La capital costarricense se dota de un centro cultural de primer mundo


El viejo edificio de La Aduana, símbolo del esplendor mercantil de la Costa Rica del siglo XIX, se ha convertido ahora en el Centro Cultural y Tecnológico más grande y moderno del país, digno del primer mundo.



La capital costarricense se dota de un centro cultural de primer mundo
SAN JOSÉ, Ana Fernández, (AFP) - Los tres edificios que integran el nuevo Centro Cultural y Tecnológico La Aduana, que suman casi 15.000 metros cuadrados, estarán dedicados al arte, la cultura y la tecnología en este pequeño país que desde hace años pugna por convertirse en un oasis y referencia regional en todos los ámbitos.
La vieja Aduana, un edificio de ladrillo alargado levantado hace 120 años con sus rosetones de vidrio policromado, ha sido remodelada para convertirla en un bello espacio que será sede de exposiciones, ferias o conciertos.
A ella se suman el teatro de La Aduana, la sala más moderna del país con aforo para más de 400 personas que sustituye a un viejo galpón con serios problemas acústicos, y la Casa del Cuño, un moderno edificio de vidrio, que envuelve a la vieja estructura, sus dos chimeneas y algunos trozos de pisos de piedra que han sobrivido al paso inexorable del tiempo.
"Desde el punto de vista patrimonial, estamos hablando de que se está haciendo una integración de lo viejo con lo nuevo, hay una honestidad conceptual en lo que se hizo", explicó Sandra Quirós, directora del Centro de Patrimonio, que ha dirigido el trabajo del arquitecto costarricense Miguel Herrera.
El empeño de la actual ministra de Cultura, María Elena Carballo, ha conseguido que en tres años se levante lo que sin duda debe ser el principal centro cultural en Centroamérica.
"La Aduana era solo un sueño y en esta administración logramos hacerlo realidad. Fijamos metas claras y un proyecto realista económicamente y de primer orden en el mundo y un complejo cultural extraordinario", dice orgullosa la ministra, para quien este proyecto se incorpora plenamente al siglo XXI.
Este pequeño 'Beaubourg' josefino empezó a gestarse en 2003, cuando el entonces ministro de Cultura Guido Sáenz desalojó a una empresa de este viejo edificio, uno de los pocos de su generación que ha sobrevivido a la piqueta de la especulación y a la desidia oficial que ha dejado caer a muchas de sus joyas arquitectónicas.
Con un costo de algo más de 6,2 millones de dólares, este complejo sin duda también contribuirá a recuperar una zona, en el costado este de la capital, que estaba siendo desertada por sus habitantes de antaño, muchos de abolengo, y ocupada durante el día por centros médicos, oficinas y algunos restaurantes.
Este es uno de los varios proyectos culturales impulsados por el gobierno del Premio Nobel de la Paz Oscar Arias. A unos centenares de metros de La Aduana, el viejo edificio militar que alberga el Museo Nacional de Costa Rica también pasa por una profunda rehabilitación, antes de pretender presidir un complejo museístico en la zona donde se enclava.
También está en marcha la construcción del Parque de la Libertad, en Desamparados, en la periferia deprimida de San José, un centro lúdico-cultural, que ofrecerá desde la enseñanza y la práctica de la pintura, el teatro, la danza, la música y la acrobacia, hasta laboratorios de animación digital y producción audiovisual o canchas para la práctica de deporte y un jardín botánico.
Viernes, 9 de Abril 2010
AFP, Agence France-Presse
           


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