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Política
Manifestantes en Tel Aviv.
En Tel Aviv, epicentro de la contestación, más de 30.000 manifestantes marcharon por el centro de la ciudad enarbolando banderas rojas e israelíes.
En Jerusalén, miles de manifestantes -5.000, según los organizadores- marcharon hasta la residencia del primer ministro Benjamin Netanyahu con pancartas en las que podía leerse: "toda una generación quiere un futuro".
El movimiento de protesta, que comenzó hace un mes y en un principio estuvo dirigido contra la inflación de los precios de los alquileres, se amplió contra la agravación de las desigualdades sociales y la degradación de los servicios públicos, en particular la salud y la educación.
Los manifestantes reclaman un retorno al "Estado del bienestar" como era el caso en los primeros años del Estado hebreo.
Una de las consignas más corrientes es "el pueblo quiere justicia social y no caridad".
Los manifestantes acusan al poder de estar al servicio de los magnates de la finanza y protestan contra la fuerza de los monopolios y los carteles en Israel.
Por primera vez desde que el movimiento fue iniciado hace un mes, la minoría árabe que sufre de importantes discriminaciones se asoció a él, en manifestaciones en Nazareth, al norte de Israel y en la localidad de Baka Al Garbyeh, al norte de Tel Aviv.
La contestación proviene en primer término de las clases medias, aplastadas por el aumento constante del costo de la vida, resultado de una economía de mercado controlada por algunas familias.
En Jerusalén, miles de manifestantes -5.000, según los organizadores- marcharon hasta la residencia del primer ministro Benjamin Netanyahu con pancartas en las que podía leerse: "toda una generación quiere un futuro".
El movimiento de protesta, que comenzó hace un mes y en un principio estuvo dirigido contra la inflación de los precios de los alquileres, se amplió contra la agravación de las desigualdades sociales y la degradación de los servicios públicos, en particular la salud y la educación.
Los manifestantes reclaman un retorno al "Estado del bienestar" como era el caso en los primeros años del Estado hebreo.
Una de las consignas más corrientes es "el pueblo quiere justicia social y no caridad".
Los manifestantes acusan al poder de estar al servicio de los magnates de la finanza y protestan contra la fuerza de los monopolios y los carteles en Israel.
Por primera vez desde que el movimiento fue iniciado hace un mes, la minoría árabe que sufre de importantes discriminaciones se asoció a él, en manifestaciones en Nazareth, al norte de Israel y en la localidad de Baka Al Garbyeh, al norte de Tel Aviv.
La contestación proviene en primer término de las clases medias, aplastadas por el aumento constante del costo de la vida, resultado de una economía de mercado controlada por algunas familias.
