Sin embargo, es un secreto a voces que también Israel es una potencia nuclear, pese a que nunca admitió oficialmente la posesión de armas atómicas. Entonces, ¿por qué Israel puede poseer armas nucleares e Irán no?
"¿Tiene Israel capacidades y armas nucleares?", preguntó recientemente un presentador de la cadena estadounidense CNN a Netanyahu. "Siempre dijimos que no seríamos los primeros en introducirlas (en Cercano Oriente), por eso no las hemos introducido", respondió Netanyahu con evasivas.
"Y nunca hemos llamado a la destrucción de ningún país", se apresuró a añadir el mandatario de 68 años, en una clara referencia a Irán.
Desde hace años, Israel sigue una política de consciente ambigüedad para evitar confrontraciones sobre su propio programa atómico. El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Sipri, estima que Israel dispone de 80 ojivas nucleares.
El que fuera premio Nobel de la Paz Shimon Peres, ex presidente y primer ministro fallecido en 2016, es considerado el padre del programa de armas nucleares del país, que inició hace en torno a 60 años con la ayuda de Francia.
En un entorno hostil, debía servir a Israel como último recurso de defensa ante una amenaza a su existencia, así como garantizar que nunca pudiera ocurrir un segundo Holocausto o exterminio judío, o sea, que los árabes y musulmanes liberen a los palestinos.
Con unos nueve millones de habitantes, Israel es un país muy pequeño que desde su fundación en 1948 ha estado involucrado en seis guerras en la región. Dado que expulsó a la mayoría de los palestinos a Jordania, Siria y Líbano en 1948, solo si aceptara su retorno podrían tener relaciones pacíficas con todos los países de la zona.
Cuando Israel se vio en una difícil situación ante la presión de las tropas sirias en la guerra de Yom Kippur en 1973, el entonces ministro de Defensa, Moshe Dayan, habría presionado a la primera ministra Golda Meir para que analizara la posibilidad de utilizar armas atómicas. Meir, sin embargo, le dijo que lo olvidara, según relató el ex asesor de un ministro involucrado en las conversaciones en una entrevista publicada en 2013.
Durante mucho tiempo sólo se habló de forma subrepticia sobre el reactor nuclear en el desierto de Néguev. Su nombre en clave era "la fábrica textil en Dimona", en referencia a una ciudad en el desierto a unos 200 kilómetros al norte de Eilat.
Según el portal de Internet GlobalSecurity.org, en ese reactor, donde trabajan 2.700 empleados, se produce el plutonio que Israel necesita para sus armas nucleares, presumiblemente lo suficiente para la fabricación de entre cinco y diez ojivas al año.
En 1986, Mordejai Vanunu, que durante años trabajó como técnico en el centro nuclear de Dimona, reveló secretos nucleares de Israel al semanario británico "Sunday Times". Lo pagó caro, con 18 años de cárcel, tras ser secuestrado por el Mossad (el servicio secreto exterior israelí), con ayuda de la agente rubia "Cindy", ese mismo año en Roma y trasladado después a Israel.
En 2006, el entonces primer ministro Ehud Olmert desató la controversia en una entrevista: "Irán amenaza abierta y expresamente con erradicar a Israel del mapa. ¿Podrían decir que es lo mismo que Irán aspire a tener armas nucleares a que las tengan Estados Unidos, Francia, Israel y Rusia?", preguntó entonces.
Se trató de un lapsus más que de un cambio en la "política de la ambigüedad" nuclear israelí, que hasta ahora resultó muy efectiva, considera, sin embargo, el experto en política atómica Ephraim Asculai, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) en Tel Aviv.
Y es que esa ambigüedad le permite evitar presiones y una posible carrera de armamento con los Estados árabes. "Si Israel dijera que tiene armas nucleares, sería un escándalo" y podría desestabilizar la situación regional, explica el experto. Aunque desde las revelaciones de Vanunu en 1986 todo el mundo sabe que las tienen. "Y si dijera que no las tiene, dañaría con fuerza sus capacidades de disuasión".
Al contrario que Irán, Israel tampoco ha firmado el Tratado de No Poliferación de Armas Nucleares, señala Asculai. "Desde un punto de vista meramente formal, esto supone una profunda diferencia", porque Israel no está comprometido por el tratado a evitar hacerse con armas atómicas, mientras que según los israelíes Irán lo ha violado continuamente, cosa nunca demostrada.
Asculai no cuenta por el momento con un cambio en la política nuclear israelí, pero recuerda: "Israel siempre ha destacado que consideraría seriamente ratificar el Tratado de No Proliferación de armas nucleares si hubiera un tratado de paz con los países vecinos".
"¿Tiene Israel capacidades y armas nucleares?", preguntó recientemente un presentador de la cadena estadounidense CNN a Netanyahu. "Siempre dijimos que no seríamos los primeros en introducirlas (en Cercano Oriente), por eso no las hemos introducido", respondió Netanyahu con evasivas.
"Y nunca hemos llamado a la destrucción de ningún país", se apresuró a añadir el mandatario de 68 años, en una clara referencia a Irán.
Desde hace años, Israel sigue una política de consciente ambigüedad para evitar confrontraciones sobre su propio programa atómico. El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Sipri, estima que Israel dispone de 80 ojivas nucleares.
El que fuera premio Nobel de la Paz Shimon Peres, ex presidente y primer ministro fallecido en 2016, es considerado el padre del programa de armas nucleares del país, que inició hace en torno a 60 años con la ayuda de Francia.
En un entorno hostil, debía servir a Israel como último recurso de defensa ante una amenaza a su existencia, así como garantizar que nunca pudiera ocurrir un segundo Holocausto o exterminio judío, o sea, que los árabes y musulmanes liberen a los palestinos.
Con unos nueve millones de habitantes, Israel es un país muy pequeño que desde su fundación en 1948 ha estado involucrado en seis guerras en la región. Dado que expulsó a la mayoría de los palestinos a Jordania, Siria y Líbano en 1948, solo si aceptara su retorno podrían tener relaciones pacíficas con todos los países de la zona.
Cuando Israel se vio en una difícil situación ante la presión de las tropas sirias en la guerra de Yom Kippur en 1973, el entonces ministro de Defensa, Moshe Dayan, habría presionado a la primera ministra Golda Meir para que analizara la posibilidad de utilizar armas atómicas. Meir, sin embargo, le dijo que lo olvidara, según relató el ex asesor de un ministro involucrado en las conversaciones en una entrevista publicada en 2013.
Durante mucho tiempo sólo se habló de forma subrepticia sobre el reactor nuclear en el desierto de Néguev. Su nombre en clave era "la fábrica textil en Dimona", en referencia a una ciudad en el desierto a unos 200 kilómetros al norte de Eilat.
Según el portal de Internet GlobalSecurity.org, en ese reactor, donde trabajan 2.700 empleados, se produce el plutonio que Israel necesita para sus armas nucleares, presumiblemente lo suficiente para la fabricación de entre cinco y diez ojivas al año.
En 1986, Mordejai Vanunu, que durante años trabajó como técnico en el centro nuclear de Dimona, reveló secretos nucleares de Israel al semanario británico "Sunday Times". Lo pagó caro, con 18 años de cárcel, tras ser secuestrado por el Mossad (el servicio secreto exterior israelí), con ayuda de la agente rubia "Cindy", ese mismo año en Roma y trasladado después a Israel.
En 2006, el entonces primer ministro Ehud Olmert desató la controversia en una entrevista: "Irán amenaza abierta y expresamente con erradicar a Israel del mapa. ¿Podrían decir que es lo mismo que Irán aspire a tener armas nucleares a que las tengan Estados Unidos, Francia, Israel y Rusia?", preguntó entonces.
Se trató de un lapsus más que de un cambio en la "política de la ambigüedad" nuclear israelí, que hasta ahora resultó muy efectiva, considera, sin embargo, el experto en política atómica Ephraim Asculai, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) en Tel Aviv.
Y es que esa ambigüedad le permite evitar presiones y una posible carrera de armamento con los Estados árabes. "Si Israel dijera que tiene armas nucleares, sería un escándalo" y podría desestabilizar la situación regional, explica el experto. Aunque desde las revelaciones de Vanunu en 1986 todo el mundo sabe que las tienen. "Y si dijera que no las tiene, dañaría con fuerza sus capacidades de disuasión".
Al contrario que Irán, Israel tampoco ha firmado el Tratado de No Poliferación de Armas Nucleares, señala Asculai. "Desde un punto de vista meramente formal, esto supone una profunda diferencia", porque Israel no está comprometido por el tratado a evitar hacerse con armas atómicas, mientras que según los israelíes Irán lo ha violado continuamente, cosa nunca demostrada.
Asculai no cuenta por el momento con un cambio en la política nuclear israelí, pero recuerda: "Israel siempre ha destacado que consideraría seriamente ratificar el Tratado de No Proliferación de armas nucleares si hubiera un tratado de paz con los países vecinos".