Manifestantes en Indonesia
El asalto, en el que murieron nueve pasajeros de la flotilla, cuatro de ellos turcos, provocó además una grave crisis con Turquía, hasta hace poco aliado estratégico de Israel en la región, cuyo gobierno denunció una "masacre sangrienta" que debe ser castigada.
Los organizadores de la flotilla humanitaria anunciaron que seguirán enviando barcos con ayuda para Gaza, pero Israel reiteró que impedirá a cualquier navío quebrar el bloqueo impuesto al enclave palestino desde 2007.
"No permitiremos a los barcos llegar a Gaza y abastecer lo que se ha convertido en una base terrorista que amenaza el corazón de Israel", declaró el martes el viceministro de la Defensa israelí, Matan Vilnai.
En reacción al ataque israelí, el presidente egipcio ordenó el martes reabrir el paso fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto para aliviar las consecuencias del bloqueo israelí.
El aislamiento diplomático de Israel seguía incrementándose el martes, ya que a las condenas del ataque se sumaron los pedidos de liberación inmediata de los detenidos y las exhortaciones a poner fin al bloqueo de Gaza.
"Pido la liberación inmediata de los civiles y de los barcos detenidos en Israel", declaró el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.
Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, exhortó nuevamente a Israel a levantar el bloqueo de la Franja de Gaza.
"Si los israelíes hubieran tomado en cuenta mi llamado y el de la comunidad internacional a levantar el bloqueo de Gaza, este trágico incidente no se habría producido", declaró Ban a la AFP en Kampala.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que tuvo que acortar una visita a Canadá y renunciar a un encuentro con el presidente estadounidense Barack Obama, era esperado en Israel para contener una crisis diplomática de envergadura.
Al mismo tiempo, la policía elevó su nivel de alerta para hacer frente a eventuales "disturbios" en las ciudades árabes israelíes, tras el llamado de la mayor organización de la comunidad árabe-israelí a una jornada de huelga y manifestaciones.
También se espera una reunión extraordinaria de la Liga Arabe en El Cairo. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrará igualmente otro encuentro en Ginebra.
El lunes al alba, comandos de la marina israelí lanzaron en aguas internacionales un asalto a una flotilla de seis barcos, que llevaba a centenares de activistas propalestinos y toneladas de ayuda para Gaza.
Según el ejército del Estado hebreo, nueve pasajeros murieron y siete soldados resultaron heridos a bordo del ferry turco "Mavi Marmara", el mayor de los seis barcos.
Tras la masiva ola de críticas internacionales contra Israel, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió el martes una investigación imparcial de lo sucedido y exigió la liberación inmediata de los civiles detenidos.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo el martes que Israel debe ser "castigado" por la "masacre sangrienta" y advirtió al Estado hebreo sobre el riesgo que supone poner a prueba la paciencia de Turquía.
Israel, que ya había advertido que no permitiría que se violara el bloqueo, acusó a los militantes propalestinos de haber "desencadenado la violencia", al atacar a los soldados con cuchillos y barras de hierro.
Pero los organizadores del convoy aseguraron que los comandos abrieron fuego de forma injustificada.
Tras el asalto, los seis navíos fueron llevados bajo escolta al puerto de Ashdod (sur de Israel). Cuarenta y cinco de los 686 pasajeros detenidos estaban en "vías" de ser expulsados del país.
El martes, la prensa hebrea fustigaba el "fiasco" israelí. "En estos tiempos difíciles, no tenemos al primer ministro, ni al ministro de Relaciones Exteriores, ni al gobierno, compuesto en su mayoría por lamentables e inútiles ministros, que Israel necesita", fulminaba el diario centrista Maariv.
Los organizadores de la flotilla humanitaria anunciaron que seguirán enviando barcos con ayuda para Gaza, pero Israel reiteró que impedirá a cualquier navío quebrar el bloqueo impuesto al enclave palestino desde 2007.
"No permitiremos a los barcos llegar a Gaza y abastecer lo que se ha convertido en una base terrorista que amenaza el corazón de Israel", declaró el martes el viceministro de la Defensa israelí, Matan Vilnai.
En reacción al ataque israelí, el presidente egipcio ordenó el martes reabrir el paso fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto para aliviar las consecuencias del bloqueo israelí.
El aislamiento diplomático de Israel seguía incrementándose el martes, ya que a las condenas del ataque se sumaron los pedidos de liberación inmediata de los detenidos y las exhortaciones a poner fin al bloqueo de Gaza.
"Pido la liberación inmediata de los civiles y de los barcos detenidos en Israel", declaró el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.
Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, exhortó nuevamente a Israel a levantar el bloqueo de la Franja de Gaza.
"Si los israelíes hubieran tomado en cuenta mi llamado y el de la comunidad internacional a levantar el bloqueo de Gaza, este trágico incidente no se habría producido", declaró Ban a la AFP en Kampala.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que tuvo que acortar una visita a Canadá y renunciar a un encuentro con el presidente estadounidense Barack Obama, era esperado en Israel para contener una crisis diplomática de envergadura.
Al mismo tiempo, la policía elevó su nivel de alerta para hacer frente a eventuales "disturbios" en las ciudades árabes israelíes, tras el llamado de la mayor organización de la comunidad árabe-israelí a una jornada de huelga y manifestaciones.
También se espera una reunión extraordinaria de la Liga Arabe en El Cairo. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrará igualmente otro encuentro en Ginebra.
El lunes al alba, comandos de la marina israelí lanzaron en aguas internacionales un asalto a una flotilla de seis barcos, que llevaba a centenares de activistas propalestinos y toneladas de ayuda para Gaza.
Según el ejército del Estado hebreo, nueve pasajeros murieron y siete soldados resultaron heridos a bordo del ferry turco "Mavi Marmara", el mayor de los seis barcos.
Tras la masiva ola de críticas internacionales contra Israel, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió el martes una investigación imparcial de lo sucedido y exigió la liberación inmediata de los civiles detenidos.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo el martes que Israel debe ser "castigado" por la "masacre sangrienta" y advirtió al Estado hebreo sobre el riesgo que supone poner a prueba la paciencia de Turquía.
Israel, que ya había advertido que no permitiría que se violara el bloqueo, acusó a los militantes propalestinos de haber "desencadenado la violencia", al atacar a los soldados con cuchillos y barras de hierro.
Pero los organizadores del convoy aseguraron que los comandos abrieron fuego de forma injustificada.
Tras el asalto, los seis navíos fueron llevados bajo escolta al puerto de Ashdod (sur de Israel). Cuarenta y cinco de los 686 pasajeros detenidos estaban en "vías" de ser expulsados del país.
El martes, la prensa hebrea fustigaba el "fiasco" israelí. "En estos tiempos difíciles, no tenemos al primer ministro, ni al ministro de Relaciones Exteriores, ni al gobierno, compuesto en su mayoría por lamentables e inútiles ministros, que Israel necesita", fulminaba el diario centrista Maariv.