Estas prácticas sumen a los libaneses en la pesadilla de la guerra civil (1975-1990), cuando los secuestros motivados por la religión o la nacionalidad eran moneda corriente por parte de milicianos armados que actuaban impunemente, ante la impotencia de las autoridades.
Los ciudadanos del Golfo, que representan una ayuda financiera indispensable para Líbano, comenzaron a escapar a pedido de sus gobiernos. Hasta ahora se lanzaron amenazas sobre todo contra los sauditas y los cataríes, cuyos países apoyan a los rebeldes.
Un clan chiita, el de los Al Muqdad, se atribuyó el miércoles el secuestro de unos 20 sirios y de un ciudadano turco en represalia por el secuestro esta semana de un miembro de su familia por un grupo rebelde sirio, que lo acusa de ser un francotirador pagado por el Hezbolá, el poderoso partido chiita armado vinculado al régimen sirio.
Por otra parte, comercios pertenecientes a sirios en Líbano fueron saqueados y obreros expulsados de su trabajo por chiitas armados con el pretexto de que cuatro de los once peregrinos chiitas secuestrados por los insurgentes en mayo fueron "heridos de gravedad" durante un ataque de la aviación en el norte de Siria.
El portavoz del clan, Maher al Muqdad, afirmó el jueves a la AFP que "tenía su cuota de secuestrados del Ejército Sirio Libre (ESL, rebeldes), que no tenía la intención de capturar a otros, pero que si el miembro de su familia, Hasan, de 40 años, moría en Siria, el primero de los rehenes que ejecutaría sería el turco", cuyo país apoya a la rebelión.
"Los que nosotros secuestramos son miembros del ESL, o lo financian, o facilitan sus movimientos. A priori, no teníamos una posición en el conflicto en Siria, pero como el ESL comete actos terroristas, qué quiere usted que se piense de él", sostuvo.
El jueves, cuatro hombres armados secuestraron a un sirio, Husam Yehya Jashrum, cerca de la ciudad de Shtaura (este), después de disparar contra su automóvil, indicó a la AFP un responsable del servicio de seguridad.
El conflicto ha tomado un aspecto religioso. Los sunitas filtraban el jueves a los automóviles que llegaban de o se dirigían a Masna, en Siria, en el este del país, a poca distancia de la frontera, en solidaridad con sus "hermanos sirios" secuestrados.
Los hombres armados actúan con toda impunidad, se han convertido en los dueños de las calles, cerraron la ruta hacia el aeropuerto y secuestran a personas indefensas sin que las autoridades intervengan. Esto ha indignado a los libaneses, pues les parece haber regresado a la época de las milicias.
"Nosotros tratamos de resolver la situación con calma. Que el gobierno no haga ruido no quiere decir que no trabaje. Se lanzarán órdenes de arresto contra todos los que atentaron contra la seguridad, y la ruta del aeropuerto ya no será cortada", declaró a la prensa el primer ministro, Najib Mikati, antes de participar en un consejo extraordinario de ministros.
Los ciudadanos del Golfo, que representan una ayuda financiera indispensable para Líbano, comenzaron a escapar a pedido de sus gobiernos. Hasta ahora se lanzaron amenazas sobre todo contra los sauditas y los cataríes, cuyos países apoyan a los rebeldes.
Un clan chiita, el de los Al Muqdad, se atribuyó el miércoles el secuestro de unos 20 sirios y de un ciudadano turco en represalia por el secuestro esta semana de un miembro de su familia por un grupo rebelde sirio, que lo acusa de ser un francotirador pagado por el Hezbolá, el poderoso partido chiita armado vinculado al régimen sirio.
Por otra parte, comercios pertenecientes a sirios en Líbano fueron saqueados y obreros expulsados de su trabajo por chiitas armados con el pretexto de que cuatro de los once peregrinos chiitas secuestrados por los insurgentes en mayo fueron "heridos de gravedad" durante un ataque de la aviación en el norte de Siria.
El portavoz del clan, Maher al Muqdad, afirmó el jueves a la AFP que "tenía su cuota de secuestrados del Ejército Sirio Libre (ESL, rebeldes), que no tenía la intención de capturar a otros, pero que si el miembro de su familia, Hasan, de 40 años, moría en Siria, el primero de los rehenes que ejecutaría sería el turco", cuyo país apoya a la rebelión.
"Los que nosotros secuestramos son miembros del ESL, o lo financian, o facilitan sus movimientos. A priori, no teníamos una posición en el conflicto en Siria, pero como el ESL comete actos terroristas, qué quiere usted que se piense de él", sostuvo.
El jueves, cuatro hombres armados secuestraron a un sirio, Husam Yehya Jashrum, cerca de la ciudad de Shtaura (este), después de disparar contra su automóvil, indicó a la AFP un responsable del servicio de seguridad.
El conflicto ha tomado un aspecto religioso. Los sunitas filtraban el jueves a los automóviles que llegaban de o se dirigían a Masna, en Siria, en el este del país, a poca distancia de la frontera, en solidaridad con sus "hermanos sirios" secuestrados.
Los hombres armados actúan con toda impunidad, se han convertido en los dueños de las calles, cerraron la ruta hacia el aeropuerto y secuestran a personas indefensas sin que las autoridades intervengan. Esto ha indignado a los libaneses, pues les parece haber regresado a la época de las milicias.
"Nosotros tratamos de resolver la situación con calma. Que el gobierno no haga ruido no quiere decir que no trabaje. Se lanzarán órdenes de arresto contra todos los que atentaron contra la seguridad, y la ruta del aeropuerto ya no será cortada", declaró a la prensa el primer ministro, Najib Mikati, antes de participar en un consejo extraordinario de ministros.