Enda Kenny, líder del Fine Gael.
El Fine Gael (centro) obtendría 36,1% de los votos en los comicios del viernes, según la encuesta difundida por la radiotelevisión pública RTE.
Este sería su mejor resultado desde 1982, a pesar de que no alcanzó el 40% que le auguraban los sondeos preelectorales más optimistas.
El partido no debería alcanzar por tanto la mayoría absoluta, según la RTE, que no da proyecciones de escaños. Los resultados oficiales empezarán a conocerse a última hora de la tarde del sábado.
Sin embargo, según Michael Marsh, politólogo del Trinity College de Dublín, el Fine Gael obtendría "al menos" 72 diputados, contra 51 en la cámara saliente, lejos aún de la mayoría absoluta de 84 escaños entre un total de 166.
El partido liderado por Enda Kenny, de 59 años, estará por tanto obligado a tejer alianzas con los independientes o con el Partido Laborista, con el que ya gobernó en el pasado. Esta formación de izquierdas obtendría el 20,5% de los votos, según RTE, lo que equivaldría a "al menos" 38 diputados, contra 20 actualmente, de acuerdo a las estimaciones de Michael Marsh en RTE.
El sondeo a pie de urna confirma el hundimiento del Fianna Fáil, el partido del primer ministro saliente Brian Cowen, que se tendría que conformar con un 15,1% de los sufragios, menos todavía de lo que preveían las encuestas preelectorales y su peor resultado en 24 años.
El Fianna Fail, que tradicionalmente domina la política irlandesa, perdería también más de dos tercios de sus diputados y sólo salvaría una veintena de sus 73 escaños.
"Parece bastante nefasto", reconoció Noel Dempsey, ex miembro del gobierno Fianna Fáil. "Obtener una veintena de diputados ya no estaría mal", dijo.
Tras 14 años en el poder, el partido fue sancionado por su apoyo al plan de rescate firmado en noviembre pasado con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El primer ministro aceptó este rescate a regañadientes, obligado por un déficit público que alcanzó el 32% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2010. Pero el recurso a la ayuda exterior hirió el orgullo nacional en el otrora "Tigre Celta".
Las elecciones del viernes tuvieron por tanto aires de referéndum sobre el plan de rescate de un valor de 85.000 millones de euros (115.000 millones de dólares).
Enda Kenny, que tiene asegurado el cargo de primer ministro, prometió durante la campaña una renegociación de las cláusulas más polémicas y, en particular, de la tasa de interés que considera "punitiva".
El voto de castigo también benefició al partido nacionalista Sinn Féin, que con 10,1% lograría el mejor resultado de su historia. Eso debería traducirse en unos "10 u 11" escaños, comparado con los cinco actuales, calculó Marsh.
Además de sancionar a su gobierno, los irlandeses también desautorizaron a los partidos establecidos, y los independientes representarán conjuntamente más del 15% de los sufragios, según RTE.
"Al nuevo gobierno le espera una tarea titánica", advirtió este sábado el diario Irish Sun y agregó: "Deberá reconstruir la economía hundida por el Fianna Fáil. Las responsabilidades que Enda Kenny tiene sobre los hombros son enormes".
Este sería su mejor resultado desde 1982, a pesar de que no alcanzó el 40% que le auguraban los sondeos preelectorales más optimistas.
El partido no debería alcanzar por tanto la mayoría absoluta, según la RTE, que no da proyecciones de escaños. Los resultados oficiales empezarán a conocerse a última hora de la tarde del sábado.
Sin embargo, según Michael Marsh, politólogo del Trinity College de Dublín, el Fine Gael obtendría "al menos" 72 diputados, contra 51 en la cámara saliente, lejos aún de la mayoría absoluta de 84 escaños entre un total de 166.
El partido liderado por Enda Kenny, de 59 años, estará por tanto obligado a tejer alianzas con los independientes o con el Partido Laborista, con el que ya gobernó en el pasado. Esta formación de izquierdas obtendría el 20,5% de los votos, según RTE, lo que equivaldría a "al menos" 38 diputados, contra 20 actualmente, de acuerdo a las estimaciones de Michael Marsh en RTE.
El sondeo a pie de urna confirma el hundimiento del Fianna Fáil, el partido del primer ministro saliente Brian Cowen, que se tendría que conformar con un 15,1% de los sufragios, menos todavía de lo que preveían las encuestas preelectorales y su peor resultado en 24 años.
El Fianna Fail, que tradicionalmente domina la política irlandesa, perdería también más de dos tercios de sus diputados y sólo salvaría una veintena de sus 73 escaños.
"Parece bastante nefasto", reconoció Noel Dempsey, ex miembro del gobierno Fianna Fáil. "Obtener una veintena de diputados ya no estaría mal", dijo.
Tras 14 años en el poder, el partido fue sancionado por su apoyo al plan de rescate firmado en noviembre pasado con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El primer ministro aceptó este rescate a regañadientes, obligado por un déficit público que alcanzó el 32% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2010. Pero el recurso a la ayuda exterior hirió el orgullo nacional en el otrora "Tigre Celta".
Las elecciones del viernes tuvieron por tanto aires de referéndum sobre el plan de rescate de un valor de 85.000 millones de euros (115.000 millones de dólares).
Enda Kenny, que tiene asegurado el cargo de primer ministro, prometió durante la campaña una renegociación de las cláusulas más polémicas y, en particular, de la tasa de interés que considera "punitiva".
El voto de castigo también benefició al partido nacionalista Sinn Féin, que con 10,1% lograría el mejor resultado de su historia. Eso debería traducirse en unos "10 u 11" escaños, comparado con los cinco actuales, calculó Marsh.
Además de sancionar a su gobierno, los irlandeses también desautorizaron a los partidos establecidos, y los independientes representarán conjuntamente más del 15% de los sufragios, según RTE.
"Al nuevo gobierno le espera una tarea titánica", advirtió este sábado el diario Irish Sun y agregó: "Deberá reconstruir la economía hundida por el Fianna Fáil. Las responsabilidades que Enda Kenny tiene sobre los hombros son enormes".