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Dirigentes del ELN y de las FARC
El alto el fuego y de hostilidades es considerado histórico, pues es la primera vez que el Gobierno y ese grupo guerrillero pactan un acuerdo de esas características en 53 años de confrontación armada.
La nueva ronda de conversaciones contará paralelamente con la presencia de los principales jefes de la ex guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que viajaron a la capital ecuatoriana para reunirse con la delegación negociadora del ELN (Ejército de Liberación Nacional).
Las FARC y el ELN integraron en los años 80 junto con otros grupos armados la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), pero después se distanciaron e incluso protagonizaron enfrentamientos armados por el control de regiones.
El ELN rehusó adherirse al proceso de paz que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC efectuaron en Cuba entre 2012 y 2016, y prefirió afrontar por separado las negociaciones, que empezaron el pasado 7 de febrero.
El Gobierno ha autorizado varios encuentros entre los jefes de las FARC y del ELN con el objetivo de que los primeros informen detalles del acuerdo de paz y faciliten la negociación con el que ahora es el único grupo guerrillero que queda en Colombia.
El acuerdo de alto el fuego y de hostilidades, que puede ser prorrogado más allá del 9 de enero, sorprendió al país porque fue pactado en los primeros meses del proceso de paz, pues en el caso de las FARC fue definido en la parte final de las negociaciones.
Además, la tregua empezó en medio de grandes tensiones derivadas de una ofensiva del ELN en septiembre contra la infraestructura petrolera, que causó la contaminación de ríos y quebradas por el derrame de petróleo a consecuencia de atentados con explosivos contra un oleoducto.
Cuatro días después del inicio de la tregua, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la creación de una misión de observación y verificación del alto el fuego bilateral.
Dicha misión está formada por unos 70 observadores internacionales que se suman a un número mayor de delegados de la ONU que verifican el proceso de desmovilización de las FARC, que está en plena marcha.
Las FARC firmaron el acuerdo de paz en noviembre de 2016, tras lo cual sus cerca de 8.000 miembros se concentraron en campamentos donde en agosto terminaron el proceso de entrega de armas a la ONU, que las inhabilitó para elaborar con ellas unos monumentos a la paz.
En una visita que realizó el jueves pasado a Quito, la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, María Ángela Holguín, agradeció de nuevo al Gobierno de Ecuador por haber ofrecido el país como sede de las negociaciones con el ELN.
"Ecuador ha sido fundamental para muchos de los avances y les agradecemos por ese gran esfuerzo que Ecuador está haciendo por la paz en Colombia", señaló Holguín tras una reunión con su par ecuatoriana, María Fernanda Espinosa, quien reiteró el interés de su país por hacer aportes a la paz en Colombia.
"Ecuador una vez más reitera su total disposición a hospedar este diálogo y acompañar en lo que sea necesario, para lograr una paz definitiva, duradera y completa en Colombia (...) La paz para Colombia es la paz para América Latina y es de beneficio enorme para la construcción de la región como una zona de paz", dijo Espinosa.
El cuarto ciclo de negociaciones se realizará en el mismo escenario de las anteriores rondas, en una hacienda rural cercana a Quito que pertenece a la comunidad religiosa de los jesuitas.
La nueva ronda de conversaciones contará paralelamente con la presencia de los principales jefes de la ex guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que viajaron a la capital ecuatoriana para reunirse con la delegación negociadora del ELN (Ejército de Liberación Nacional).
Las FARC y el ELN integraron en los años 80 junto con otros grupos armados la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), pero después se distanciaron e incluso protagonizaron enfrentamientos armados por el control de regiones.
El ELN rehusó adherirse al proceso de paz que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC efectuaron en Cuba entre 2012 y 2016, y prefirió afrontar por separado las negociaciones, que empezaron el pasado 7 de febrero.
El Gobierno ha autorizado varios encuentros entre los jefes de las FARC y del ELN con el objetivo de que los primeros informen detalles del acuerdo de paz y faciliten la negociación con el que ahora es el único grupo guerrillero que queda en Colombia.
El acuerdo de alto el fuego y de hostilidades, que puede ser prorrogado más allá del 9 de enero, sorprendió al país porque fue pactado en los primeros meses del proceso de paz, pues en el caso de las FARC fue definido en la parte final de las negociaciones.
Además, la tregua empezó en medio de grandes tensiones derivadas de una ofensiva del ELN en septiembre contra la infraestructura petrolera, que causó la contaminación de ríos y quebradas por el derrame de petróleo a consecuencia de atentados con explosivos contra un oleoducto.
Cuatro días después del inicio de la tregua, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la creación de una misión de observación y verificación del alto el fuego bilateral.
Dicha misión está formada por unos 70 observadores internacionales que se suman a un número mayor de delegados de la ONU que verifican el proceso de desmovilización de las FARC, que está en plena marcha.
Las FARC firmaron el acuerdo de paz en noviembre de 2016, tras lo cual sus cerca de 8.000 miembros se concentraron en campamentos donde en agosto terminaron el proceso de entrega de armas a la ONU, que las inhabilitó para elaborar con ellas unos monumentos a la paz.
En una visita que realizó el jueves pasado a Quito, la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, María Ángela Holguín, agradeció de nuevo al Gobierno de Ecuador por haber ofrecido el país como sede de las negociaciones con el ELN.
"Ecuador ha sido fundamental para muchos de los avances y les agradecemos por ese gran esfuerzo que Ecuador está haciendo por la paz en Colombia", señaló Holguín tras una reunión con su par ecuatoriana, María Fernanda Espinosa, quien reiteró el interés de su país por hacer aportes a la paz en Colombia.
"Ecuador una vez más reitera su total disposición a hospedar este diálogo y acompañar en lo que sea necesario, para lograr una paz definitiva, duradera y completa en Colombia (...) La paz para Colombia es la paz para América Latina y es de beneficio enorme para la construcción de la región como una zona de paz", dijo Espinosa.
El cuarto ciclo de negociaciones se realizará en el mismo escenario de las anteriores rondas, en una hacienda rural cercana a Quito que pertenece a la comunidad religiosa de los jesuitas.
