"Hablamos entre nosotros y con nuestros socios del 5+1 [China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania] de un abanico de opciones. Una prórroga es una de estas opciones", declaró un alto responsable del departamento de Estado norteamericano en la capital austriaca.
Ya por la mañana, una fuente iraní había indicado que Teherán estaba considerando prolongar durante "seis meses o un año" el acuerdo temporal alcanzado en Ginebra en noviembre de 2013.
El pacto, que expira en principio el lunes a medianoche, ha permitido relanzar la negociación tras 12 años de tensiones internacionales. Prolongado una primera vez en julio, el acuerdo de Ginebra prevé la congelación de una parte de las actividades nucleares de Irán a cambio de un retiro parcial de las sanciones económicas impuestas al régimen.
Prorrogarlo sería un "mal menor" según la fuente iraní, ya que "hay que evitar absolutamente un clima de confrontación con una escalada de cualquiera de las partes".
Pese a ello, "por el momento, todas las negociaciones están dedicadas a la búsqueda de una solución antes de la fecha límite" del lunes por la noche, declaró esta fuente, en medio de un ambiente frenético de incesantes negociaciones.
En esa línea, el ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, aseguró que las partes están dispuestas "a hacer un último esfuerzo" para tratar de llegar al histórico pacto.
La comunidad internacional quiere que Irán reduzca sus capacidades nucleares, para que quede excluido cualquier uso de índole militar.
Teherán, que asegura que su programa es pacífico, reivindica por su parte su derecho a tener un sector nuclear civil integral, y pide el fin inmediato de las sanciones económicas que golpean al país.
- Negociaciones frenéticas-
"Estamos haciendo lo máximo posible para llegar a un acuerdo, pero es necesario que sea un acuerdo positivo y que permita trabajar por la paz", afirmó el ministro de Relaciones Exteriores francés Laurent Fabius, que llegó a Viena al igual que sus homólogos británico y alemán, Philip Hammond y Frank-Walter Steinmeier, para estar en la recta final de las negociaciones.
Los jefes de la diplomacia estadounidense e iraní, John Kerry y Mohamad Javad Zarif, se reunieron el domingo por la tarde, por sexta vez desde el jueves por la noche.
Kerry se entrevistó a continuación con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, llegado el domingo a la capital austriaca para tratar de desbloquear las discusiones.
El secretario de Estado norteamericano también informó del desarrollo de las negociaciones a su homólogo saudita, el príncipe Saud al Faysal, en una entrevista celebrada en el aeropuerto de Viena, anunció un diplomático estadounidense. Arabia Saudita es el principal rival regional de Irán.
Tras cinco días de intensas negociaciones en Viena, la posibilidad de un acuerdo completo se hace cada vez más improbable.
Kelsey Davenport, analista consultada por la AFP, consideró que no hay "ninguna posibilidad" de prolongar varios meses la negociación.
Según esta experta en no proliferación nuclear de la Arms Control Association, es más realista hablar de "una corta prolongación para afinar los detalles de un acuerdo", en caso de que no se produzcan avances suficientes antes del lunes por la noche.
Según distintas fuentes, dos temas siguen bloqueando el acuerdo: la capacidad de enriquecimiento de uranio de Teherán -que, según temen Israel y los occidentales, puede conducir a la bomba atómica— y el ritmo de levantamiento de sanciones occidentales contra Irán.
"Tarde o temprano, Irán y el 5+1 firmarán un acuerdo", afirmó por su lado Alí Akbar Salehi, jefe del programa nuclear iraní y exministro de Exteriores, en una entrevista el sábado a la cadena de televisión libanesa Al Manar.
Pero un fracaso, o un aplazamiento de las negociaciones en Viena, pondría en una situación difícil a ambos campos, el occidental y el iraní.
En el caso del presidente estadounidense, Barack Obama, porque a partir de enero los republicanos controlarán el Congreso estadounidense por lo que dejará de tener vía libre para negociar; en el caso del presidente iraní, Hasan Rohani, porque un fracaso en la negociación nuclear fragilizaría su posición y su credibilidad.