Inicio
Política
Bodas de sangre propone un conflicto entre dos familias que se inicia con el matrimonio de dos de sus miembros, aunque ellos no estén plenamente de acuerdo.
El montaje de la obra está a cargo de ocho alumnos del Taller Nacional de Teatro (TNT), además es parte de la temporada Escalante Teatral, coproducción entre el taller y el Centro Cultural de España.
La obra es el último trabajo de Itzín Alpízar, Laura Brenes, Adriana Fallas, Madelaine Garita, Jorge Masís, Mónica Méndez, Zoraya Mañalich y Jonathan Vargas, antes de graduarse como actores y promotores teatrales del TNT.
Además participan como actores invitados Nereo Salazar y la holandesa Anna Wind. La dirección y adaptación de la obra es de Melvin Méndez, director del TNT.
Para el director, Bodas de sangre es un llamado de atención acerca de la libertad de las personas y la posibilidad de elegir libremente el destino que señala el corazón.
“Hay un llamado de atención a los padres para que entendamos que el corazón de los hijos viaja por senderos donde no imaginamos. Hay que confiar en los jóvenes”, aseguró Méndez.
Tragedia. Al inicio de Bodas de sangre está cerca el matrimonio del Novio y la Novia y todo transcurre con relativa calma.
Cuando llega el día de la boda, ella ve a su antiguo amor Leonardo y cambia de decisión. En la Novia aplica la frase ‘donde hubo fuego, cenizas quedan’.
Finalmente, el matrimonio se realiza pero ni la Novia ni Leonardo logran apagar ese amor que resurge, por lo cual deciden escaparse y consumar su amor frustrado.
El Novio sale en busca de Leonardo y su esposa. Al dar con él deciden resolver el problema con una pelea y los dos mueren.
Con este trágico final, ella buscará que le quiten la vida; sin embargo, fracasa en su intento.
La propuesta del TNT se desarrolla en el exterior de una casa, en lugar de los escenarios que proponía García Lorca como una cueva, un bosque o el interior de las casas de los personajes centrales.
Méndez también recortó algunos parlamentos, eliminó algunos de los 14 personajes y agregó otros. Su idea fue hacer una obra que responda a la forma de hacer teatro en la actualidad, pero sin perder el espíritu de García Lorca.
Además se convirtieron algunos de los poemas en canciones y le agregaron una coreografía flamenca, trabajo que el elenco desarrolló con la bailaora Natalia Rodríguez.
El director del montaje confía en que lograron plasmar el mundo “lorquiano” en los 75 minutos que dura la obra.
