Una multitud intenta atacar a Ahmed Shafiq.
Este ataque, que saca a flote otras tensiones, ocurrió en la noche del lunes, pocas horas después de que la Comisión Electoral confirmó que Shafiq y Mursi disputarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el 16 y 17 de junio.
El actual primer ministro, Kamal al Ganzuri, deberá presidir en breve una reunión con gobernadores de todo el país para "discutir la forma de garantizar la seguridad en la segunda vuelta", informó el martes el diario gubernamental Al Ahram en su edición electrónica.
Las oficinas donde estaba instalado el equipo de campaña de Shafiq fueron totalmente saqueadas. Un periodista de la AFP que logró ingresar al lugar el martes reportó que muebles, vidrios, puertas y computadoras yacían por el suelo en pedazos.
En varias ventanas había marcas evidentes de fuego, aunque el incendio no se generalizó.
En cambio, un pequeño garaje que servía de depósito para folletos y afiches de campaña resultó completamente carbonizado, a pesar que los bomberos llegaron rápidamente al lugar al conocerse el incendio.
"Los locales serán recuperados y Shafiq seguirá usándolos para conducir su campaña", dijo uno de sus partidarios, Ahmed Abdel Ghani.
Según la policía, ocho personas fueron detenidas en las proximidades de la sede de Shafiq en la noche del lunes.
Los aliados de Shafiq acusan del ataque a adversarios islamistas y militantes próximos a los grupos de jóvenes que el año pasado encabezaron la revuelta popular que derribó a Mubarak.
La prensa egipcia, sin embargo, cuestionaba las circunstancias y motivaciones de un ataque contra un local visiblemente mal protegido a pesar de su carácter sensible.
"Este incendio suscita interrogantes y muchos se preguntan si Shafiq no podría aprovecharse para aumentar su popularidad", publicó el martes el diario independiente al Shoruk, que habla de "un ataque rodeado de misterio".
No obstante, fueron registrados enfrentamientos en la noche entre partidarios de Shafiq e individuos no identificados en la plaza Tahrir, un lugar emblemático durante la revuelta contra Mubarak en 2011.
Al mismo tiempo, parte de la prensa teme que la segunda vuelta entre un islamista conservador y un ex funcionario del gobierno de Mubarak genere nuevas tensiones.
"Desde el anuncio de los resultados (de la primera vuelta) ha habido manifestaciones en la plaza Tahrir contra el poder del guía (de los Hermanos Musulmanes) y de las Fuerzas Armadas", apuntó el diario independiente al Masri al Yom.
Para el diario Al Shoruk, "la segunda vuelta entre Mursi y Shafiq aviva el fuego de la cólera".
Esta histórica elección presidencial, la primera desde la caída de Mubarak en febrero de 2011, se había desarrollado sin mayores incidentes.
Los dos candidatos en disputa en la segunda vuelta provocan una enorme confusión en los medios liberales y laicos, así como en el movimiento de jóvenes contra Mubarak, que ahora deberán escoger entre un islamista o un representante del antiguo régimen.
Mursi centró su campaña en la islamización, mientras Shafiq lo hizo con la seguridad urbana. Ambos buscan ampliar su base electoral jurando mantenerse fieles a los ideales de la "revolución" de 2011, y prometiendo gobernar para todos los egipcios.
Las Fuerzas Armadas, que dirigen el país desde la caída de Mubarak, deberán entregar el poder al futuro presidente antes del fin de junio.
El actual primer ministro, Kamal al Ganzuri, deberá presidir en breve una reunión con gobernadores de todo el país para "discutir la forma de garantizar la seguridad en la segunda vuelta", informó el martes el diario gubernamental Al Ahram en su edición electrónica.
Las oficinas donde estaba instalado el equipo de campaña de Shafiq fueron totalmente saqueadas. Un periodista de la AFP que logró ingresar al lugar el martes reportó que muebles, vidrios, puertas y computadoras yacían por el suelo en pedazos.
En varias ventanas había marcas evidentes de fuego, aunque el incendio no se generalizó.
En cambio, un pequeño garaje que servía de depósito para folletos y afiches de campaña resultó completamente carbonizado, a pesar que los bomberos llegaron rápidamente al lugar al conocerse el incendio.
"Los locales serán recuperados y Shafiq seguirá usándolos para conducir su campaña", dijo uno de sus partidarios, Ahmed Abdel Ghani.
Según la policía, ocho personas fueron detenidas en las proximidades de la sede de Shafiq en la noche del lunes.
Los aliados de Shafiq acusan del ataque a adversarios islamistas y militantes próximos a los grupos de jóvenes que el año pasado encabezaron la revuelta popular que derribó a Mubarak.
La prensa egipcia, sin embargo, cuestionaba las circunstancias y motivaciones de un ataque contra un local visiblemente mal protegido a pesar de su carácter sensible.
"Este incendio suscita interrogantes y muchos se preguntan si Shafiq no podría aprovecharse para aumentar su popularidad", publicó el martes el diario independiente al Shoruk, que habla de "un ataque rodeado de misterio".
No obstante, fueron registrados enfrentamientos en la noche entre partidarios de Shafiq e individuos no identificados en la plaza Tahrir, un lugar emblemático durante la revuelta contra Mubarak en 2011.
Al mismo tiempo, parte de la prensa teme que la segunda vuelta entre un islamista conservador y un ex funcionario del gobierno de Mubarak genere nuevas tensiones.
"Desde el anuncio de los resultados (de la primera vuelta) ha habido manifestaciones en la plaza Tahrir contra el poder del guía (de los Hermanos Musulmanes) y de las Fuerzas Armadas", apuntó el diario independiente al Masri al Yom.
Para el diario Al Shoruk, "la segunda vuelta entre Mursi y Shafiq aviva el fuego de la cólera".
Esta histórica elección presidencial, la primera desde la caída de Mubarak en febrero de 2011, se había desarrollado sin mayores incidentes.
Los dos candidatos en disputa en la segunda vuelta provocan una enorme confusión en los medios liberales y laicos, así como en el movimiento de jóvenes contra Mubarak, que ahora deberán escoger entre un islamista o un representante del antiguo régimen.
Mursi centró su campaña en la islamización, mientras Shafiq lo hizo con la seguridad urbana. Ambos buscan ampliar su base electoral jurando mantenerse fieles a los ideales de la "revolución" de 2011, y prometiendo gobernar para todos los egipcios.
Las Fuerzas Armadas, que dirigen el país desde la caída de Mubarak, deberán entregar el poder al futuro presidente antes del fin de junio.