A sus 86 años, Le Carré se siente muy enfadado con la actualidad política. Acusa al Gobierno de Londres de incompetencia y llama a la resistencia contra el presidente estadounidense, Donald Trump, al que ve como un peligro para los valores occidentales.
dpa: En su nuevo libro se centra de nuevo en la historia de su primer gran éxito "El espía que surgió del frío" (1963), que se desarrolla en medio de la Guerra Fría. ¿Ve paralelismos con los tiempos actuales, teniendo en cuenta los nuevos conflictos entre Rusia y Occidente?
Le Carré: No creo que se pueda comparar con la Guerra Fría. El papel de Estados Unidos es diferente hoy en día. Si bien Estados Unidos sigue siendo inexorablemente capitalista, ya no es el protector de Occidente. Tampoco hay ya una confrontación entre el socialismo y el capitalismo. Veo una competición implacable de ambos lados en un lugar: Europa.
dpa: ¿Cuál es la motivación de los rusos?
Le Carré: La obsesión del lado ruso con Europa es inmensa. Por un lado quieren ser vistos como europeos y, por otro, muestran a los europeos que ellos son algo mejores. Sin embargo, en realidad pagamos, creo, un enorme precio por no tenderle la mano a Rusia cuando la Unión Soviética estaba en ruinas. Ningún Plan Marshall, ninguna visión amplia para el nuevo mundo. Gobernó la codicia: agarrar lo que se podía, hacer trizas el cadáver. Denigramos a Rusia, algo que fue terrible. Y ahora Putin aviva el nacionalismo.
dpa: Su nueva novela trata también del legado de toda una generación que ganó la Guerra Fría, pero que después no supo defender los valores occidentales.
Le Carré: Sí. A excepción de hoy en día, cuando se ataca al mismo tiempo la democracia social del este y del oeste. Trump y Putin coinciden en su empeño de socavar la democracia liberal. Ahí no hay nada que puedan cambiar. Se crea solo la anarquía, que producen los demagogos.
dpa: ¿Es ése el mayor peligro para Occidente actualmente?
Le Carré: Eso creo, sí. Temo por la verdad en nuestra sociedad. Me asustan los continuos socavones de los principios liberales en el mundo occidental, personificados por Trump y copiados en Europa. Ahora llega el estímulo desde Estados Unidos de hacer todo mal. Se alienta la codicia, la crueldad, los actos irracionales de venganza. Trump ha creado una atmósfera venenosa a la que todos estamos expuestos. No se le puede ignorar. No va a desaparecer de la noche a la mañana. Erige un sistema realmente horrible. Espolea a los populistas en Hungría y Polonia y agudiza la división en Alemania entre el este y el oeste.
dpa: ¿Ve una solución?
Le Carré: Creo en la igualdad de oportunidades en la educación. Creo que una sociedad sensata elige a sus élites de manera democrática y se ocupa de sus perdedores. Se trata de aportar empatía humana a la política. Puede sonar trillado, pero la solución podría ser que las personas decentes se encuentren mutuamente.
dpa: ¿Cómo sería eso?
Le Carré: Creo que deberíamos observar a Trump y a su tropa actualmente como un estado proscrito. Me gustaría ver cómo los grandes abogados estadounidenses se cubren con sus togas y acuden a las calles. Ellos saben muy bien que Trump agrede la ley. Necesitamos un gesto enérgico por parte de las personas. Algo que diga: éste es el límite a partir del cual ya no aceptaremos las cosas.
dpa: ¿Puede el sueño europeo ser una fuerza de unión?
Le Carré: Es la única que permanece de momento.
dpa: ¿Tenemos las instituciones para ello?
Le Carré: Por desgracia tenemos Gobiernos flojos e incompetentes. El Gobierno de mi país es una catástrofe. Está tan lleno de sus propios intereses, visiones imperiales nostálgicas absurdas, tan divididos que no pueden dirigir.
dpa: ¿Cómo recibió la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea ("Brexit")?
Le Carré: Para mí fue excepcionalmente doloroso. Horroroso. Me encuentro en la desacostumbrada posición de desear que fracasen las negociaciones de mi Gobierno. Quiero que quede patente la incompetencia de nuestro secretario (para el "Brexit"). Nadie que votó por el "Brexit" votó por la pobreza. Sin embargo, si se sigue manejando todo igual de mal, la pobreza será la consecuencia.
dpa: Desde el final de la Guerra Fría ha atacado en sus libros el lado oscuro de Occidente, ¿qué le empuja a ello?
Le Carré: Siempre he contemplado la globalización, como vemos ahora Silicon Valley, como una injerencia despiadada en las estructuras sociales. Especialmente en África se presentan las grandes ciudades y la destrucción de la vida en el campo como una mejora y modernización. No ha habido nada parecido, sino solo la explotación bajo otro nombre. Pensé que tras el final de la Guerra Fría habría sido importante lograr un mundo más justo. Pero eso no pasó, sino precisamente lo contrario. En todos los lugares donde he visto las consecuencias de la globalización, éstas han sido una catástrofe social. Creo que ahora cada vez más personas se aproximan a la idea de que debemos restringirnos social y ecológicamente. Debemos salvar las selvas tropicales y cuidar las tradiciones locales.
JOHN LE CARRÉ, cuyo nombre verdadero es David Cornwell, nació en 1931 como hijo de un "estafador profesional", como él mismo cuenta. Su padre hacía malabares continuamente con proyectos arriesgados y siempre tuvo que huir de sus acreedores y algunas veces también de los organismos. Esta infancia supuso la base para su posterior vida como agente de los servicios secretos y escritor. Tras el éxito de su libro "El espía que surgió del frío" Le Carré abandonó su carrera en los servicios secretos en los años 60.
dpa: En su nuevo libro se centra de nuevo en la historia de su primer gran éxito "El espía que surgió del frío" (1963), que se desarrolla en medio de la Guerra Fría. ¿Ve paralelismos con los tiempos actuales, teniendo en cuenta los nuevos conflictos entre Rusia y Occidente?
Le Carré: No creo que se pueda comparar con la Guerra Fría. El papel de Estados Unidos es diferente hoy en día. Si bien Estados Unidos sigue siendo inexorablemente capitalista, ya no es el protector de Occidente. Tampoco hay ya una confrontación entre el socialismo y el capitalismo. Veo una competición implacable de ambos lados en un lugar: Europa.
dpa: ¿Cuál es la motivación de los rusos?
Le Carré: La obsesión del lado ruso con Europa es inmensa. Por un lado quieren ser vistos como europeos y, por otro, muestran a los europeos que ellos son algo mejores. Sin embargo, en realidad pagamos, creo, un enorme precio por no tenderle la mano a Rusia cuando la Unión Soviética estaba en ruinas. Ningún Plan Marshall, ninguna visión amplia para el nuevo mundo. Gobernó la codicia: agarrar lo que se podía, hacer trizas el cadáver. Denigramos a Rusia, algo que fue terrible. Y ahora Putin aviva el nacionalismo.
dpa: Su nueva novela trata también del legado de toda una generación que ganó la Guerra Fría, pero que después no supo defender los valores occidentales.
Le Carré: Sí. A excepción de hoy en día, cuando se ataca al mismo tiempo la democracia social del este y del oeste. Trump y Putin coinciden en su empeño de socavar la democracia liberal. Ahí no hay nada que puedan cambiar. Se crea solo la anarquía, que producen los demagogos.
dpa: ¿Es ése el mayor peligro para Occidente actualmente?
Le Carré: Eso creo, sí. Temo por la verdad en nuestra sociedad. Me asustan los continuos socavones de los principios liberales en el mundo occidental, personificados por Trump y copiados en Europa. Ahora llega el estímulo desde Estados Unidos de hacer todo mal. Se alienta la codicia, la crueldad, los actos irracionales de venganza. Trump ha creado una atmósfera venenosa a la que todos estamos expuestos. No se le puede ignorar. No va a desaparecer de la noche a la mañana. Erige un sistema realmente horrible. Espolea a los populistas en Hungría y Polonia y agudiza la división en Alemania entre el este y el oeste.
dpa: ¿Ve una solución?
Le Carré: Creo en la igualdad de oportunidades en la educación. Creo que una sociedad sensata elige a sus élites de manera democrática y se ocupa de sus perdedores. Se trata de aportar empatía humana a la política. Puede sonar trillado, pero la solución podría ser que las personas decentes se encuentren mutuamente.
dpa: ¿Cómo sería eso?
Le Carré: Creo que deberíamos observar a Trump y a su tropa actualmente como un estado proscrito. Me gustaría ver cómo los grandes abogados estadounidenses se cubren con sus togas y acuden a las calles. Ellos saben muy bien que Trump agrede la ley. Necesitamos un gesto enérgico por parte de las personas. Algo que diga: éste es el límite a partir del cual ya no aceptaremos las cosas.
dpa: ¿Puede el sueño europeo ser una fuerza de unión?
Le Carré: Es la única que permanece de momento.
dpa: ¿Tenemos las instituciones para ello?
Le Carré: Por desgracia tenemos Gobiernos flojos e incompetentes. El Gobierno de mi país es una catástrofe. Está tan lleno de sus propios intereses, visiones imperiales nostálgicas absurdas, tan divididos que no pueden dirigir.
dpa: ¿Cómo recibió la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea ("Brexit")?
Le Carré: Para mí fue excepcionalmente doloroso. Horroroso. Me encuentro en la desacostumbrada posición de desear que fracasen las negociaciones de mi Gobierno. Quiero que quede patente la incompetencia de nuestro secretario (para el "Brexit"). Nadie que votó por el "Brexit" votó por la pobreza. Sin embargo, si se sigue manejando todo igual de mal, la pobreza será la consecuencia.
dpa: Desde el final de la Guerra Fría ha atacado en sus libros el lado oscuro de Occidente, ¿qué le empuja a ello?
Le Carré: Siempre he contemplado la globalización, como vemos ahora Silicon Valley, como una injerencia despiadada en las estructuras sociales. Especialmente en África se presentan las grandes ciudades y la destrucción de la vida en el campo como una mejora y modernización. No ha habido nada parecido, sino solo la explotación bajo otro nombre. Pensé que tras el final de la Guerra Fría habría sido importante lograr un mundo más justo. Pero eso no pasó, sino precisamente lo contrario. En todos los lugares donde he visto las consecuencias de la globalización, éstas han sido una catástrofe social. Creo que ahora cada vez más personas se aproximan a la idea de que debemos restringirnos social y ecológicamente. Debemos salvar las selvas tropicales y cuidar las tradiciones locales.
JOHN LE CARRÉ, cuyo nombre verdadero es David Cornwell, nació en 1931 como hijo de un "estafador profesional", como él mismo cuenta. Su padre hacía malabares continuamente con proyectos arriesgados y siempre tuvo que huir de sus acreedores y algunas veces también de los organismos. Esta infancia supuso la base para su posterior vida como agente de los servicios secretos y escritor. Tras el éxito de su libro "El espía que surgió del frío" Le Carré abandonó su carrera en los servicios secretos en los años 60.