"Nos oponemos enérgicamente a la canonización de quien fue el asesino de nuestro pueblo y cultura", indicó a la AFP Toypurina Carac, portavoz de la nación Kizh Gabrieleño, un pueblo autóctono de la región de Los Ángeles.
"Estamos muy sorprendidos de que un moderno y progresista papa como Francisco permita esto, sin haber estudiado la historia sobre Serra y su verdadero legado", añadió.
"Serra nunca mató a nadie directamente, pero Hitler tampoco", expresó de su lado Ron Andrade, director de la comisión india del condado de Los Ángeles, que habla de un "genocidio" del pueblo indio.
Una petición, que el viernes recibió un poco más de 3.000 firmas de apoyo en el sitio web MoveOn.org, "urgió al papa Francisco a desistir de su decisión".
Hace dos semanas, el papa jesuita, pero que se declara cercano espiritualmente a Francisco de Asís, anunció que canonizaría al "evangelizador del oeste", que ya fue beatificado en 1988.
Una misa se celebrará en Washington, una de las tres paradas del papa Francisco junto a Filadelfia y Nueva York durante su próxima visita al país que tendrá lugar entre el 22 y 27 de septiembre.
"Es imperativo que él entienda que el padre Serra fue responsable de la decepción, explotación, opresión, esclavitud y genocidio de miles de indios californianos", añadió la petición.
Pero la jerarquía católica estadounidense, como el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, celebra la decisión del papa como "un regalo a California y a los estadounidenses".
Sin ocultar que "reaviva los recuerdos amargos por el trato a los indios durante el periodo de misiones y la colonia", indicó el prelado en un comunicado, señalando que el papa Juan Pablo II había pedido perdón a los pueblos amerindios en 1992.
- "El plan de Dios" -
Nacido en Mallorca, en las Islas Baleares, la figura del padre franciscano, con cuyo nombre bautizó colegios, calles e incluso una montaña en California, es controvertida.
"Lo era incluso en su tiempo", dijo a la AFP el historiador Steven Hackel, autor de una biografía del monje español. "Podía ser colérico y testarudo porque pensaba seguir el plan de Dios", agregó.
Serra, un teólogo reputado, partió a México y después a California. En 1769 fundó en San Diego la primera de las nueve misiones que crearía durante su mandato para convertir a los indios.
Entonces, un total de 21 misiones fueron establecidas en la costa Pacífica hasta San Francisco.
En esta ciudad los indios "debían aprender otra lengua, eran objeto de matrimonios forzados, debían vestirse de cierta manera, quedarse en las misiones y trabajar", agrega el profesor de la universidad Riverside de California.
La comunidad india fue desapareciendo poco a poco, afectada por el sarampión y la viruela, traídos por los europeos. Según el historiador, uno de cada tres bebés no llegaban a cumplir su primer año y cuatro de cada seis morían entre los 2 y 4 años.
Para Elías Castillo, autor de un libro sobre la esclavitud de los indios en California, las misiones eran "campos de muerte", donde 62.000 indios fueron golpeados cruelmente, enfermaron o vivían desnutridos, de una población total de 300.000.
"Fue Serra quien decidió que había que convertirlos en esclavos, nadie le ordenó" tomar esa medida, acusó el también periodista.
En contraste, otro biógrafo del futuro santo, Gregory Orfalea, sostiene que Serra "hacía a menudo de abogado de los indios ante las autoridades políticas y militares, y arriesgó su vida por ellos".
La espectacular reducción en un 80% de la población indígena ocurrió más tarde, coincidiendo con la fiebre del oro, y se debió más a los asesinatos de los colonos que a las enfermedades, explicó.
Para David Bolton, presidente de la asociación CSMA que estudia y protege las misiones, Serra "no es un malhechor, pero fue el gerente general, el presidente, el hombre a cargo (de las misiones), es por eso que lo critican".
Los misioneros "no vinieron con malas intenciones. Pensaban enseñar a estos nómadas que el modo de vivir europeo era mejor para ellos", añadió.
"Todo el mundo tiene una opinión", sostiene Hackel. "Yo pienso que sólo puede generarse frustración e incomprensión si la iglesia y los indios no llegan a reconciliarse y a hablar abiertamente del pasado", señaló.