NUEVA YORK, Veronique Dupont, (AFP) - La 'cupcake' es un postre tradicional en Estados Unidos, pero en los últimos años se ha transformado en una golosina gourmet, popularizada en parte por la serie de televisión "Sex and the City".
Esta calórica tortita, de distintos sabores y en general decorada con coloridos baños, ya se vende en cadenas de tiendas especializadas, como Magnolia Bakery y Crumbs. Y famosos puntos de venta al por menor, como la chocolatería Godiva y la cadena de panes de canela Cinnabon, buscan cómo sacar provecho de su auge.
Las 'cupcakes' aparecen como hongos a nivel de pequeños empresarios, que también abren tiendas online. En Nueva York hay incluso camiones que serpentean por las calles de la ciudad ofreciendo magdalenas de todo tipo.
El New York Times señaló hace poco en un artículo que la 'cupcake' es la "última fantasía empresarial". Y The Wall Street Journal le dedicó recientemente una página entera al fenómeno.
Los blogs, como cupcakeblog.com y cupcakestakethecake.com, florecen en internet, donde los usuarios debaten si la Red Velvet (una magdalena de chocolate rojizo), es más rica que la Fluffer Nutter (una tortita de vainilla con mantequilla de maní y baño de malvavisco) o que la Peppermint Everything (que está cubierta de caramelos de menta y malvaviscos con virutas de chocolate y obleas).
Las 'cupcakes' tienen incluso su propio reality show, "Cupcake Wars", en el que los pasteleros que las hornean compiten por premios.
La locura por las magdalenas, una tendencia que ya se ve a nivel gourmet en varias capitales sudamericanas, ya llegó a Europa y se está extendiendo a Medio Oriente.
Magnolia Bakery, pionera de esta tendencia, cuya tienda en el Greenwich Village en Manhattan es conocida por sus largas colas, ya abrió cuatro locales, incluyendo uno en Dubái.
Esta pastelería inspiró cambios de vida para muchos. Después de una degustación en Magnolia Bakery, Fadi Jaber, un saudita de origen palestino, abandonó su carrera en la multinacional Unilever para abrir Sugar Daddy, una cadena de tiendas de 'cupcakes' en Medio Oriente.
Rachel Thebault renunció a su trabajo en un banco de inversión para seguir su sueño culinario y en 2007 inauguró Tribeca Treats, una panadería que prepara su deslumbrante variedad de 'cupcakes' a la vista de los clientes.
Como la competencia se volvió feroz, su tienda se diversificó y también vende regalos y otros tipos de pasteles y galletitas.
Kim, una funcionaria de servicios de salud en Washington, comenzó a vender magdalenas hace un año "para hacer un poco de dinero extra para pagar la matrícula de mis tres hijos en la universidad".
"La gente se volvió loca por las 'cupcakes'", contó esta emprendedora madre, que por ahora no se atreve a renunciar a su empleo regular.
Las 'cupcakes' tienen éxito "porque la economía está tan mal que la gente a veces quiere darse un pequeño gusto en lugar de comprar una torta entera", opinó.
Las magdalenas "también son atractivas porque se pueden comprar de diferentes sabores", agregó.
Para Kim, que saca una ganancia de 1,75 dólares por cada cupcake que vende a 2,50 dólares, la competencia no es un problema.
"La demanda es fuerte a pesar de que hay un montón de lugares que venden 'cupcakes'", dijo.
Esta calórica tortita, de distintos sabores y en general decorada con coloridos baños, ya se vende en cadenas de tiendas especializadas, como Magnolia Bakery y Crumbs. Y famosos puntos de venta al por menor, como la chocolatería Godiva y la cadena de panes de canela Cinnabon, buscan cómo sacar provecho de su auge.
Las 'cupcakes' aparecen como hongos a nivel de pequeños empresarios, que también abren tiendas online. En Nueva York hay incluso camiones que serpentean por las calles de la ciudad ofreciendo magdalenas de todo tipo.
El New York Times señaló hace poco en un artículo que la 'cupcake' es la "última fantasía empresarial". Y The Wall Street Journal le dedicó recientemente una página entera al fenómeno.
Los blogs, como cupcakeblog.com y cupcakestakethecake.com, florecen en internet, donde los usuarios debaten si la Red Velvet (una magdalena de chocolate rojizo), es más rica que la Fluffer Nutter (una tortita de vainilla con mantequilla de maní y baño de malvavisco) o que la Peppermint Everything (que está cubierta de caramelos de menta y malvaviscos con virutas de chocolate y obleas).
Las 'cupcakes' tienen incluso su propio reality show, "Cupcake Wars", en el que los pasteleros que las hornean compiten por premios.
La locura por las magdalenas, una tendencia que ya se ve a nivel gourmet en varias capitales sudamericanas, ya llegó a Europa y se está extendiendo a Medio Oriente.
Magnolia Bakery, pionera de esta tendencia, cuya tienda en el Greenwich Village en Manhattan es conocida por sus largas colas, ya abrió cuatro locales, incluyendo uno en Dubái.
Esta pastelería inspiró cambios de vida para muchos. Después de una degustación en Magnolia Bakery, Fadi Jaber, un saudita de origen palestino, abandonó su carrera en la multinacional Unilever para abrir Sugar Daddy, una cadena de tiendas de 'cupcakes' en Medio Oriente.
Rachel Thebault renunció a su trabajo en un banco de inversión para seguir su sueño culinario y en 2007 inauguró Tribeca Treats, una panadería que prepara su deslumbrante variedad de 'cupcakes' a la vista de los clientes.
Como la competencia se volvió feroz, su tienda se diversificó y también vende regalos y otros tipos de pasteles y galletitas.
Kim, una funcionaria de servicios de salud en Washington, comenzó a vender magdalenas hace un año "para hacer un poco de dinero extra para pagar la matrícula de mis tres hijos en la universidad".
"La gente se volvió loca por las 'cupcakes'", contó esta emprendedora madre, que por ahora no se atreve a renunciar a su empleo regular.
Las 'cupcakes' tienen éxito "porque la economía está tan mal que la gente a veces quiere darse un pequeño gusto en lugar de comprar una torta entera", opinó.
Las magdalenas "también son atractivas porque se pueden comprar de diferentes sabores", agregó.
Para Kim, que saca una ganancia de 1,75 dólares por cada cupcake que vende a 2,50 dólares, la competencia no es un problema.
"La demanda es fuerte a pesar de que hay un montón de lugares que venden 'cupcakes'", dijo.