Concentración en defensa de los homosexuales en Beirut.
En Líbano, un país con reputación de liberal en la conservadora región de Medio Oriente, los homosexuales sufren menos hostigamiento que en otras partes del mundo, pero viven en el ostracismo social, con excepción de los sectores más acomodados de la capital.
"Si quieres ser gay en Líbano, es mejor que seas poderoso y célebre como Yves Saint-Laurent", confía a la AFP Marwan, un empresario de unos cuarenta años.
Marwan milita por la derogación del artículo 534 del código penal libanés, que declara ilegales las relaciones sexuales "contranatura", pasibles de hasta un año de cárcel.
Los gays del Líbano afirman que están aún a "años luz" de las uniones civiles, por no hablar de las bodas entre parejas del mismo sexo. Pero, al menos, "¿no podríamos despenalizar la homosexualidad?", pregunta el autor del blog "gayinbeirut".
"En el trabajo, si se sabe que eres homosexual o lesbiana, te cesan sin que tengas derecho a protestar", afirmó Ahmad, un miembro de Helem, una organización no gubernamental de Beirut y la única en el mundo árabe que milita a favor de la protección de los homosexuales, bisexuales y transexuales.
Los homosexuales de Líbano son a menudo objeto de insultos, tanto en sociedad como en los programas de televisión.
En consecuencia, mantienen un perfil bajo e intentan vivir sus relaciones en las salas oscuras de cine y sobre todo en algunas discotecas. Pero ni siquiera en esos lugares están a salvo de las redadas policiales.
El 21 de abril, la policía irrumpió en un bar frecuentado por travestis en Dekwene, en el suburbio este de la capital.
"Los policías apalearon y detuvieron a varios jóvenes", cuenta Rami, testigo del incidente. "Todo lo que queremos es ir a fiestas como los demás", agrega.
Algunos fueron desvestidos y fotografiados en la comisaría, denuncian los militantes. Los habitantes del barrio pegaron carteles de apoyo a la redada.
Esta semana, decenas de homosexuales se animaron a protestar contra el incidente frente al Palacio de Justicia.
Humillaciones y agresiones, pero avances, pese a todo
"Se utiliza la ley de manera arbitraria y a menudo por policías que buscan sobornos", dijo Marwan, que asegura haber recibido en cierta ocasión "doce cuchillazos".
"Mis agresores querían robar mi coche. Como sabían que era gay, estaban seguros de que la policía no me defendería", sostiene.
"¿Cómo pueden castigar el amor de la gente? Que vivan sus vidas y que nos dejen vivir la nuestra", protesta Alexandre, un bailarín de 31 años.
La posición del alcalde de Dekwene, Antoine Shajtura, muestra la ambivalencia de los libaneses. "Soy moderno de espíritu, no tengo nada contra los gay, cada uno es libre. Pero la sociedad a veces rechaza esas cosas", afirma.
Además de las redadas policiales, la práctica más criticada es la del "test" anal para los hombres sospechosos de ser homosexuales.
En julio de 2012, en un cine gay de un barrio popular de Beirut 36 hombres fueron detenidos y obligados a someterse a esta "verificación" humillante en la comisaría, bajo el pretexto de establecer su orientación sexual.
Human Rights Watch (HRW) ha denunciado estos "tests de la vergüenza".
Pese a todo, hay quienes señalan avances.
"En diez años, las cosas cambiaron, podemos hablar del tema, hay más sensibilización y la prensa no utiliza más la palabra 'perverso' para designar a un homosexual", apunta Ahmad.
"Si quieres ser gay en Líbano, es mejor que seas poderoso y célebre como Yves Saint-Laurent", confía a la AFP Marwan, un empresario de unos cuarenta años.
Marwan milita por la derogación del artículo 534 del código penal libanés, que declara ilegales las relaciones sexuales "contranatura", pasibles de hasta un año de cárcel.
Los gays del Líbano afirman que están aún a "años luz" de las uniones civiles, por no hablar de las bodas entre parejas del mismo sexo. Pero, al menos, "¿no podríamos despenalizar la homosexualidad?", pregunta el autor del blog "gayinbeirut".
"En el trabajo, si se sabe que eres homosexual o lesbiana, te cesan sin que tengas derecho a protestar", afirmó Ahmad, un miembro de Helem, una organización no gubernamental de Beirut y la única en el mundo árabe que milita a favor de la protección de los homosexuales, bisexuales y transexuales.
Los homosexuales de Líbano son a menudo objeto de insultos, tanto en sociedad como en los programas de televisión.
En consecuencia, mantienen un perfil bajo e intentan vivir sus relaciones en las salas oscuras de cine y sobre todo en algunas discotecas. Pero ni siquiera en esos lugares están a salvo de las redadas policiales.
El 21 de abril, la policía irrumpió en un bar frecuentado por travestis en Dekwene, en el suburbio este de la capital.
"Los policías apalearon y detuvieron a varios jóvenes", cuenta Rami, testigo del incidente. "Todo lo que queremos es ir a fiestas como los demás", agrega.
Algunos fueron desvestidos y fotografiados en la comisaría, denuncian los militantes. Los habitantes del barrio pegaron carteles de apoyo a la redada.
Esta semana, decenas de homosexuales se animaron a protestar contra el incidente frente al Palacio de Justicia.
Humillaciones y agresiones, pero avances, pese a todo
"Se utiliza la ley de manera arbitraria y a menudo por policías que buscan sobornos", dijo Marwan, que asegura haber recibido en cierta ocasión "doce cuchillazos".
"Mis agresores querían robar mi coche. Como sabían que era gay, estaban seguros de que la policía no me defendería", sostiene.
"¿Cómo pueden castigar el amor de la gente? Que vivan sus vidas y que nos dejen vivir la nuestra", protesta Alexandre, un bailarín de 31 años.
La posición del alcalde de Dekwene, Antoine Shajtura, muestra la ambivalencia de los libaneses. "Soy moderno de espíritu, no tengo nada contra los gay, cada uno es libre. Pero la sociedad a veces rechaza esas cosas", afirma.
Además de las redadas policiales, la práctica más criticada es la del "test" anal para los hombres sospechosos de ser homosexuales.
En julio de 2012, en un cine gay de un barrio popular de Beirut 36 hombres fueron detenidos y obligados a someterse a esta "verificación" humillante en la comisaría, bajo el pretexto de establecer su orientación sexual.
Human Rights Watch (HRW) ha denunciado estos "tests de la vergüenza".
Pese a todo, hay quienes señalan avances.
"En diez años, las cosas cambiaron, podemos hablar del tema, hay más sensibilización y la prensa no utiliza más la palabra 'perverso' para designar a un homosexual", apunta Ahmad.