Centenares de personas, entre ellas decenas de soldados con boina violeta de la brigada Givati, asistieron con los allegados al entierro del capitán Yochai Kalangel, de 25 años, en el cementerio militar del monte Herzl, en Jerusalén.
El capitán Kalangel, promovido al rango de comandante a título póstumo, perdió la vida el miércoles, junto con un camarada, en la explosión de misiles anticarro disparados contra un convoy de la brigada Givati cerca de Ghajar, en el sector ocupado de las granjas de Shebaa, en la triple frontera de Israel, Siria y Líbano. Otros siete soldados fueron heridos.
El sargento Dor Chaim Nini, 20 años, promovido a sargento jefe, iba a ser inhumado en la tarde en Shtulim, cerca de Ashdod.
Dor Chaim Nini llegó la víspera al norte y le había dicho a su novia el miércoles por la mañana: "No te preocupes, regreso tarde esta noche", según los allegados citados en la prensa.
Él y sus camaradas se vieron alcanzados por el fuego de al menos cinco misiles anticarro, según la prensa israelí.
La calma volvió el jueves a la frontera que sigue en estado de alerta. De lado israelí, los agricultores se ocupaban de sus manzanos cerca de la línea fronteriza, constató un fotógrafo de la AFP.
El ejército mantenía los cañones en sus posiciones, pero su presencia era menos visible que la víspera. Las escuelas abrieron, así como la estación de esquí del monte Hermon.
- Calma -
De lado libanés, la situación parecía también tranquila, según algunos periodistas. La Agencia Nacional de Información informó de la existencia de vuelos de drones israelíes en el espacio aéreo del sur de Líbano y de la región de la Bekaa (este).
No obstante, el ejército israelí considera estos acontecimientos como los más graves desde 2006 y la guerra devastadora entre Israel y el Hezbolá chiita libanés. "Los que están detrás de estos ataques pagarán por ello", prometió el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
En un comunicado reivindicando el ataque, el Hezbolá da a entender que lo hizo en represalia al del pasado 18 de enero en los altos del Golán, atribuido a Israel.
En aquel ataque, cuya responsabilidad Israel nunca ha asumido ni desmentido, murieron al menos seis miembros del Hezbolá.
Los analistas consideran que las dos partes podrían tratar de evitar una escalada.
En un hecho bastante raro, el ministro israelí de Defensa Moshe Yaalon dijo a la radio pública que el Hezbolá, según él, envió a Israel un mensaje por intermedio de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) y "según el cual, desde su punto de vista, el incidente está terminado".
- 'Cada cual conoce sus reglas' -
"Los riesgos (de escalada) son mínimos, por no decir inexistentes", dijo a la AFP Yaakov Amidror, antiguo consejero de seguridad nacional con Netanyahu.
"A ninguna de las dos partes le interesa una operación mayor". Para el Hezbolá en particular, es "más urgente", según él, proseguir el combate con el ejército del presidente Bashar al Asad en Siria para preservar su "patio" sirio. "Todo lo que viene de Irán pasa por Siria", empezando sin duda por los misiles utilizados el miércoles, dice.
Los aliados iraníes del Hezbolá "están ocupados en las negociaciones nucleares con las grandes potencias y saben que una guerra del Hezbolá con Israel podría influir en las posiciones estadounidenses", dice Boaz Ganor, director del Instituto para el Contraterrorismo de Herziliya.
A Israel tampoco le interesa una confrontación generalizada unas semanas antes de las elecciones legislativas anticipadas, por "los daños enormes que causaría: el Hezbolá dispone de 100.000 cohetes", muchos más de los que tenía Hamas antes de la guerra del 2014.
Con las granjas de Shebaa, el Hezbolá eligió deliberadamente un lugar "no muy comprometedor", dice Waddah Charara, profesor de sociología en la universidad libanesa que habla de "terreno de confrontación en el que cada uno conoce las reglas".