"No escatimaremos esfuerzos para retomar relaciones comerciales normales con Amazon, que ha sido un buen socio durante años, pero bajo términos que reconozcan, de forma apropiada y en los años futuros, el papel único del autor en la creación de libros, y el papel del editor en su edición, su comercialización y su distribución, aunque reconociendo la importancia de Amazon como distribuidor e innovador", indicó el grupo en un comunicado enviado por correo a la AFP.
"Una vez que alcancemos este tipo de acuerdo, estaremos encantados de discutir con Amazon sus ideas para indemnizar a los autores por los daños ocasionados (...) y de compartir cualquier pago que considere apropiado", añadió Hachette Book Group, filial estadounidense de la editorial Lagardère.
El grupo editorial respondió así a una propuesta lanzada el martes por Amazon a Hachette sobre la posible creación de un fondo de indemnización para los autores perjudicados durante las negociaciones comerciales, que ambas compañías financiarían a medias.
El tono ha ido subiendo en las últimas semanas entre Amazon y varias editoriales, empezando por Hachette, molestas por recibir presiones del gigante estadounidense en línea en plena renegociación de los acuerdos comerciales, lo que generó retrasos en la entrega de libros y cancelaciones de reservas de títulos.
- Estrategias y defensas -
El caso de Hachette ilustra las presiones del gigante electrónico. Amazon ha impedido encargar libros editados por Hachette en formato papel, entre los cuales la próxima novela de Robert Galbraith, seudónimo tras el que se escuda J.K. Rowling, la autora de la popular saga "Harry Potter".
Según la editorial francesa, Amazon mantiene también sus inventarios en niveles mínimos y repone lentamente algunos libros, lo que causaría retrasos en la disponibilidad de entre dos y cuatro semanas.
La extensión de los plazos de entrega afecta principalmente a las publicaciones antiguas y a un pequeño número de novedades, asegura Hachette.
"Las perturbaciones afectan a un pequeño número de demandas. Si usted quiere pedir 1.000 productos de Amazon, 989 no estarán afectados. Si usted quiere conseguir rápidamente uno de los títulos afectados, nosotros (...) animamos a comprar una nueva versión o una versión antigua de uno de nuestros vendedores intermediarios o en uno de nuestros competidores", respondió el martes Amazon, que tiene una posición preponderante en el mercado de la distribución de libros.
Amazon salió por primera vez de su silencio la noche del martes, con un mensaje publicado en su sitio en internet que no era "nada optimista sobre el asunto de las negociaciones en un futuro próximo".
Además de hablar del fondo de indemnización, el grupo de internet se defendió apelando a reglas comerciales básicas: "Los proveedores deciden los términos según los cuales quieren vender a un distribuidor. Por reciprocidad, un distribuidor tiene derecho a determinar si las condiciones de la oferta son aceptables y de almacenar los productos conforme a este acuerdo".
"Al impedir a sus clientes tener acceso a los libros de estos autores, Amazon demuestra que considera que los libros son como cualquier otro bien de consumo. No es el caso", argumentó Hachette.