¿Qué es la ficción? ¿Y puede superar la realidad? eran las preguntas que le interesaban a la española Elena Mendoza, compositora de la ópera, que se nutre del "lenguaje poético y ambiguo" de Onetti.
La obra del autor uruguayo (1909-1994) "es un universo abierto, que tiene múltiples interpretaciones y aquí la música y el teatro pueden entrar, tenemos mucho espacio para crear", explicó Mendoza en una rueda de prensa para presentar la obra.
Basada en cuatro cuentos de Onetti y dirigida por el suizo Titus Engel, "La ciudad de las mentiras" tendrá cinco únicas funciones la semana próxima en el Teatro Real de Madrid.
Las protagonistas de la ópera viven en Santa María, una ciudad a su vez creada por un personaje de la novela de Onetti "La vida breve", de 1950, en una especie de juego de espejos que tanto gustaba al escritor.
Moncha espera cada noche vestida de novia a un amor que ya murió. Gracia envía a su esposo fotos obscenas de ella con otros hombres hasta enloquecerlo. La traición de Carmen se revela en fotos que deja en una maleta abandonada. Y la cuarta mujer, sin nombre, encarga una obra teatral a partir de un sueño.
Actores, cantantes, músicos solistas y dos ensambles musicales, uno en el foso y otro en el palco real del teatro, van hilvanando las cuatro historias, cuyo tono dramático es "muy onettiano", según la viuda del escritor, Dolly.
La ciudad donde todo transcurre fue imaginada por Onetti en un viaje a la provincia argentina de Entre Ríos, donde "se sintió feliz", recordó Dolly.
"Ahí empezó y fue evolucionando, un personaje traía al otro, y así llenaba su pueblito de Santa María con personajes diversos y rarísimos, y cuatro de estas mujeres" aparecen en la ópera, indicó la viuda del escritor montevideano fallecido en Madrid, su hogar en las últimas dos décadas de vida.
La sevillana Elena Mendoza escribió la ópera prácticamente a cuatro manos con el libretista alemán Matthias Rebstock, ya que música, texto e interpretación actoral se fueron gestando simultáneamente.
"Siempre vimos la música junto al texto y a la acción, estuvieron unidos desde el principio en nuestras cabezas", explicó Rebstock.
En esta moderna ópera, sus protagonistas no solo cantan. Gracia y la mujer sin nombre son interpretadas por las soprano Katia Guedes y Laia Falcón, pero Anne Landa da vida a Carmen con un acordeón y Anna Spina hace lo propio con Moncha, tocando una viola.
Ellas interactúan con otros personajes, entre actores, tenores o instrumentistas, en una obra en la que de todas partes sale música: del choque de los vasos contra una barra del bar de Santa María, o del roce de las piezas de un juego de dominó, explica el director Engel.
Las historias se muestran al principio sucesivamente, pero luego se van entrelazando hasta converger, "con una energía fenomenal, en un gran final", agrega Engel.
La obra, encargada por el propio Teatro Real, forma parte de las actividades por el bicentenario del edificio cultural de Madrid, construido en 1818.
El teatro buscará posteriormente llevar la producción a otros países donde pueda interesar, en particular en América Latina.
Además, la obra será grabada y emitida por la radio pública española, dentro de los esfuerzos del Teatro Real por llevar la ópera a nuevos públicos, aunque por el momento no hay planes de retransmitirla en el extranjero, como se ha hecho con otras óperas.
La obra del autor uruguayo (1909-1994) "es un universo abierto, que tiene múltiples interpretaciones y aquí la música y el teatro pueden entrar, tenemos mucho espacio para crear", explicó Mendoza en una rueda de prensa para presentar la obra.
Basada en cuatro cuentos de Onetti y dirigida por el suizo Titus Engel, "La ciudad de las mentiras" tendrá cinco únicas funciones la semana próxima en el Teatro Real de Madrid.
Las protagonistas de la ópera viven en Santa María, una ciudad a su vez creada por un personaje de la novela de Onetti "La vida breve", de 1950, en una especie de juego de espejos que tanto gustaba al escritor.
Moncha espera cada noche vestida de novia a un amor que ya murió. Gracia envía a su esposo fotos obscenas de ella con otros hombres hasta enloquecerlo. La traición de Carmen se revela en fotos que deja en una maleta abandonada. Y la cuarta mujer, sin nombre, encarga una obra teatral a partir de un sueño.
Actores, cantantes, músicos solistas y dos ensambles musicales, uno en el foso y otro en el palco real del teatro, van hilvanando las cuatro historias, cuyo tono dramático es "muy onettiano", según la viuda del escritor, Dolly.
La ciudad donde todo transcurre fue imaginada por Onetti en un viaje a la provincia argentina de Entre Ríos, donde "se sintió feliz", recordó Dolly.
"Ahí empezó y fue evolucionando, un personaje traía al otro, y así llenaba su pueblito de Santa María con personajes diversos y rarísimos, y cuatro de estas mujeres" aparecen en la ópera, indicó la viuda del escritor montevideano fallecido en Madrid, su hogar en las últimas dos décadas de vida.
- Música en todos lados -
La sevillana Elena Mendoza escribió la ópera prácticamente a cuatro manos con el libretista alemán Matthias Rebstock, ya que música, texto e interpretación actoral se fueron gestando simultáneamente.
"Siempre vimos la música junto al texto y a la acción, estuvieron unidos desde el principio en nuestras cabezas", explicó Rebstock.
En esta moderna ópera, sus protagonistas no solo cantan. Gracia y la mujer sin nombre son interpretadas por las soprano Katia Guedes y Laia Falcón, pero Anne Landa da vida a Carmen con un acordeón y Anna Spina hace lo propio con Moncha, tocando una viola.
Ellas interactúan con otros personajes, entre actores, tenores o instrumentistas, en una obra en la que de todas partes sale música: del choque de los vasos contra una barra del bar de Santa María, o del roce de las piezas de un juego de dominó, explica el director Engel.
Las historias se muestran al principio sucesivamente, pero luego se van entrelazando hasta converger, "con una energía fenomenal, en un gran final", agrega Engel.
La obra, encargada por el propio Teatro Real, forma parte de las actividades por el bicentenario del edificio cultural de Madrid, construido en 1818.
El teatro buscará posteriormente llevar la producción a otros países donde pueda interesar, en particular en América Latina.
Además, la obra será grabada y emitida por la radio pública española, dentro de los esfuerzos del Teatro Real por llevar la ópera a nuevos públicos, aunque por el momento no hay planes de retransmitirla en el extranjero, como se ha hecho con otras óperas.