirmó que existen "elementos precisos y concordantes para una investigación por crímenes contra la Humanidad" contra el régimen libio.
Suiza ordenó por su parte el bloqueo inmediato de los haberes eventuales en ese país de Kadhafi y sus allegados.
El líder cubano Fidel Castro consideró que Estados Unidos y la OTAN bailan una "danza macabra de cinismo" alentando una "guerra civil" en Libia, en busca del control del petróleo.
La Comisión Europea expresó su preocupación por el riesgo de una catástrofe humanitaria y evaluaba las respuestas ante la estampida de decenas de miles de extranjeros que abandonan Libia por tierra, mar y aire, en difíciles condiciones.
La Unión Europea (UE) empezó a movilizar navíos militares para evacuar a los cerca de sus 6.000 ciudadanos que todavía permanecen en Libia.
La iglesia italiana pidió "la intervención de toda Europa para que ayude de forma eficaz a los países afectados en primera línea" por la posible ola de inmigrantes provenientes del país norafricano.
Las costas libias están a unos 300 km de Malta (justo al sur de Sicilia) y de la isla griega de Creta.
Desde el lunes, unos 30.000 tunecinos y egipcios regresaron por vía terrestre a sus países, informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La constructora brasileña Odebrecht comenzó a retirar a más de 3.000 trabajadores de Libia, de los cuales cerca de 200 brasileños.
Los precios del petróleo seguían subiendo como la espuma y las bolsas registraban caídas este jueves, debido al temor provocado en los mercados por la insurrección en Libia, país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y en otros países árabes.
El barril de Brent del mar del Norte para entrega en abril se acercó a los 120 dólares en el InterContinental Exchange (ICE) de Londres, un máximo desde septiembre de 2008, pero luego retrocedió y hacia las 17H00 GMT se cotizaba a 114,02 dólares.
La revuelta en Libia está inspirada en las que en las últimas semanas derrocaron a los regímenes autoritarios de Túnez y Egipto, en una inédita ola de protestas en los países árabes.