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Política
Denis Villeneuve
"Entre dos películas de Denys Arcand se puede empezar a existir", bromeó Denis Villeneuve, director de "Incendies", una historia de dos hermanos en busca de sus raíces en Medio Oriente, nominada a un Oscar el año pasado y candidata este año en los César en Francia.
Después de "Incendies" de Villeneuve, fue el turno de "Monsieur Lazhar" de Philippe Falardeau, la historia de un refugiado argelino en Quebec que debe reemplazar de urgencia a una profesora que ha puesto fin a su vida. El film era candidato al Oscar a mejor película extranjera.
Los cineastas de esta provincia francófona estuvieron cinco veces nominados al prestigioso galardón de Hollywood: tres veces con el maestro Denys Arcand, que ganó en 2004 por "Las invasiones bárbaras", y luego dos veces en dos años, con Villeneuve y Falardeau.
"Hay un nuevo cine que está surgiendo, muy fuerte, con directores de 25, 30, 35 años que tienen personalidades, visiones, asumidas y firmes. Es muy emocionante", dijo a la AFP Villeneuve, quien con apenas 40 años, ya parece un decano de la producción cinematográfica local.
Antes de convertirse en cineastas en 2000, tanto Villeneuve como Falardeau ganaron al comienzo de los años 1990 la versión quebequense de "La course Destination Monde", una emisión de Radio Canadá similar a un reality show sobre cineastas en ciernes que recorrían el mundo filmando reportajes.
En ese momento, ya se hablaba de una "nueva ola" del cine en Quebec, capaz contar historias de carácter internacional.
"Pasó algo hace quizás una década, una nueva generación de cineastas... que está abierta a temas más amplios, que está interesada en los demás", opinó Luc Déry, productor de "Incendies" y "Monsieur Lazhar".
En los últimos años, una nueva oleada de jóvenes cineastas se ha extendido como si una segunda ola se hubiera sumado a la primera.
Xavier Dolan ("J'ai tué ma mère", "Les amours imaginaires") ha cautivado a los aficionados al cine con películas de jóvenes que demuestran un dominio poco común de los códigos del cine.
Pero Dolan no está solo. Denis Cote, Stephane Lafleur, Maxime Giroux, Sebastien Pilote, Anais Barbeau-Lavalette, Anne Emond también hicieron obras singulares, difíciles de consolidar bajo una sola etiqueta.
Sin dinero, pero libres
"Sucedió algo, sin duda. Pero, ¿es una 'nouvelle vague'? Si existe, no está controlada desde el interior", dijo Anne Emond. La directora de 29 años y ojos azul zafiro sorprendió con su primer largometraje, "Nuit #1", con jugosos monólogos de la infelicidad de los jóvenes.
"Los 'baby boomers' se impactaron porque todo lo que está en la película, la libertad sexual, las drogas, todos esos límites rotos, ellos los vivieron pero con el objetivo de la libertad. Nosotros no esperamos cambiar nada, se trata de un escape", dijo sobre su obra, cuyos derechos fueron vendidos en Europa, Corea del Sur y Estados Unidos.
"Estos cineastas ya no buscan un éxito local, con preocupaciones 'provincianas', ellos compiten en el cine mundial sin complejos", destacó Jean-Pierre Sirois-Trahan, especialista en cine de Quebec en la Universidad Laval.
Québec es una provincia de ocho millones de habitantes que produce entre 30 y 40 largometrajes de ficción por año, financiados en gran parte por fondos públicos, como la Sociedad de desarrollo de las empresas culturales de Quebec (SODEC) y Telefilm Canadá.
Estas organizaciones inyectan en total unos 50 millones de dólares anuales en la producción cinematográfica de Québec, menos que el presupuesto medio de una producción de Hollywood.
"Es un cine realizado con el sistema D del cine quebequense", explicó Frederick Pelletier, desarrollado en el rodaje de "Diego Star", una historia de un mecánico de Costa de Marfil que se relaciona con una joven quebequense. "La misma película se hubiera hecho en Europa en 40 días de rodaje. Nosotros, la hicimos en 24", dijo.
"La 'nouvelle vague' son personas entrenadas para trabajar sin medios", dijo Pascal Bascaron, productor de Metafilms, uno de los responsables del auge actual.
Después de "Incendies" de Villeneuve, fue el turno de "Monsieur Lazhar" de Philippe Falardeau, la historia de un refugiado argelino en Quebec que debe reemplazar de urgencia a una profesora que ha puesto fin a su vida. El film era candidato al Oscar a mejor película extranjera.
Los cineastas de esta provincia francófona estuvieron cinco veces nominados al prestigioso galardón de Hollywood: tres veces con el maestro Denys Arcand, que ganó en 2004 por "Las invasiones bárbaras", y luego dos veces en dos años, con Villeneuve y Falardeau.
"Hay un nuevo cine que está surgiendo, muy fuerte, con directores de 25, 30, 35 años que tienen personalidades, visiones, asumidas y firmes. Es muy emocionante", dijo a la AFP Villeneuve, quien con apenas 40 años, ya parece un decano de la producción cinematográfica local.
Antes de convertirse en cineastas en 2000, tanto Villeneuve como Falardeau ganaron al comienzo de los años 1990 la versión quebequense de "La course Destination Monde", una emisión de Radio Canadá similar a un reality show sobre cineastas en ciernes que recorrían el mundo filmando reportajes.
En ese momento, ya se hablaba de una "nueva ola" del cine en Quebec, capaz contar historias de carácter internacional.
"Pasó algo hace quizás una década, una nueva generación de cineastas... que está abierta a temas más amplios, que está interesada en los demás", opinó Luc Déry, productor de "Incendies" y "Monsieur Lazhar".
En los últimos años, una nueva oleada de jóvenes cineastas se ha extendido como si una segunda ola se hubiera sumado a la primera.
Xavier Dolan ("J'ai tué ma mère", "Les amours imaginaires") ha cautivado a los aficionados al cine con películas de jóvenes que demuestran un dominio poco común de los códigos del cine.
Pero Dolan no está solo. Denis Cote, Stephane Lafleur, Maxime Giroux, Sebastien Pilote, Anais Barbeau-Lavalette, Anne Emond también hicieron obras singulares, difíciles de consolidar bajo una sola etiqueta.
Sin dinero, pero libres
"Sucedió algo, sin duda. Pero, ¿es una 'nouvelle vague'? Si existe, no está controlada desde el interior", dijo Anne Emond. La directora de 29 años y ojos azul zafiro sorprendió con su primer largometraje, "Nuit #1", con jugosos monólogos de la infelicidad de los jóvenes.
"Los 'baby boomers' se impactaron porque todo lo que está en la película, la libertad sexual, las drogas, todos esos límites rotos, ellos los vivieron pero con el objetivo de la libertad. Nosotros no esperamos cambiar nada, se trata de un escape", dijo sobre su obra, cuyos derechos fueron vendidos en Europa, Corea del Sur y Estados Unidos.
"Estos cineastas ya no buscan un éxito local, con preocupaciones 'provincianas', ellos compiten en el cine mundial sin complejos", destacó Jean-Pierre Sirois-Trahan, especialista en cine de Quebec en la Universidad Laval.
Québec es una provincia de ocho millones de habitantes que produce entre 30 y 40 largometrajes de ficción por año, financiados en gran parte por fondos públicos, como la Sociedad de desarrollo de las empresas culturales de Quebec (SODEC) y Telefilm Canadá.
Estas organizaciones inyectan en total unos 50 millones de dólares anuales en la producción cinematográfica de Québec, menos que el presupuesto medio de una producción de Hollywood.
"Es un cine realizado con el sistema D del cine quebequense", explicó Frederick Pelletier, desarrollado en el rodaje de "Diego Star", una historia de un mecánico de Costa de Marfil que se relaciona con una joven quebequense. "La misma película se hubiera hecho en Europa en 40 días de rodaje. Nosotros, la hicimos en 24", dijo.
"La 'nouvelle vague' son personas entrenadas para trabajar sin medios", dijo Pascal Bascaron, productor de Metafilms, uno de los responsables del auge actual.
