Migrantes subidos a un tren, en México
Muchos salvadoreños, guatemaltecos, hondureños y nicaragüenses se adentran en territorio mexicano con poco dinero y en su gran mayoría llevan consigo un par de cambios de ropa y agua que son sus únicos implementos durante el duro viaje como migrantes indocumentados.
En ciudades como Acayucan, en el estado mexicano de Veracruz, a diario transitan muchos migrantes que tratan de pasar desapercibidos y simplemente aparentan ser lugareños, pero trabajan temporalmente en la zona contratados por mexicanos en labores como ayudantes de cocina o vendedores.
"La gente que pasa por México es gente necesitada de alguna ayuda, ellos quieren llegar a otro país y estan en su derecho de hacerlo y pues nosotros, si tenemos la posibilidad, les echamos una mano dándoles un trabajo temporal pues necesitan dinero", dijo a la AFP la comerciante Emperatriz Badilla.
Badilla es propietaria de una tienda de abarrotes en la ciudad de Acayucan, que es parte de la denominada Ruta del Golfo que usan cientos de migrantes centroamericanos.
En esa ciudad, muchos migrantes se quedan a trabajar por un par de semanas y otras veces por meses para juntar un poco de dinero para continuar su travesía hacia Estados Unidos.
Poder ubicar a un migrante que trabaja en Acayucan es un reto pues la mayoría se intenta confundir como un mexicano común y corriente, adoptando hasta la manera de hablar de los ciudadanos de esta ciudad, todo con la intención de no ser descubiertos por las autoridades migratorias o policiales.
"Muchos migrantes que no tienen regularizada su situación migratoria optan por pasar de incógnitos y se dedican a trabajar, otros logran hacer una vida en México y se quedan a vivir acá y consiguen hacer una familia", aseguró a la AFP el embajador de El Salvador en México, Hugo Carrillo.
Así como la comerciante Badilla, que asegura que en más de una ocasión ha dado trabajo a salvadoreños, guatemaltecos y hondureños, otros muchos mexicanos se dedican a "ofrecer una oportunidad de vida" a los migrantes.
"En ocasiones como iglesia llevamos pan y café a la gente que quiere llegar a Estados Unidos, vamos a la estación de tren y ahí les damos un poco de café y pan para que tomen fuerzas para seguir su camino; les leemos la palabra de Dios y se los encomendamos a él para que los proteja en su ruta", dijo a la AFP el pastor Rogelio Zacapa, líder de una iglesia evangélica en Acayucan.
El pastor evangélico aseguró que "hace poco" tuvo trabajando en la iglesia que dirige a un par de mujeres de Honduras que se encargaban a diario de hacer la limpieza, trabajo por el cual les pagó a cada una 170 dólares en un mes.
Pese a la ayuda de muchos, los migrantes ahora no solo deben de preocuparse por llegar a suelo estadounidense, sino que deben afrontar, en algunos sitios, una especie de "xenofobia" por parte de ciudadanos mexicanos que consideran a los migrantes como personas "peligrosas y hasta delincuentes".
"Es una mala percepción que se tiene sobre los migrantes, hay como una xenofobia en creer que ellos son delincuentes, eso no es así y por eso es necesario tener mecanismos efectivos que garanticen el respeto a sus derechos humanos", señaló el procurador de Justicia de Veracruz, Salvador Mikel.
En ciudades como Acayucan, en el estado mexicano de Veracruz, a diario transitan muchos migrantes que tratan de pasar desapercibidos y simplemente aparentan ser lugareños, pero trabajan temporalmente en la zona contratados por mexicanos en labores como ayudantes de cocina o vendedores.
"La gente que pasa por México es gente necesitada de alguna ayuda, ellos quieren llegar a otro país y estan en su derecho de hacerlo y pues nosotros, si tenemos la posibilidad, les echamos una mano dándoles un trabajo temporal pues necesitan dinero", dijo a la AFP la comerciante Emperatriz Badilla.
Badilla es propietaria de una tienda de abarrotes en la ciudad de Acayucan, que es parte de la denominada Ruta del Golfo que usan cientos de migrantes centroamericanos.
En esa ciudad, muchos migrantes se quedan a trabajar por un par de semanas y otras veces por meses para juntar un poco de dinero para continuar su travesía hacia Estados Unidos.
Poder ubicar a un migrante que trabaja en Acayucan es un reto pues la mayoría se intenta confundir como un mexicano común y corriente, adoptando hasta la manera de hablar de los ciudadanos de esta ciudad, todo con la intención de no ser descubiertos por las autoridades migratorias o policiales.
"Muchos migrantes que no tienen regularizada su situación migratoria optan por pasar de incógnitos y se dedican a trabajar, otros logran hacer una vida en México y se quedan a vivir acá y consiguen hacer una familia", aseguró a la AFP el embajador de El Salvador en México, Hugo Carrillo.
Así como la comerciante Badilla, que asegura que en más de una ocasión ha dado trabajo a salvadoreños, guatemaltecos y hondureños, otros muchos mexicanos se dedican a "ofrecer una oportunidad de vida" a los migrantes.
"En ocasiones como iglesia llevamos pan y café a la gente que quiere llegar a Estados Unidos, vamos a la estación de tren y ahí les damos un poco de café y pan para que tomen fuerzas para seguir su camino; les leemos la palabra de Dios y se los encomendamos a él para que los proteja en su ruta", dijo a la AFP el pastor Rogelio Zacapa, líder de una iglesia evangélica en Acayucan.
El pastor evangélico aseguró que "hace poco" tuvo trabajando en la iglesia que dirige a un par de mujeres de Honduras que se encargaban a diario de hacer la limpieza, trabajo por el cual les pagó a cada una 170 dólares en un mes.
Pese a la ayuda de muchos, los migrantes ahora no solo deben de preocuparse por llegar a suelo estadounidense, sino que deben afrontar, en algunos sitios, una especie de "xenofobia" por parte de ciudadanos mexicanos que consideran a los migrantes como personas "peligrosas y hasta delincuentes".
"Es una mala percepción que se tiene sobre los migrantes, hay como una xenofobia en creer que ellos son delincuentes, eso no es así y por eso es necesario tener mecanismos efectivos que garanticen el respeto a sus derechos humanos", señaló el procurador de Justicia de Veracruz, Salvador Mikel.