ROMA, 14 diciembre 2009 (AFP) -
Berlusconi, de 73 años, permanecerá en el hospital otras 24 a 36 horas, informó su médico personal, Alberto Zangrillo, quien es también director del departamento de anestesia y reanimación del hospital San Raffaele de la ciudad norteña.
El jefe de gobierno pasó la noche "tranquila" y pidió ver los diarios, contó la prensa italiana.
Berlusconi se restablecerá completamente en unos 20 días y no deberá ser sometido a una intervención quirúrgica, precisó el médico.
El jefe de gobierno, que no llegó a perder el conocimiento, sufrió una pequeña fractura en la nariz, tiene dos dientes rotos y heridas internas y externas en los labios.
El agresor, Massimo Tartaglia, de 42 años, quien desde hace 10 años se somete a tratamientos psiquiátricos, fue detenido en una celda aislada de la cárcel de Milán y será juzgado por "heridas graves premeditadas".
El padre del agresor manifestó su "consternación" en una llamada telefónica efectuada al hospital.
Tartaglia empleó como arma una reproducción de la catedral gótica de Milán, la cual lanzó desde pocos metros de distancia contra Berlusconi alcanzándolo en el rostro, al término de una manifestación política celebrada en la plaza central, donde se encuentra el célebre templo.
Berlusconi recibió numerosas manifestaciones de solidaridad de los principales líderes políticos nacionales así como del presidente francés, Nicolas Sarkozy, y del primer ministro ruso, Vladimir Putin.
La agresión, a pesar de haber sido cometida por un desequilibrado, desató revuelo en la clase política y según el diario La Repubblica (izquierda) ilustra "la grave degradación del clima político" en Italia.
"Es el resultado del odio que se ha fomentado" en el país, declaró Paolo Bonaiuti, portavoz de Berlusconi.
"Violencia constitucional", tituló por su parte Il Giornale (derecha), el diario de la familia Berlusconi, que acusó a "algunos" líderes políticos de ser los "autores morales" del gesto violento, en una alusión al ex juez anticorrupción Antonio Di Pietro, actual líder del partido de oposición Italia de los Valores y enemigo histórico del magnate de las comunicaciones.
Según el ministro del Interior, Roberto Maroni, no hubo falla alguna en el sistema de seguridad y descartó que se hubiera tratado de una deficiencia de los guardaespaldas.
"El gesto ocurrió más bien por otras razones: por el clima de enfrentamiento violento y una dialéctica política anormal", declaró.
"Todo el mundo se debe sentir responsable", estimó por su parte Rosy Bindi, dirigente del Partido Democrático (PD), principal organización de la oposición de izquierda.
"Inclusive el jefe de gobierno y su mayoría gubernamental, que desde hace meses dividen al país con sus duros ataques contra instituciones como el presidente de la República, la Corte Constitucional, los magistrados y el Parlamento", declaró.
El clima político está bajo creciente tensión después de la apertura de un juicio por corrupción a Berlusconi así como por los escándalos sexuales y las acusaciones de un mafioso arrepentido de complicidad con Cosa Nostra.
Berlusconi, que se siente víctima de un "complot" montado por la izquierda, lanzó la semana pasada dardos envenenados contra los jueces "politizados" y la prensa, acusados de sembrar "odio", "envidia", "mentiras" y "calumnias".
El jefe de gobierno prometió además cambiar la Constitución y llegó a poner en cuestión el prestigio del Presidente de la República y de la Corte Constitucional.
La personalidad del multimillonario jefe de gobierno italiano y su manera "incorrecta" de entender la política divide a la opinión pública e inmediatamente después de la agresión una página del sitio social en internet Facebook designó a Tartaglia como un "héroe moderno", mientras otras tomaban partido en favor de Berlusconi.
Berlusconi, de 73 años, permanecerá en el hospital otras 24 a 36 horas, informó su médico personal, Alberto Zangrillo, quien es también director del departamento de anestesia y reanimación del hospital San Raffaele de la ciudad norteña.
El jefe de gobierno pasó la noche "tranquila" y pidió ver los diarios, contó la prensa italiana.
Berlusconi se restablecerá completamente en unos 20 días y no deberá ser sometido a una intervención quirúrgica, precisó el médico.
El jefe de gobierno, que no llegó a perder el conocimiento, sufrió una pequeña fractura en la nariz, tiene dos dientes rotos y heridas internas y externas en los labios.
El agresor, Massimo Tartaglia, de 42 años, quien desde hace 10 años se somete a tratamientos psiquiátricos, fue detenido en una celda aislada de la cárcel de Milán y será juzgado por "heridas graves premeditadas".
El padre del agresor manifestó su "consternación" en una llamada telefónica efectuada al hospital.
Tartaglia empleó como arma una reproducción de la catedral gótica de Milán, la cual lanzó desde pocos metros de distancia contra Berlusconi alcanzándolo en el rostro, al término de una manifestación política celebrada en la plaza central, donde se encuentra el célebre templo.
Berlusconi recibió numerosas manifestaciones de solidaridad de los principales líderes políticos nacionales así como del presidente francés, Nicolas Sarkozy, y del primer ministro ruso, Vladimir Putin.
La agresión, a pesar de haber sido cometida por un desequilibrado, desató revuelo en la clase política y según el diario La Repubblica (izquierda) ilustra "la grave degradación del clima político" en Italia.
"Es el resultado del odio que se ha fomentado" en el país, declaró Paolo Bonaiuti, portavoz de Berlusconi.
"Violencia constitucional", tituló por su parte Il Giornale (derecha), el diario de la familia Berlusconi, que acusó a "algunos" líderes políticos de ser los "autores morales" del gesto violento, en una alusión al ex juez anticorrupción Antonio Di Pietro, actual líder del partido de oposición Italia de los Valores y enemigo histórico del magnate de las comunicaciones.
Según el ministro del Interior, Roberto Maroni, no hubo falla alguna en el sistema de seguridad y descartó que se hubiera tratado de una deficiencia de los guardaespaldas.
"El gesto ocurrió más bien por otras razones: por el clima de enfrentamiento violento y una dialéctica política anormal", declaró.
"Todo el mundo se debe sentir responsable", estimó por su parte Rosy Bindi, dirigente del Partido Democrático (PD), principal organización de la oposición de izquierda.
"Inclusive el jefe de gobierno y su mayoría gubernamental, que desde hace meses dividen al país con sus duros ataques contra instituciones como el presidente de la República, la Corte Constitucional, los magistrados y el Parlamento", declaró.
El clima político está bajo creciente tensión después de la apertura de un juicio por corrupción a Berlusconi así como por los escándalos sexuales y las acusaciones de un mafioso arrepentido de complicidad con Cosa Nostra.
Berlusconi, que se siente víctima de un "complot" montado por la izquierda, lanzó la semana pasada dardos envenenados contra los jueces "politizados" y la prensa, acusados de sembrar "odio", "envidia", "mentiras" y "calumnias".
El jefe de gobierno prometió además cambiar la Constitución y llegó a poner en cuestión el prestigio del Presidente de la República y de la Corte Constitucional.
La personalidad del multimillonario jefe de gobierno italiano y su manera "incorrecta" de entender la política divide a la opinión pública e inmediatamente después de la agresión una página del sitio social en internet Facebook designó a Tartaglia como un "héroe moderno", mientras otras tomaban partido en favor de Berlusconi.