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Política
Lula
Al menos dos de tres jueces de la corte de apelación de Porto Alegre votaron a favor de mantener la condena emitida contra Lula en primera instancia en julio de 2017 por el juez Sérgio Moro, el juez estrella del caso "Lava Jato" (Lavado de autos").
No estaba claro aún si la pena de cárcel sería aumentada de nueve años y medio a 12 años y un mes, como pidió el primer juez. El juicio continuaba para que vote el último magistrado.
Lula, favorito en todos los sondeos para las elecciones de octubre, no será detenido sin embargo hasta que su defensa agote todos los recursos de apelación, un proceso que puede durar varios meses.
La confirmación de la condena podría inhabilitar a Lula como candidato presidencial en virtud de la ley de "Ficha Limpa" ("Expediente Limpio"), aunque no estaba inicialmente claro cuándo se aplicará esa ley.
Los abogados de Lula han anunciado que también apelarán contra la medida. La decisión definitiva le corresponde a un tribunal electoral.
El juez Joao Gebran Neto, el primero en votar como relator del proceso de apelación, justificó su pedido de aumentar la pena por la culpabilidad "extremadamente elevada" del acusado. "Lamentablemente se está condenando a un ex presidente de la república", dijo.
Decenas de miles de seguidores de Lula se congregaron en Porto Alegre, sede del tribunal de apelación, para protestar contra el juicio. Las calles aledañas a la corte tenían un enorme despliegue de seguridad para evitar posibles disturbios.
En la ciudad también hubo protestas contra el ex mandatario. Las manifestaciones se replicaron en varias partes del país, sobre todo en la capital económica brasileña, Sao Paulo, la ciudad donde vive Lula y donde inició su carrera política.
El antiguo líder obrero se reunió hoy con simpatizantes en el sindicato metalúrgico y rechazó unas vez más las acusaciones de corrupción.
"Estoy extremadamente tranquilo y con la conciencia de que no cometí ningún crimen. La única cosa correcta que puede ocurrir es que digan que (el juez Sérgio) Moro se equivocó", dijo.
"La única cosa de que estoy seguro es que sólo dejaré de luchar el día en que muera", agregó el ex presidente, que se mostró vestido con una camiseta roja en la sede del sindicato metalúrgico.
Lula, al frente de una exitosa gestión entre 2003 y 2010, está acusado de corrupción en siete casos vinculados con "Lava Jato".
En el proceso más avanzado, el juez Moro lo condenó en julio de 2017 en primera instancia a nueve años y medio de cárcel por haber aceptado la reforma de un apartamento que tenía previsto comprar en la costa de Sao Paulo, a cambio de favorecer a la constructora OAS en sus negocios con la petrolera estatal Petrobras.
El caso de Lula polariza a todo el país desde hace meses y la confirmación de la condena revolverá previsiblemente aún más la convulsa política brasileña en los próximos meses.
Lula es, a sus 72 años, favorito para convertirse por tercera vez en jefe de Estado, con un 36 por ciento en los últimos sondeos. Sus seguidores califican como "fraude" unos comicios sin Lula.
Segundo en las encuestas marcha el militar de ultraderecha Jair Bolsonaro, con un 18 por ciento de los apoyos y considerado como un candidato "antisistema". Bolsonaro, de 62 años y actual diputado, es calificado a menudo como el "Donald Trump brasileño".
La grave crisis política brasileña se recrudece justo cuando el país más grande de América Latina empieza a recuperarse de la mayor caída económica de su historia.
No estaba claro aún si la pena de cárcel sería aumentada de nueve años y medio a 12 años y un mes, como pidió el primer juez. El juicio continuaba para que vote el último magistrado.
Lula, favorito en todos los sondeos para las elecciones de octubre, no será detenido sin embargo hasta que su defensa agote todos los recursos de apelación, un proceso que puede durar varios meses.
La confirmación de la condena podría inhabilitar a Lula como candidato presidencial en virtud de la ley de "Ficha Limpa" ("Expediente Limpio"), aunque no estaba inicialmente claro cuándo se aplicará esa ley.
Los abogados de Lula han anunciado que también apelarán contra la medida. La decisión definitiva le corresponde a un tribunal electoral.
El juez Joao Gebran Neto, el primero en votar como relator del proceso de apelación, justificó su pedido de aumentar la pena por la culpabilidad "extremadamente elevada" del acusado. "Lamentablemente se está condenando a un ex presidente de la república", dijo.
Decenas de miles de seguidores de Lula se congregaron en Porto Alegre, sede del tribunal de apelación, para protestar contra el juicio. Las calles aledañas a la corte tenían un enorme despliegue de seguridad para evitar posibles disturbios.
En la ciudad también hubo protestas contra el ex mandatario. Las manifestaciones se replicaron en varias partes del país, sobre todo en la capital económica brasileña, Sao Paulo, la ciudad donde vive Lula y donde inició su carrera política.
El antiguo líder obrero se reunió hoy con simpatizantes en el sindicato metalúrgico y rechazó unas vez más las acusaciones de corrupción.
"Estoy extremadamente tranquilo y con la conciencia de que no cometí ningún crimen. La única cosa correcta que puede ocurrir es que digan que (el juez Sérgio) Moro se equivocó", dijo.
"La única cosa de que estoy seguro es que sólo dejaré de luchar el día en que muera", agregó el ex presidente, que se mostró vestido con una camiseta roja en la sede del sindicato metalúrgico.
Lula, al frente de una exitosa gestión entre 2003 y 2010, está acusado de corrupción en siete casos vinculados con "Lava Jato".
En el proceso más avanzado, el juez Moro lo condenó en julio de 2017 en primera instancia a nueve años y medio de cárcel por haber aceptado la reforma de un apartamento que tenía previsto comprar en la costa de Sao Paulo, a cambio de favorecer a la constructora OAS en sus negocios con la petrolera estatal Petrobras.
El caso de Lula polariza a todo el país desde hace meses y la confirmación de la condena revolverá previsiblemente aún más la convulsa política brasileña en los próximos meses.
Lula es, a sus 72 años, favorito para convertirse por tercera vez en jefe de Estado, con un 36 por ciento en los últimos sondeos. Sus seguidores califican como "fraude" unos comicios sin Lula.
Segundo en las encuestas marcha el militar de ultraderecha Jair Bolsonaro, con un 18 por ciento de los apoyos y considerado como un candidato "antisistema". Bolsonaro, de 62 años y actual diputado, es calificado a menudo como el "Donald Trump brasileño".
La grave crisis política brasileña se recrudece justo cuando el país más grande de América Latina empieza a recuperarse de la mayor caída económica de su historia.
