Fayez al Sarraj, jefe del gobierno de unión nacional (GNA), apoyado por la ONU y los países occidentales, y el mariscal Jalifa Haftar, jefe de las fuerzas armadas de las autoridades del este del país, se reunieron el martes en Abu Dhabi por iniciativa de los Emiratos Árabes Unidos, en su primer encuentro desde enero de 2016.
En sus comunicados, los dos responsables subrayaron la necesidad de resolver la crisis económica y política, así como unificar los esfuerzos en la lucha antiterrorista y poner fin "al sufrimiento de los libios".
Sin embargo el tema de crear unas Fuerzas Armadas libias unificadas parece dividir a las dos partes.
En su comunicado, Sarraj afirma que se puso de acuerdo con el mariscal Haftar para "instaurar una estrategia (...) para formar unas fuerzas armadas libias unificadas" bajo "una autoridad civil".
El otro bando señala, en cambio, que se puso el acento en la necesidad "de permitir a la institución militar (leal a Haftar) asegurar plenamente su papel en la lucha contra el terrorismo".
El mariscal Haftar, acusado de querer instaurar una nueva dictadura militar en Libia, dirige al Ejército Nacional libio (autoproclamado) y tiene el apoyo del Parlamento electo establecido en el este del país. También tiene el respaldo de países como Emiratos Arabes Unidos o Egipto.
Este Parlamento rehusó aceptar la autoridad del GNA luego del acuerdo político de 2015, negociado bajo la égida de la ONU y que no preveía ningún papel para Haftar, incluso aunque sus fuerzas controlan una gran parte del este del país en donde se encuentran las terminales petrolíferas.
En sus comunicados, Haftar y Sarraj indicaron que se pusieron de acuerdo para poner fin a la violencia en el sur del país, en donde los enfrentamientos oponen a los dos bandos por una base aérea cercana a la ciudad de Sebha.
Libia continúa seis años después de la revuelta que puso fin a la dictadura de Muamar Gadafi en una interminable crisis de transición.
En sus comunicados, los dos responsables subrayaron la necesidad de resolver la crisis económica y política, así como unificar los esfuerzos en la lucha antiterrorista y poner fin "al sufrimiento de los libios".
Sin embargo el tema de crear unas Fuerzas Armadas libias unificadas parece dividir a las dos partes.
En su comunicado, Sarraj afirma que se puso de acuerdo con el mariscal Haftar para "instaurar una estrategia (...) para formar unas fuerzas armadas libias unificadas" bajo "una autoridad civil".
El otro bando señala, en cambio, que se puso el acento en la necesidad "de permitir a la institución militar (leal a Haftar) asegurar plenamente su papel en la lucha contra el terrorismo".
El mariscal Haftar, acusado de querer instaurar una nueva dictadura militar en Libia, dirige al Ejército Nacional libio (autoproclamado) y tiene el apoyo del Parlamento electo establecido en el este del país. También tiene el respaldo de países como Emiratos Arabes Unidos o Egipto.
Este Parlamento rehusó aceptar la autoridad del GNA luego del acuerdo político de 2015, negociado bajo la égida de la ONU y que no preveía ningún papel para Haftar, incluso aunque sus fuerzas controlan una gran parte del este del país en donde se encuentran las terminales petrolíferas.
En sus comunicados, Haftar y Sarraj indicaron que se pusieron de acuerdo para poner fin a la violencia en el sur del país, en donde los enfrentamientos oponen a los dos bandos por una base aérea cercana a la ciudad de Sebha.
Libia continúa seis años después de la revuelta que puso fin a la dictadura de Muamar Gadafi en una interminable crisis de transición.