La Tate Modern explora las diferentes facetas de Joan Miró


LONDRES, Claudia Rahola, (AFP) - La Tate Modern explora a partir del jueves en Londres las múltiples facetas de la obra de Joan Miró, incluida su vertiente más política, en la más importante retrospectiva del prolífico pintor español organizada en más de medio siglo en territorio británico.



La Masía, de Joan Miró
La Masía, de Joan Miró
Contrariamente a muchos de sus coetáneos, el artista catalán nunca fue un activista político militante. "No tuvo el carné de ningún partido, y tampoco estuvo inscrito en un movimiento artístico", explicó uno de los comisarios de la exposición, Marko Daniel.
Su obra está impregnada de los grandes acontecimientos históricos y sociales que estremecieron al mundo a lo largo de una extraordinaria carrera de seis décadas, como la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial.
El título elegido para la exposición, "La escalera de la evasión", pretende reflejar esa posición "ambigua" del artista ante lo que sucedía a su alrededor.
"Miró tiene que involucrarse en la realidad cuando en realidad quiere escapar de ella", explicó el otro comisario, Matthew Gale.
"No quiere necesariamente levantarse y que le maten, pero a través de los medios de que dispone aborda las cuestiones más importantes de su tiempo, y especialmente la libertad", agregó.
La muestra recorre tres periodos clave de la carrera de Miró (Barcelona 1893 - Palma de Mallorca 1983), empezando por sus años formativos en Cataluña en torno a la década de los 1920, dominados por cuadros realistas pero rebosantes de detalle en los que aparecen ya algunos de los elementos que están omnipresentes en toda su obra como la escalera o la típica barretina (gorro) catalana.
Es también una época en la que refleja de manera poderosa su identidad catalana, a través de cuadros como "La Masía" (1921-22), que representa la casa de su familia en Mont-Roig, o sus más radicales retratos de campesinos, pintados tras el establecimiento en España de la dictadura de Primo de Rivera y sus primeros contactos con el surrealismo.
Los años 1930 estuvieron marcados por sus sombrías "pinturas salvajes", que coinciden con el comienzo de la Guerra Civil, tras el cual Miró decidió marcharse a París.
Durante esos años de exilio, se puso al servicio de la República, para la que creó el famoso cartel de un hombre con el puño en alto que pide "Aidez l'Espagne" y un mural destinado a la Exposición Internacional de París de 1938, "El segador", considerado "su declaración pública más política".
La ocupación alemana le obligó a una nueva fuga y, con el franquismo bien instalado en España, vivió la última parte de su vida en una especie de "exilio interior" en Mallorca, donde continuó explorando los diferentes terrenos del arte mientras preparaba una exposición en París para 1974.
"Tenía ya 80 años pero en lugar de decidir que iba a mostrar alguna de las obras maestras de su carrera previa, decidió lanzarse a la creación de decenas de obras nuevas", explicó el otro comisario de la exposición, Marko Daniel.
De esta última época data la serie "Tela Quemada", en la que el pintor desmaterializa el objeto artístico e invita al espectador a mirar a través de él al mundo alrededor, y sobre todo el tríptico "La esperanza del condenado a muerte" (1974), una obra en la que reflexiona sobre la condición humana tras la ejecución del joven anarquista catalán Salvador Puig Antich.
Cuando concluyan su estancia en Londres, el 11 de septiembre, los 150 óleos, acuarelas, dibujos y esculturas procedentes de varios museos y colecciones se trasladarán en octubre a la Fundación Miró de Barcelona, antes de cruzar el Atlántico para llegar a National Gallery of Art de Washington en mayo de 2012.
Martes, 12 de Abril 2011
AFP (Agencia France-Presse)
           


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