Enviado de urgencia a Riad para apaciguar las tensiones entre los dos países, Kerry afirmó durante una conferencia de prensa con su homólogo saudí, el príncipe Saud Al Faysal, que "no hay divergencias" sobre la crisis siria.
Pero el príncipe Saud, cuyo país apoya sin reservas a la oposición armada al régimen del presidente Bashar al Asad, afirmó que las negociaciones sobre la crisis siria "no pueden mantenerse indefinidamente" y que había que "poner fin a las tragedias".
"No hay divergencias en nuestro objetivo común en Siria", insistió el secretario de Estado, quien fue recibido por primera vez en Riad por el rey Abdalá.
Washington "no se quedará de brazos cruzados mientras el (presidente sirio Bashar al) Asad sigue usando armas" contra su propia gente, añadió.
Aseguró sin embargo que Estados Unidos se oponía a una intervención militar: "salvo una solución negociada, no vemos muchos medios para poner fin a la violencia (...) porque no disponemos de la autoridad legal, la justificación o el deseo en este momento para encontrarnos en medio de una guerra civil", dijo.
"El reino de Arabia Saudí sabe perfectamente la importancia de las negociaciones para resolver las crisis, pero estimamos que no pueden seguir indefinidamente", afirmó por su parte su homólogo saudí.
El príncipe Saud subrayó que las relaciones "entre amigos reposan sobre la franqueza" y que "las divergencias son normales".
Arabia Saudí reprocha a Estados Unidos su inacción ante el drama sirio, y no oculta su cólera tras la renuncia, en septiembre, del presidente Barack Obama a llevar a cabo ataques selectivos contra el régimen de Asad.
Riad está también preocupada por el eventual acercamiento de Washington con el nuevo presidente de Irán, el moderado Hasan Rohani, lo que podría repercutir en las relaciones con las monarquías árabes del Golfo.
El príncipe Saud aseguró a este respecto que "Siria es un territorio ocupado" debido a la presencia de las fuerzas iraníes.
Estimó que "la iniciativa más importante que (Irán) podía tomar para demostrar su buena voluntad es retirarse de Siria con sus su aliado libanés, el Hezbolá" chiita, cuyos miembros participan en los combates, junto a las fuerzas de Bashar al Asad.
Tácticas diferentes
El domingo en El Cairo, primera etapa de su gira regional de 11 días, John Kerry aseguró que Estados Unidos sigue al lado de sus aliados en una región desestabilizada por la Primavera Árabe.
"Estaremos ahí para Arabia Saudí, los Emiratos, los cataríes, los jordanos, los egiptos y los otros. No permitiremos que estos países sean blanco de ataques exteriores", afirmó.
Reconoció que Washington quizá ha optado por unas "tácticas" diferentes a sus aliados en el conflicto en Siria, pero aseguró que todas tienen el mismo objetivo.
"Todos compartimos el mismo objetivo, es decir, salvar el Estado sirio y el establecimiento de un gobierno de transición (...) que pueda dar la oportunidad al pueblo de Siria de elegir su futuro", dijo, antes de dejar claro que Asad no puede formar parte de este proceso.
Washington, Moscú y la ONU tratan, no sin dificultades, de reunir en Ginebra una conferencia internacional con la participación del régimen y de la oposición para encontrar una solución política al conflicto sirio.
La oposición, muy dividida sobre su participación, reclama garantías para que la conferencia, denominada Ginebra-2 aboque en la salida del Asad, lo que el régimen rechaza.
El príncipe Saud estimó que le correspondía a la Coalición Nacional de la Oposición siria, cuyo jefe Ahmad al Jarba es cercano a Riad, decidir si participa en esta conferencia.
"Su participación mostraría que dan una oportunidad a la paz y que no rechazan las negociaciones" dijo.
Para expresar su frustración ante el bloqueo en Siria y las aperturas hacia Irán, Riad había anunciado el 18 de octubre su negativa a ocupar su escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU.