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Política
"¡No, no y no a la violación!", "Todos somos Wiam". En mayo de 2013, miles de marroquíes participaron en una "marcha blanca" en Casablanca tras la agresión de esta niña de 10 años, a la que encontraron recubierta de sangre. Una señal del despertar de la opinión pública ante la violencia contra los niños.
Desde entonces, otros casos dieron mucho que hablar, entre ellos el indulto real que se concedió por error al pederasta español, Daniel Galván, en el verano boreal de 2013. Las protestas obligaron entonces al rey Mohamed VI a retirar su perdón.
El último caso tuvo lugar hace unas semanas. Un ciudadano francés, "Jean-Luc G.", fue condenado a dos años de cárcel en Marrakech, en el sur de Marruecos, a pesar de las denuncias presentadas por al menos nueve niños.
Las oenegés que se personaron como acusación particular recurrieron esta sentencia, considerada demasiado clemente.
"La legislación no es bastante severa", lamentaba entonces el consejero jurídico de la ONG "Touche pas à mon enfant" (No toques a mi hijo), Mustapha Errachidi.
A raíz del juicio, otras voces se alzaron para pedir a las autoridades que reforzaran las medidas contra la pederastia. "Pedimos al gobierno una ley específica" para castigar "los abusos sexuales contra los niños", explica el presidente de la coalición contra los abusos sexuales, Khalid Cherkaoui Semmouni.
- Marrakech, Tetuán -
En 2011, las palabras del exministro francés Luc Ferry, que afirmó que "habían pillado" a un "antiguo ministro" de su país "en una orgía con niños", suscitaron la indignación en ambas orillas del Mediterráneo. Pero la investigación se archivó sin más.
La ciudad turística de Marrakech no es el único lugar del reino afectado por estos casos. Dejando a un lado los pederastas marroquíes, dos extranjeros fueron condenados en 2014 en Tetuán, en el norte del país.
El primero, un británico, fue sentenciado a 20 años de cárcel, pero el segundo, un alemán, tan solo fue castigado con seis meses de prisión.
La gran disparidad entre condenas se debe a "un problema de interpretación de las leyes", lamenta la diputada Nouzha Skalli, que llama a borrar la expresión "sin violencia" de la legislación marroquí.
El grupo parlamentario al que pertenece esta exministra presentó hace cerca de dos años una propuesta de ley para endurecer las penas y definir mejor los delitos. Todavía no ha sido estudiada.
A finales de 2014, un informe inédito apoyado por Unicef y las autoridades marroquíes mostró que el tabú en torno a las agresiones sexuales a niños está desapareciendo poco a poco.
El estudio, que señala 11.599 casos entre 2007 y 2012, indica que el número de denuncias aumentó significativamente, prueba de que es "más fácil evocar ese problema con las instituciones y las familias", dice la presidenta de la ONG Amane, Béatrice Bouron.
Sin embargo, el problema sigue siendo la prevención. Las familias tienen "la impresión de que abordar las cuestiones de sexualidad es una incitación al libertinaje", asegura Bouron.
