Las intervenciones de prelados en las últimas semanas de la campaña electoral han dejado patentes los intentos eclesiales para influir en el electorado en Perú, un Estado que se define laico.
La chispa que los puso bajo los reflectores fue el pedido del arzobispo de Arequipa, segunda ciudad de Perú, a no votar el próximo domingo por los aspirantes a la presidencia favorables a legalizar el aborto por violación y el matrimonio gay porque, según sus palabras, "es pecado".
"Votar a favor del matrimonio gay y el aborto es moralmente ilícito, esto se traduce en el lenguaje sencillo como pecado" dijo el arzobispo, Javier del Río, durante un sermón de Semana Santa.
En Perú, un país altamente conservador, con 30 millones de habitantes y donde según el Vaticano 26 millones son católicos, el aborto es legal sólo en caso de malformación grave del feto o en caso de que peligre la vida de la madre.
Las recomendaciones parecen apuntar a reforzar las posibilidades de Keiko Fujimori, la favorita en los sondeos, contraria al aborto y a la unión civil gay, y que se encuentra en las antípodas en estos temas de otros contendientes, como la izquierdista Verónika Mendoza, del Frente Amplio, y el socialdemócrata Alfredo Barnechea, de Acción Popular.
En una campaña donde los símbolos cuentan, Fujimori, la candidata de Fuerza Popular, lució un crucifijo pequeño sobre el pecho durante el debate presidencial del domingo.
La iglesia organiza desde 2012 las mayores marchas antiabortistas del país, movilizando a más de medio millón de personas según el cardenal Juan Luis Cipriani, del Opus Dei.
La presión de la Iglesia católica y de colectivos afines lograron en los tres últimos años que el Congreso archivara proyectos legislativos que buscaban legalizar el aborto en caso de violación.
No solo el aborto está en la mira de los obispos. La corrupción es otra batalla. El pasado 30 de marzo, los obispos instaron a "descartar a los corruptos".
Durante el controvertido gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), el cardenal Cipriani fue uno de sus principales defensores.
En la elección presidencial de 2011, los principales candidatos, incluido el actual presidente, Ollanta Humala, cerraron su campaña visitando al cardenal. Aunque no hay nada previsto por el momento, no se descarta que alguno de los 10 candidatos en liza busque antes del domingo la bendición de la influyente Iglesia católica.
La chispa que los puso bajo los reflectores fue el pedido del arzobispo de Arequipa, segunda ciudad de Perú, a no votar el próximo domingo por los aspirantes a la presidencia favorables a legalizar el aborto por violación y el matrimonio gay porque, según sus palabras, "es pecado".
"Votar a favor del matrimonio gay y el aborto es moralmente ilícito, esto se traduce en el lenguaje sencillo como pecado" dijo el arzobispo, Javier del Río, durante un sermón de Semana Santa.
En Perú, un país altamente conservador, con 30 millones de habitantes y donde según el Vaticano 26 millones son católicos, el aborto es legal sólo en caso de malformación grave del feto o en caso de que peligre la vida de la madre.
- La cruz para Fujimori -
Las recomendaciones parecen apuntar a reforzar las posibilidades de Keiko Fujimori, la favorita en los sondeos, contraria al aborto y a la unión civil gay, y que se encuentra en las antípodas en estos temas de otros contendientes, como la izquierdista Verónika Mendoza, del Frente Amplio, y el socialdemócrata Alfredo Barnechea, de Acción Popular.
En una campaña donde los símbolos cuentan, Fujimori, la candidata de Fuerza Popular, lució un crucifijo pequeño sobre el pecho durante el debate presidencial del domingo.
La iglesia organiza desde 2012 las mayores marchas antiabortistas del país, movilizando a más de medio millón de personas según el cardenal Juan Luis Cipriani, del Opus Dei.
La presión de la Iglesia católica y de colectivos afines lograron en los tres últimos años que el Congreso archivara proyectos legislativos que buscaban legalizar el aborto en caso de violación.
No solo el aborto está en la mira de los obispos. La corrupción es otra batalla. El pasado 30 de marzo, los obispos instaron a "descartar a los corruptos".
Durante el controvertido gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), el cardenal Cipriani fue uno de sus principales defensores.
En la elección presidencial de 2011, los principales candidatos, incluido el actual presidente, Ollanta Humala, cerraron su campaña visitando al cardenal. Aunque no hay nada previsto por el momento, no se descarta que alguno de los 10 candidatos en liza busque antes del domingo la bendición de la influyente Iglesia católica.