Desde hace seis semanas centenares de jóvenes se manifiestan casi a diario en las calles de las principales ciudades de Cachemira por la muerte de un joven en manos de la policía durante una manifestación de militantes separatistas en la capital regional, Srinagar, a principios de junio.
Hasta ahora unos 17 jóvenes murieron en estas manifestaciones, muertes imputadas a las fuerzas del orden, lo que hace temer a los observadores el riesgo de la radicalización de la población de esta región de 12 millones de habitantes.
Desde 1989 la región es el escenario de una insurrección anti-india que dejó más de 47.000 muertos, pero desde 2004, cuando comenzó un proceso de paz entre India y Pakistán, la violencia marcó las etapas.
El control de Cachemira, dividido en dos y administrado de un lado por Nueva Delhi y del otro por Islamabad, fue la causa de dos de las tres guerras entre ambos países desde el desmantelamiento del Imperio británico de Indias en 1947.
Los partidos pro-indios reclaman una autonomía regional mientras que los separatistas moderados exigen su independencia y los radicales continúan militando para una anexión a Pakistán.
India ve en esta espiral de violencia la obra de extremistas paquistaníes pero numerosos dirigentes políticos locales estiman que es la desesperación de la juventud sobre su futuro lo que desencadenó los disturbios.
Unos 400.000 jóvenes de la región no tienen empleo y décadas de intentos de diálogo político sobre el estatuto de Cachemira no dieron resultados.
Hasta ahora unos 17 jóvenes murieron en estas manifestaciones, muertes imputadas a las fuerzas del orden, lo que hace temer a los observadores el riesgo de la radicalización de la población de esta región de 12 millones de habitantes.
Desde 1989 la región es el escenario de una insurrección anti-india que dejó más de 47.000 muertos, pero desde 2004, cuando comenzó un proceso de paz entre India y Pakistán, la violencia marcó las etapas.
El control de Cachemira, dividido en dos y administrado de un lado por Nueva Delhi y del otro por Islamabad, fue la causa de dos de las tres guerras entre ambos países desde el desmantelamiento del Imperio británico de Indias en 1947.
Los partidos pro-indios reclaman una autonomía regional mientras que los separatistas moderados exigen su independencia y los radicales continúan militando para una anexión a Pakistán.
India ve en esta espiral de violencia la obra de extremistas paquistaníes pero numerosos dirigentes políticos locales estiman que es la desesperación de la juventud sobre su futuro lo que desencadenó los disturbios.
Unos 400.000 jóvenes de la región no tienen empleo y décadas de intentos de diálogo político sobre el estatuto de Cachemira no dieron resultados.