El juez federal Ricardo Leite, de Brasilia, dio la orden de que se retire el pasaporte a Lula, según informaron varios medios brasileños citando a fuentes de la Policía Federal brasileña.
El ex mandatario, que aspira a ser candidato presidencial en las elecciones de octubre, tenía previsto viajar sólo horas después, en la madrugada brasileña, a Etiopía para participar en un evento sobre el hambre de la organización de Naciones Unidas FAO. "No va a viajar", confirmó a la agencia dpa un portavoz de Lula.
El ex presidente, de 72 años, puede apelar hasta ahora en libertad a su condena, pero su situación parece complicarse cada vez más. Lula aseguró el miércoles durante un mitin en Sao Paulo que volvería de su viaje de África el lunes, para seguir luchando "en las calles".
El ex presidente (2003-2010) fue condenado por corrupción en el marco de la megacausa anticorrupción "Lava Jato" ("Lavado de autos"), en la que tiene otros seis procesos pendientes, y ha anunciado que quiere ser candidato a la presidencia, pese a sus problemas con la Justicia.
El carismático ex líder obrero e ícono de la izquierda latinoamericana es muy popular todavía entre las clases más pobres por los logros de sus dos Gobiernos en la lucha contra la pobreza y es favorito en todas las encuestas actuales, con un 36 por ciento de los apoyos.
El Partido de los Trabajadores (PT) señaló que designará candidato a su antiguo líder. "Si me presentan mi delito, desisto de mi candidatura", desafió Lula a la Justicia el miércoles después de la confirmación de su sentencia.
La condena le impide presentar su candidatura en virtud de la ley de "Ficha Limpa" ("Expediente Limpio"), firmada por el propio Lula da Silva durante su segundo mandato, pero se espera que su defensa presente recursos extraordinarios para intentar llegar a inscribir la postulación, prevista para agosto.
Se estima que el Tribunal Superior Electoral determinará finalmente la exclusión de la candidatura de Lula, en un proceso que podría extenderse aún varias semanas o meses. Tras el duro veredicto dictado por unanimidad por los tres jueces del tribunal de apelación de Porto Alegre el día miércoles, parece sin embargo cada vez más difícil que Lula consiga anular su condena en las próximas instancias.
El ex presidente puede presentar aún recursos jurídicos ante el Tribunal Superior de Justicia, la máxima corte brasileña para asuntos no constitucionales, e intentar llevar el caso hasta el Tribunal Constitucional.
El caso de Lula causó esta semana un nuevo terremoto en la convulsa política brasileña.
Decenas de miles de seguidores del ex presidente protestaron el miércoles en las calles de varias ciudades del país exigiendo que se le permita ser candidato presidencial. También hubo marchas a favor del caso "Lava Jato".
Lula fue condenado en julio del año pasado a nueve años y medio de cárcel por el juez de "Lava Jato", Sérgio Moro, por cargos de que aceptó la reforma de un apartamento por parte de la constructora OAS a cambio de favorecer a la empresa en sus negocios con Petrobras. La petrolera estatal está en el centro de los escándalos de "Lava Jato".
Los tres jueces del tribunal de segunda instancia de Porto Alegre subieron la pena tras rechazar la apelación de la defensa, apuntando a la "culpabilidad extremadamente elevada" del acusado, por tratarse de un ex jefe de Estado.
El caso "Lava Jato", considerado como la investigación anticorrupción más grande de la historia brasileña, salpica a prácticamente toda la clase política del país. También el actual presidente, el conservador Michel Temer, está bajo sospecha de corrupción, pero el Congreso se negó el año pasado a levantar su inmunidad para que sea juzgado.
El ex mandatario, que aspira a ser candidato presidencial en las elecciones de octubre, tenía previsto viajar sólo horas después, en la madrugada brasileña, a Etiopía para participar en un evento sobre el hambre de la organización de Naciones Unidas FAO. "No va a viajar", confirmó a la agencia dpa un portavoz de Lula.
El ex presidente, de 72 años, puede apelar hasta ahora en libertad a su condena, pero su situación parece complicarse cada vez más. Lula aseguró el miércoles durante un mitin en Sao Paulo que volvería de su viaje de África el lunes, para seguir luchando "en las calles".
El ex presidente (2003-2010) fue condenado por corrupción en el marco de la megacausa anticorrupción "Lava Jato" ("Lavado de autos"), en la que tiene otros seis procesos pendientes, y ha anunciado que quiere ser candidato a la presidencia, pese a sus problemas con la Justicia.
El carismático ex líder obrero e ícono de la izquierda latinoamericana es muy popular todavía entre las clases más pobres por los logros de sus dos Gobiernos en la lucha contra la pobreza y es favorito en todas las encuestas actuales, con un 36 por ciento de los apoyos.
El Partido de los Trabajadores (PT) señaló que designará candidato a su antiguo líder. "Si me presentan mi delito, desisto de mi candidatura", desafió Lula a la Justicia el miércoles después de la confirmación de su sentencia.
La condena le impide presentar su candidatura en virtud de la ley de "Ficha Limpa" ("Expediente Limpio"), firmada por el propio Lula da Silva durante su segundo mandato, pero se espera que su defensa presente recursos extraordinarios para intentar llegar a inscribir la postulación, prevista para agosto.
Se estima que el Tribunal Superior Electoral determinará finalmente la exclusión de la candidatura de Lula, en un proceso que podría extenderse aún varias semanas o meses. Tras el duro veredicto dictado por unanimidad por los tres jueces del tribunal de apelación de Porto Alegre el día miércoles, parece sin embargo cada vez más difícil que Lula consiga anular su condena en las próximas instancias.
El ex presidente puede presentar aún recursos jurídicos ante el Tribunal Superior de Justicia, la máxima corte brasileña para asuntos no constitucionales, e intentar llevar el caso hasta el Tribunal Constitucional.
El caso de Lula causó esta semana un nuevo terremoto en la convulsa política brasileña.
Decenas de miles de seguidores del ex presidente protestaron el miércoles en las calles de varias ciudades del país exigiendo que se le permita ser candidato presidencial. También hubo marchas a favor del caso "Lava Jato".
Lula fue condenado en julio del año pasado a nueve años y medio de cárcel por el juez de "Lava Jato", Sérgio Moro, por cargos de que aceptó la reforma de un apartamento por parte de la constructora OAS a cambio de favorecer a la empresa en sus negocios con Petrobras. La petrolera estatal está en el centro de los escándalos de "Lava Jato".
Los tres jueces del tribunal de segunda instancia de Porto Alegre subieron la pena tras rechazar la apelación de la defensa, apuntando a la "culpabilidad extremadamente elevada" del acusado, por tratarse de un ex jefe de Estado.
El caso "Lava Jato", considerado como la investigación anticorrupción más grande de la historia brasileña, salpica a prácticamente toda la clase política del país. También el actual presidente, el conservador Michel Temer, está bajo sospecha de corrupción, pero el Congreso se negó el año pasado a levantar su inmunidad para que sea juzgado.