Javier Bardem: "Los premios son para la estantería"


Santiago, Chile, Ernesto Garratt V. - "Los premios son para la estantería" El ganador del Oscar y del Premio al Mejor Actor en Cannes 2010 reconoce que en su oficio se puede pecar de vanidad. Concentrado en su carrera y pronta paternidad, dice que no hay que darles tanto valor a los galardones. Acá detalla cómo el papel de un médium que puede ver muertos en "Biutiful", que se exhibirá en el Festival Wikén, lo consumió más de la cuenta.



Javier Bardem, en Biutiful
Javier Bardem, en Biutiful
Por Ernesto Garratt V.  Es de mañana y Javier Bardem camina con pausa, usando lentes oscuros y sin afeitar. Estamos en un buffet francés, con reparador café, pan, huevos, frutas y jugos, un desayuno formal y como siempre ocurre cuando uno, armado con la grabadora, se instala frente a Bardem, el actor logra lucir amedrentador. Aunque no sea su intención. "A que su rostro no es como el de un minotauro, pero un minotauro poético", apunta en un segundo plano Alejandro González Iñárritu, el director de la última película protagonizada por el actor, "Biutiful". Y los temibles aires de su perfil -con nariz quebrada, mentón pronunciado y grandes ojos caídos- se aplacan por las risas del comentario de González Iñárritu. Y no sólo por eso. 
El hombre que fue el maldito Anton Chigurh, con peinado de cachetada y que decidía a quién asesinaba y a quién no, jugando al cara y sello en "Sin lugar para los débiles" (el rol que le dio su primer Oscar); el astro que hizo del apagado cesante Santa en "Los lunes al sol"; el sanguinario y salvaje chamán Romeo Dolorosa en "Perdita Durango" y el actor que interpretó al melancólico Ramón Sampedro de "Mar adentro", ahora está encarnando en su propia vida una dimensión más luminosa. Y el detalle que alumbra esta aparente alegría es una camisa rosa que viste justo ahora. Un color vivo y poco común en el usual semblante oscuro de Bardem, pero muy a tono con su, ahora, esposa Penélope Cruz y con quien va a ser padre por primera vez.
Bardem bromea ligeramente con su camisa. "Es majo el color, ¿no?", pero al momento de esta conversación surgen otras interrogantes: ¿qué tanto de la oscuridad parece perseguir a Bardem en el cine? ¿Y qué tanto le agrada Uxbal, el nuevo integrante de su panteón de creaciones depresivas? La noche anterior el actor acababa de ver su propio desempeño en "Biutiful", un catalán poseído por una negrura bárbara, alguien que carga con una maldición difícil de creer: puede ver a los muertos y es un médium que odia su don. Además trabaja en los bajos fondos explotando a inmigrantes -africanos, asiáticos- en trabajos ilegales en la primermundista Barcelona. "Y por si fuera poco, le diagnostican pocos meses de vida y él está al cuidado de sus hijos pequeños", dice el actor sobre un rol que le dio en mayo pasado el premio al Mejor Actor en el Festival de Cannes.
Queda claro: Bardem no anduvo de vacaciones durante este rodaje. Fue un trabajo intenso, desgastante. "No es que me guste el personaje porque sea depresivo, me gusta porque tiene cosas hermosas", aclara a la defensiva.
-Este personaje es oscuro como los demás de su carrera...
"No, no estoy de acuerdo. Es una apreciación bastante gruesa del trabajo, con todos mis respetos. Si tú ves 'Los lunes al sol', verás a una persona que está defendiendo los derechos de un grupo de desempleados desde el humor y la ironía. Si ves a Sampedro en 'Mar adentro', verás a una persona con intensas ganas de apreciar la vida, con una poesía y un humor refinado y un sarcasmo maravilloso y envidiable para su situación. No hay personajes depresivos ni personajes cómicos, eso es demasiado grueso".
El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu explica que escribió este filme pensando en Bardem. "Su cara es como los perfiles acuñados en las monedas de la Antigüedad. Él representa a todos los tipos de personas. Tiene esa capacidad de ser varios a la vez y además tiene esa fortaleza del minotauro. Es fuerte y a la vez frágil, poético y eso es lo que yo buscaba en la película". 
METICULOSO INVESTIGADOR. Para lograr ser un médium creíble, Javier Bardem investigó con supuestos obreros de lo sobrenatural. "Siempre estás obligado a intentar encontrar un referente real de lo que se está hablando desde la ficción. Tuve la oportunidad de hablar con dos o tres personas que tienen esa experiencia, siempre desde el respeto y en algunos casos desde la incredulidad porque también, como se dice en la película, hay mucha gente que saca provecho de eso".
-¿Y usted ha visto fantasmas?
"No, no he visto fantasmas. Yo respeto todas las religiones siempre y cuando ellas se respeten entre sí mismas y que el dogma no implique exclusión. Igual que esto, la espiritualidad, la parasicología, está muy bien que exista siempre y cuando no excluya la razón de las cosas, el sentido común. Pero no, no soy una persona que tenga un credo fuerte hacia todas estas creencias. Respeto, imagino que existen, no las niego, pero tampoco me pongo en ello".
También Bardem se metió en la incómoda realidad de los africanos ilegales que trabajan vendiendo DVD piratas en las calles de Barcelona. "Visité uno que otro almacén donde vivían chinos ilegales, haciéndome una paella de informaciones que lo único que hacen es alentar más, si cabe, a contar la historia".
-En "Vicky Cristina Barcelona" se muestra esa ciudad como un lugar turístico, pero en "Biutiful" se trata de algo más realista ¿Cómo fue enfrentar estos dos puntos de vista?
"Cualquier ciudad de Occidente tiene esos contrastes, hay una parte rica, pudiente, cómoda, que se sustenta en el sacrificio de muchas personas que van por allí trabajando, algunas de forma ilegal, en unas condiciones deplorables.Somos la casa de mucha gente con desgracias que vienen acá a intentar olvidarse de la miseria de la que vienen huyendo. Y no sólo Barcelona, también Madrid, Roma, Londres, París y muchas más. De hecho, la Barcelona de Woody Allen existe. Pero también está la otra y, de hecho, creo que conviven de tal forma que una no podría existir sin la otra. Haber participado en las dos me gusta: equilibra más la balanza".
En "Biutiful" Bardem fue obsesivo en su investigación y, según han declarado sus colaboradores en otras películas, esto no es nuevo. El director de "Los lunes al sol", Fernando León de Aranoa, ha señalado que Bardem tocó a su puerta para hablar sobre su personaje, el desempleado Santa, y llevó consigo un bulto de cassettes para grabar una conversación de varias horas. "Qué pesado este tío que quiere respuestas para todo", pensó en la ocasión y una experiencia similar tuvo la maquilladora de "Mar adentro", quien le dio a elegir entre un maquillaje diario de tres o cinco horas. El actor escogió la sesión larga, todos los días, para masticar la frustración y proyectarla mejor en su personaje, Ramón Sampedro, un hombre postrado.
LOS PREMIOS SON LOS PREMIOS. Hay un recuerdo que Bardem no teme repetir en entrevistas. Cuando niño ayudaba a su madre, la gloria del cine, teatro y TV españoles, Pilar Bardem, con sus guiones. "Siempre la recuerdo en el camerino, esperando salir a escena y yo le auxiliaba a memorizar sus diálogos. Ese trabajo me provocó un gran respeto por la actuación", dice. Y si bien en sus inicios no se decidió por el teatro, sino por las artes plásticas ("aunque yo era muy malo para pintar"), al final el drama fue más fuerte para él.
Para Bardem, su último personaje es como si fuera el primero. Alejandro González Iñárritu dice que durante la película, se lesionó la espalda por un esfuerzo mal hecho, pero que se resistió a dejar por completo el proyecto. Fue una lesión que lo tuvo recuperándose en Alemania al lado de Penélope Cruz, la primera española ganadora del Oscar.
"Fue un tránsito intenso el personaje de Uxbal", confirma el también primer español en ganar un Oscar. "Evidentemente afecta cuando estás en ese estado emocional durante cinco meses, seis días a la semana. Pero eso es parte del aprendizaje de la interpretación: cómo estar en un estado tan extremo y cómo salirte de allí para que no afecte tu vida. No sé si alguien tiene la fórmula para hacerlo en una forma no agresiva para el cuerpo, pero hay que lograrlo porque si no, a la semana o a los diez días, mueres. En mi caso, había situaciones en las que tenía que estar muy atento para no confundir la ficción con mi realidad".
-¿Dónde tiene el Oscar que ganó por "Sin lugar para los débiles"?
"Está sobre una estantería".
-¿Y qué significado les da a los numerosos premios que ha logrado hasta hoy?
"Mucha alegría. Llevo en esto 22 años y cuando recibes un premio te pones muy contento e incluso te crees que eres muy bueno. Y luego te das cuenta que los galardones son instrumentos que pones en un sitio, en una estantería y tienen un valor puntual. Es un recordatorio de un momento concreto, de un día, pero que no tiene mucho más poder. Es algo que un señor decidió dártelo. Hace mucha ilusión, todos tenemos mucha vanidad, mucho ego y mucha mierda de esa, uno se pone muy contento, se abraza con los amigos y chao. Pero no es más, porque en España hay muchos actores con un talento extraordinario y están desempleados, entonces éstos no solamente no reciben premios, sino que no reciben trabajo. Y otros, que son bastante mediocres desde mi punto de vista, están llenos de laureles. Y bueno, si esta cosa te toca, muy bien, es una lotería, pero en ningún momento siento que sea un síntoma de objetividad".
Lunes, 10 de Enero 2011
El Mercurio, Chile
           


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