Rivlin se impuso en segunda vuelta con 63 votos al centrista Meir Sheetrit, del partido HaTnuha, quien recibió el apoyo de 53 de los 120 diputados de la Knesset, anunció el presidente del parlamento, Yuli Edelstein.
Los otros tres aspirantes a la presidencia -el premio Nobel de Química Dan Shechtman, la expresidenta del parlamento Dalia Itzik y la exjuez del Tribunal Supremo Dalia Dornerm- quedaron eliminados en la primera votación.
"Pienso que los diputados escucharon el sentimiento del pueblo", declaró el presidente electo a la televisión en referencia a los sondeos que desde hace semanas le daban como vencedor.
Un sexto candidato inicial, el laborista Binyamin Ben Eliezer, tuvo que retirarse acusado de corrupción antes de la votación.
Rivlin, quien forma parte del ala más derechista del Likud, nunca ocultó su rechazo a la creación de un futuro Estado palestino y su apoyo a la política de creación de colonias en los territorios palestinos ocupados.
"Rivlin no será el presidente del Estado de Israel, sino del 'Gran Israel'. Aprovechará el cargo presidencial para hacer avanzar la colonización en Cisjordania, que él alaba", lamentaba recientemente un editorialista del diario de izquierdas Haaretz.
Este abogado de profesión, de 74 años, también es famoso por su defensa de la democracia y de los derechos civiles, que le han valido el respeto de la izquierda.
Su acercamiento a los árabes israelíes, descendientes de los 160.000 palestinos que continuaron en su tierra tras la creación del Estado de Israel en 1948, se ha convertido en su marca política personal.
El futuro presidente de Israel, conocido por su carácter afable y por su extravagante sentido del humor, comenzó su carrera política en 1988 como diputado del Likud en la Knesset, institución que presidió de 2003 a 2006 y de nuevo de 2009 a 2013.
- Cambio de rumbo -
Pese a sus diferencias públicas, Rivlin recibió finalmente el apoyo del primer ministro y compañero de partido, Benjamin Netanyahu, quien había intentado convencer al premio Nobel de la Paz y superviviente del Holocausto Elie Wiesel para que se presentara contra él.
La función de presidente es ante todo protocolaria en Israel, ya que el poder ejecutivo está en manos del jefe de gobierno.
A pesar de ello, Shimon Peres, de 90 años, supo utilizar sus siete años de mandato para promover un mensaje a favor de la paz y en ocasiones rompió su neutralidad institucional, hasta el punto de ser visto como el único opositor de Netanyahu.
"La elección del décimo presidente israelí anuncia un cambio de rumbo en la presidencia, que pasará de la política internacional a los asuntos internos", predijo antes de la votación el diario de izquierda Haaretz.
Peres, quien abandonará la presidencia del país a finales de julio, expresó en todo momento su opinión en cuestiones sensibles como el proceso de paz con los palestinos, las relaciones estratégicas con su aliado estadounidense o el programa nuclear iraní.
En esta línea, el premio Nobel de la Paz en 1994 acusó públicamente el mes pasado a Netanyahu de haber hecho fracasar en 2011 el cierre de un acuerdo de paz negociado en secreto con los palestinos.
"Tenemos que asumir que el próximo presidente no será como Peres. La presidencia volverá a su función natural, de representación y protocolaria", había estimado el famoso editorialista Nahum Barnea.