En el centro, Francisco Villa, y a la derecha, Emiliano Zapata
La música ranchera, el nacimiento del cine en América Latina, la exaltación de las artes plásticas y la pintura muralista, la literatura nacionalista, la creación de grandes universidades estatales e incluso la popularización de la palabra revolución, son legados del levantamiento mexicano de 1910 para derrocar a Porfirio Díaz, instalado 34 años antes en la presidencia.
El levantamiento instigado por Francisco Madero consiguió su propósito de sacar a Díaz, pero no amainó el levantamiento popular pues los enfrentamientos propiciados por líderes campesinos como Francisco Villa y Emiliano Zapata siguieron y México se sumió en dos décadas de violencia.
El alzamiento convocado por Madero inició el 20 de noviembre de 1910, en los estados del norte del país.
"Se trata del movimiento popular y campesino más grande de la historia de Latinoamérica", subrayó en su libro 'Ensayos Mexicanos' el historiador austriaco Friedrich Katz, fallecido este año.
Según Katz "a diferencia de las otras grandes revoluciones del siglo XX que fueron encabezadas en forma dominante por intelectuales y políticos, la mexicana tuvo como dirigentes a campesinos" con baja educación.
Porfirio Díaz abandonó México en mayo de 1911 rumbo a Francia y Madero asumió el poder ese mismo año y enfrentó casi simultáneamente un nuevo levantamiento de Zapata, inconforme por el incumplimiento en la distribución de tierras, bandera que había llevado a los campesinos a la lucha.
"Como muchos historiadores han señalado, en las últimas tres décadas, no hubo una revolución, sino muchas", explica José Antonio Aguilar, director del Centro de Investigación y Docencia Económica.
Madero fue asesinado en 1912 y se instaló la dictadura de Victoriano Huerta, promovida por Estados Unidos, lo que suscitó nuevos levantamientos de Zapata en el sur y Francisco 'Pancho' Villa en el norte, que lo derrocan en 1914.
En 1915, en desafío al intervencionismo de Washington, Villa ataca la población de Columbus en Estados Unidos y provoca el envío de una 'expedición punitiva' de 5.000 soldados, que invade México pero fracasa en su propósito de capturarlo.
Dos años más tarde una asamblea redacta una nueva Constitución, que tampoco logra apaciguar las disputas.
Los líderes revolucionarios son paulatinamente asesinados. Zapata cae a manos de un traidor en 1919, Villa muere emboscado en su vehículo en 1923 y en 1928, Alvaro Obregón -el líder liberal que gobernó de 1920 a 1924-, fue asesinado por un fanático católico.
Finalmente, en 1929, todas las facciones en disputa crean un partido hegemónico, el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que cambió su nombre luego a Partido Revolucionario Institucional (PRI), y gobernó México durante más de siete décadas hasta 2000.
Durante ese largo periodo México se caracterizó por una singular estabilidad en América Latina, actuó en cierto modo como contrapeso a Estados Unidos, sirvió como refugio a exiliados de la república española, al líder revolucionario ruso León Trotsky y a los revolucionarios barbudos que invadieron Cuba.
Aguilar subraya que "el Estado que surgió del conflicto armado logró consolidarse y perdurar gracias a la creación de una peculiar organización como el PNR, y el papel clave que el presidente desempeñaba en el sistema".
El flamante premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, definió al régimen mexicano como "la dictadura perfecta", que cambiaba de cara cada seis años, pero mantuvo un control centralizado sobre casi todos los sectores desde la economía hasta la prensa, excluyendo disidencias. Finalmente en 2000, el PRI perdió el poder ante el Partido de Acción Nacional (PAN).
El levantamiento instigado por Francisco Madero consiguió su propósito de sacar a Díaz, pero no amainó el levantamiento popular pues los enfrentamientos propiciados por líderes campesinos como Francisco Villa y Emiliano Zapata siguieron y México se sumió en dos décadas de violencia.
El alzamiento convocado por Madero inició el 20 de noviembre de 1910, en los estados del norte del país.
"Se trata del movimiento popular y campesino más grande de la historia de Latinoamérica", subrayó en su libro 'Ensayos Mexicanos' el historiador austriaco Friedrich Katz, fallecido este año.
Según Katz "a diferencia de las otras grandes revoluciones del siglo XX que fueron encabezadas en forma dominante por intelectuales y políticos, la mexicana tuvo como dirigentes a campesinos" con baja educación.
Porfirio Díaz abandonó México en mayo de 1911 rumbo a Francia y Madero asumió el poder ese mismo año y enfrentó casi simultáneamente un nuevo levantamiento de Zapata, inconforme por el incumplimiento en la distribución de tierras, bandera que había llevado a los campesinos a la lucha.
"Como muchos historiadores han señalado, en las últimas tres décadas, no hubo una revolución, sino muchas", explica José Antonio Aguilar, director del Centro de Investigación y Docencia Económica.
Madero fue asesinado en 1912 y se instaló la dictadura de Victoriano Huerta, promovida por Estados Unidos, lo que suscitó nuevos levantamientos de Zapata en el sur y Francisco 'Pancho' Villa en el norte, que lo derrocan en 1914.
En 1915, en desafío al intervencionismo de Washington, Villa ataca la población de Columbus en Estados Unidos y provoca el envío de una 'expedición punitiva' de 5.000 soldados, que invade México pero fracasa en su propósito de capturarlo.
Dos años más tarde una asamblea redacta una nueva Constitución, que tampoco logra apaciguar las disputas.
Los líderes revolucionarios son paulatinamente asesinados. Zapata cae a manos de un traidor en 1919, Villa muere emboscado en su vehículo en 1923 y en 1928, Alvaro Obregón -el líder liberal que gobernó de 1920 a 1924-, fue asesinado por un fanático católico.
Finalmente, en 1929, todas las facciones en disputa crean un partido hegemónico, el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que cambió su nombre luego a Partido Revolucionario Institucional (PRI), y gobernó México durante más de siete décadas hasta 2000.
Durante ese largo periodo México se caracterizó por una singular estabilidad en América Latina, actuó en cierto modo como contrapeso a Estados Unidos, sirvió como refugio a exiliados de la república española, al líder revolucionario ruso León Trotsky y a los revolucionarios barbudos que invadieron Cuba.
Aguilar subraya que "el Estado que surgió del conflicto armado logró consolidarse y perdurar gracias a la creación de una peculiar organización como el PNR, y el papel clave que el presidente desempeñaba en el sistema".
El flamante premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, definió al régimen mexicano como "la dictadura perfecta", que cambiaba de cara cada seis años, pero mantuvo un control centralizado sobre casi todos los sectores desde la economía hasta la prensa, excluyendo disidencias. Finalmente en 2000, el PRI perdió el poder ante el Partido de Acción Nacional (PAN).