Inquietud en provincia kurda iraquí por retirada de tropas estadounidenses


KIRKUK, Marwan Ibrahim, (AFP) - La tensión étnica entre kurdos y árabes y la persistente violencia en Kirkuk inquietan a los responsables de esta provincia iraquí, algunos de los cuales desean que las tropas norteamericanas permanezcan más allá de la fecha prevista para su retirada, a fines de 2011.



Inquietud en provincia kurda iraquí por retirada de tropas estadounidenses
En esta región rica en petróleo a 240 km al norte de Bagdad, la inseguridad se manifiesta en atentados, asesinatos por encargo, secuestros e incluso enfrentamientos entre militares iraquíes y fuerzas de seguridad kurdas, como aquel que dejó dos muertos y cuatro heridos el 25 de abril.
Como en la mayoría de los "territorios disputados" entre Bagdad y la región autónoma de Kurdistán (norte), la lucha contra los grupos armados en Kirkuk se complica por las reivindicaciones del gobierno central y de las autoridades kurdas sobre esta zona estratégica.
"Al Qaida trata de desestabilizar la situación en Kirkuk enfrentando a sus diferentes componentes étnicos y atizando el sentimiento religioso", afirmó a la AFP el jefe adjunto de la policía provincial, general Turhan Abdelrahman.
"A pesar de sus divergencias, los dirigentes políticos locales están de acuerdo sobre la necesidad de mantener las fuerzas estadounidenses en Kirkuk para ayudar a solucionar los problemas pendientes", aseguró.
Un alto responsable de las fuerzas de seguridad locales que pidió mantener el anonimato afirmó incluso que la retirada estadounidense prevista para fines de 2011, más de ocho años después de la invasión, constituye una "amenaza mortal" para Kirkuk.
El ejército estadounidense cuenta aún con 45.000 hombres en Irak, de los cuales unos 300 participan en Kirkuk en la fuerza combinada de seguridad (FCS), un dispositivo tripartito que incluye tropas kurdas y árabes.
Interrogado por la AFP, un portavoz del ejército norteamericano reafirmó que toda prolongación de la presencia estadounidense en Irak - por lo tanto en Kirkuk - implicaría una demanda en ese sentido del gobierno iraquí.
En el gobierno existen varias corrientes hostiles a esta presencia que presentan como una forma de ocupación y en consecuencia ningún dirigente iraquí se atrevería a pedir a los estadounidenses que permanecieran en el país.
La disputa entre Bagdad y Kurdistán tiene su origen en la arabización a comienzo de los años 1990 de esos territorios por el entonces presidente Sadam Husein, que obligó a 120.000 kurdos a huir hacia el norte, según la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
Los peshmergas o combatientes kurdos aprovecharon la invasión estadounidense de 2003 para avanzar hacia el sur y el oeste, reivindicando el carácter kurdo de Kirkuk, y de zonas en las provincias de Salahedín, Diyala (centro) y Nínive (norte).
Desde entonces, los dos campos se acusan de querer modificar el equilibrio demográfico para controlar las riquezas de esas regiones.
En Kirkuk, la situación sigue siendo "frágil", según el jefe del consejo provincial, Hasam Toran, un turcomano que considera los efectivos de su policía "insuficientes".
Una fuente allegada a las fuerzas de seguridad, afirmó que la policía provincial cuenta con 11.300 funcionarios, pero necesitaría 3.500 más.
Los atentados son casi cotidianos en la provincia. El jueves, dos guardaespaldas perecieron en la explosión de una bomba contra un responsable de las fuerzas de seguridad kurdas de Tuz Jormatu.
En este contexto, la retirada de los estadounidenses constituirá "un gran desafío", según el arzobispo caldeo de Kirkuk, Louis Sako. "Van a dejar un gran vacío que habrá que llenar con concordia y reconciliación".
Sábado, 7 de Mayo 2011
AFP (Agencia France-Presse)
           


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