En entrevista con dpa, el director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), Jan Wörner, y el astronauta alemán Alexander Gerst, que será el primer europeo en comandar la ISS, destacan sin embargo su importancia para la cooperación internacional y en los vuelos espaciales tripulados.
dpa: ¿En qué se diferencian los enfoques de las distintas naciones hacia la navegación espacial?
Jan Wörner: En el mundo hay distintas posturas. Los estadounidenses lo consideran pionero y es motivo suficiente para ellos. Para nosotros en Europa eso no basta, nosotros damos más importancia a la ciencia. Para los chinos, a su vez, se trata de una cuestión de prestigio.
dpa: El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer sus intereses nacionales según el lema "America first" (Estados Unidos primero) ha provocado cambios a nivel internacional. ¿Hasta qué punto influye esto en los proyectos espaciales conjuntos?
Alexander Gerst: La cooperación a nivel de trabajo sigue funcionando de forma estupenda. La gente implicada se conoce desde hace años y han pasado por todas las etapas de esta cooperación. Se sabe que hay disonancias "allí arriba", pero justamente por eso existe la voluntad de mostrar que podemos cooperar.
Jan Wörner: Una gran diferencia a la navegación espacial de 1969 es que hoy hacemos todo a nivel internacional. Los efectos geopolíticos de la navegación espacial son fantásticos. Le doy un ejemplo: poco antes de la partida de Alex en 2014 estalló el conflicto por la península de Crimea (entre Ucrania y Rusia). Y pese a la crisis de Crimea, el ruso, el estadounidense y el europeo con pasaporte alemán se sentaron juntos en la pequeña cápsula de la Soyuz.
dpa: ¿Qué significa su designación como comandante en este contexto?
Alexander Gerst: Es realmente un gran cumplido que las naciones implicadas me hayan confiado la comandancia de la estación. Es algo que no hubiera sido posible antes, cuando la ESA comenzó como socio de las grandes agencias espaciales. Éramos el socio menor. Los astronautas podían volar en la lanzadera espacial pero, por favor, sin tocar mucho. Y ahora somos de verdad un socio a la misma altura.
Si no lo fuésemos, la NASA no nos hubiese brindado la confianza ni encargado que aportásemos una parte crítica de la nueva nave "Orion". La ESA está construyendo el módulo de servicio, que es el módulo de propulsión. Si no hiciésemos bien el trabajo, la nave no podría volar. El hecho de que la NASA hiciese el encargo muestra que la ESA se ha granjeado en las últimas décadas un respeto internacional enorme.
dpa: ¿Qué cosas son susceptibles de mejorar dentro de la ESA?
Jan Wörner: La diversidad. Pero no solo en cuanto a la participación de mujeres, sino en general, también en edad y origen geográfico.
Alexander Gerst: Es mucho más distendido trabajar en equipos mixtos. Esa ha sido mi experiencia en todos los ámbitos de la exploración. Me pasó en la Antártida y me pasó explorando volcanes. Cuanto más se vea reflejada una porción transversal de la población, mejor. También es de provecho tener a jóvenes y a más mayores porque cada uno aporta una perspectiva diferente, especialmente cuando se trata de resolver problemas. Como comandante puedo reunir las perspectivas de mi tripulación para poder tomar una decisión y saco provecho si hay distintas visiones.
Tenemos que dejarles claro a las chicas: Usteden sirven para las matemáticas, la ingeniería, la astronáutica igual que los varones. Hay que acabar con los viejos prejuicios. Las mujeres no tienen ni ventajas ni desventajas cuando se presentan para ser astronautas. Pero esto no es suficiente. Debemos inspirar más de modo de que se presenten más mujeres.
dpa: Hay gente que cree que gracias a la robótica en el futuro no se necesitará enviar astronautas al espacio, sino robots que abaratan los viajes. ¿Qué opinan?
Alexander Gerst: La robótica y la navegación espacial no compiten una con otra. Si el robot está en condiciones de hacer algo mejor esto no quiere decir que nos esté quitando el trabajo sino lo contrario. Esto nos satisface porque podemos delegar más trabajo y tenemos más capacidad para hacer cosas que nos hacen bien como seres humanos.
La estación espacial ISS es una especie perfecta de hombre-máquina en la que un 90 por ciento es robótica. Los cientos de experimentos se hacen mayormente con mando a distancia pero necesitamos la flexibilidad humana, la intuición para avanzar con algo cuando hay problemas. Lo uno no funciona sin lo otro. Los seres humanos no pueden explorar sin robots y la exploración sin seres humanos no tiene sentido.
Jan Wörner: El hombre no querrá dejar escapar la ocasión de poner un pie en Marte o en otro planeta. Porque es otra cosa estar ahí personalmente. Cuando Alex cuenta lo que ve o envía fotos la gente se entusiasma. Esto no sería igual si un robot mandase las fotos. A mí por lo menos me conmueve mucho más una imagen del espacio tomada por un astronauta. Y cuando estoy fascinado, inspirado, eso me puede motivar para hacer algo yo mismo. No tiene que ser en el ámbito de la navegación espacial ni siquiera en el campo de la técnica. Creo que siempre se subestima este valor social.
DATOS PERSONALES: Alexander Gerst (41) estudió geofísica en la Universidad de Karlsruhe y fue investigador de la Universidad de Hamburgo. Dijo que nunca pensó que sería astronauta. Se presentó en la ESA "por probar". Nacido en Künzelsau, en el suroeste de Alemania, este geofísico se impuso entre 8.400 candidatos. Fue el undécimo alemán en ir al espacio y será el primero en comandar la ISS.
Jan Wörner nació el 18 de julio de 1954 en Kassel, en Alemania central. Desde julio de 2015 se desempeña en París como director general de la ESA. Anteriormente integró la junta directiva del Centro Alemán de Navegación Aérea y Espacial (DLR). Estudió ingeniería civil en Berlín y Darmstadt. También investigó sobre terremotos en Japón.
dpa: ¿En qué se diferencian los enfoques de las distintas naciones hacia la navegación espacial?
Jan Wörner: En el mundo hay distintas posturas. Los estadounidenses lo consideran pionero y es motivo suficiente para ellos. Para nosotros en Europa eso no basta, nosotros damos más importancia a la ciencia. Para los chinos, a su vez, se trata de una cuestión de prestigio.
dpa: El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer sus intereses nacionales según el lema "America first" (Estados Unidos primero) ha provocado cambios a nivel internacional. ¿Hasta qué punto influye esto en los proyectos espaciales conjuntos?
Alexander Gerst: La cooperación a nivel de trabajo sigue funcionando de forma estupenda. La gente implicada se conoce desde hace años y han pasado por todas las etapas de esta cooperación. Se sabe que hay disonancias "allí arriba", pero justamente por eso existe la voluntad de mostrar que podemos cooperar.
Jan Wörner: Una gran diferencia a la navegación espacial de 1969 es que hoy hacemos todo a nivel internacional. Los efectos geopolíticos de la navegación espacial son fantásticos. Le doy un ejemplo: poco antes de la partida de Alex en 2014 estalló el conflicto por la península de Crimea (entre Ucrania y Rusia). Y pese a la crisis de Crimea, el ruso, el estadounidense y el europeo con pasaporte alemán se sentaron juntos en la pequeña cápsula de la Soyuz.
dpa: ¿Qué significa su designación como comandante en este contexto?
Alexander Gerst: Es realmente un gran cumplido que las naciones implicadas me hayan confiado la comandancia de la estación. Es algo que no hubiera sido posible antes, cuando la ESA comenzó como socio de las grandes agencias espaciales. Éramos el socio menor. Los astronautas podían volar en la lanzadera espacial pero, por favor, sin tocar mucho. Y ahora somos de verdad un socio a la misma altura.
Si no lo fuésemos, la NASA no nos hubiese brindado la confianza ni encargado que aportásemos una parte crítica de la nueva nave "Orion". La ESA está construyendo el módulo de servicio, que es el módulo de propulsión. Si no hiciésemos bien el trabajo, la nave no podría volar. El hecho de que la NASA hiciese el encargo muestra que la ESA se ha granjeado en las últimas décadas un respeto internacional enorme.
dpa: ¿Qué cosas son susceptibles de mejorar dentro de la ESA?
Jan Wörner: La diversidad. Pero no solo en cuanto a la participación de mujeres, sino en general, también en edad y origen geográfico.
Alexander Gerst: Es mucho más distendido trabajar en equipos mixtos. Esa ha sido mi experiencia en todos los ámbitos de la exploración. Me pasó en la Antártida y me pasó explorando volcanes. Cuanto más se vea reflejada una porción transversal de la población, mejor. También es de provecho tener a jóvenes y a más mayores porque cada uno aporta una perspectiva diferente, especialmente cuando se trata de resolver problemas. Como comandante puedo reunir las perspectivas de mi tripulación para poder tomar una decisión y saco provecho si hay distintas visiones.
Tenemos que dejarles claro a las chicas: Usteden sirven para las matemáticas, la ingeniería, la astronáutica igual que los varones. Hay que acabar con los viejos prejuicios. Las mujeres no tienen ni ventajas ni desventajas cuando se presentan para ser astronautas. Pero esto no es suficiente. Debemos inspirar más de modo de que se presenten más mujeres.
dpa: Hay gente que cree que gracias a la robótica en el futuro no se necesitará enviar astronautas al espacio, sino robots que abaratan los viajes. ¿Qué opinan?
Alexander Gerst: La robótica y la navegación espacial no compiten una con otra. Si el robot está en condiciones de hacer algo mejor esto no quiere decir que nos esté quitando el trabajo sino lo contrario. Esto nos satisface porque podemos delegar más trabajo y tenemos más capacidad para hacer cosas que nos hacen bien como seres humanos.
La estación espacial ISS es una especie perfecta de hombre-máquina en la que un 90 por ciento es robótica. Los cientos de experimentos se hacen mayormente con mando a distancia pero necesitamos la flexibilidad humana, la intuición para avanzar con algo cuando hay problemas. Lo uno no funciona sin lo otro. Los seres humanos no pueden explorar sin robots y la exploración sin seres humanos no tiene sentido.
Jan Wörner: El hombre no querrá dejar escapar la ocasión de poner un pie en Marte o en otro planeta. Porque es otra cosa estar ahí personalmente. Cuando Alex cuenta lo que ve o envía fotos la gente se entusiasma. Esto no sería igual si un robot mandase las fotos. A mí por lo menos me conmueve mucho más una imagen del espacio tomada por un astronauta. Y cuando estoy fascinado, inspirado, eso me puede motivar para hacer algo yo mismo. No tiene que ser en el ámbito de la navegación espacial ni siquiera en el campo de la técnica. Creo que siempre se subestima este valor social.
DATOS PERSONALES: Alexander Gerst (41) estudió geofísica en la Universidad de Karlsruhe y fue investigador de la Universidad de Hamburgo. Dijo que nunca pensó que sería astronauta. Se presentó en la ESA "por probar". Nacido en Künzelsau, en el suroeste de Alemania, este geofísico se impuso entre 8.400 candidatos. Fue el undécimo alemán en ir al espacio y será el primero en comandar la ISS.
Jan Wörner nació el 18 de julio de 1954 en Kassel, en Alemania central. Desde julio de 2015 se desempeña en París como director general de la ESA. Anteriormente integró la junta directiva del Centro Alemán de Navegación Aérea y Espacial (DLR). Estudió ingeniería civil en Berlín y Darmstadt. También investigó sobre terremotos en Japón.