Rebeldes libios.
El dirigente libio Muamar Gadafi declaró por la noche por televisión estar "determinado a aplastar a los enemigos" asegurando que "si se trata de un complot extranjero lo aplastaremos, y si es interno también lo vamos a aplastar".
Las fuerzas gubernamentales lanzaron la aviación y la artillería pesada contra Ajdabiya, estratégico nudo de comunicaciones a 160 km al sur del feudo de la oposición en Bengasi, cortando la ruta entre las dos ciudades.
La televisión oficial y luego un responsable gubernamental libio anunciaron que Ajdabiya estaba controlada por las fuerzas fieles a Trípoli.
Información que fue desmentida por el portavoz militar del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, instancia dirigente de los rebeldes establecida en Bengasi.
"Ajdabiya sigue en manos de los revolucionarios", declaró Jaled El Sayeh, un portavoz del Consejo Nacional Libio afirmando que "unidades del ejército intentaron ingresar en la ciudad pero nuestras fuerzas lo impidieron".
También desmintió una retirada de los rebeldes hacia Bengasi a pesar de la desbandada de la que fue testigo un periodista de la AFP.
Centenares de civiles y rebeldes huyeron de esta ciudad en dirección de Bengasi a bordo de automóviles y camionetas, constató un periodista de la AFP.
Los combates dejaron al menos tres muertos y unos 15 heridos, según médicos, además de dos muertos durante la noche.
Según los habitantes continuaban los combates esporádicos en Brega, sitio petrolero a 80 km al oeste, pero la línea del frente propiamente dicha se sitúa en las puertas de Ajdabiya.
El ejército libio anunció en la televisión una ofensiva inminente sobre Bengasi, en donde los rebeldes utilizaron cañones antiaéreos durante la noche, sin que los periodistas de la AFP en el lugar vieran u oyeran aviones.
Era difícil saber si los rebeldes respondían a un ataque o manifestaban su alegría tras los rumores, sin fundamento según testigos en Trípoli, sobre un bombardeo contra la residencia de Gadafi en la capital.
La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) retiró a su personal de Bengasi, subrayando que "todo el mundo evacua Bengasi, tanto miembros de organizaciones humanitarias como periodistas".
En París, las grandes potencias del G8 no lograron ponerse de acuerdo sobre una intervención militar para frenar a las fuerzas de Gadafi y sólo alcanzaron un consenso para impulsar esta semana una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre nuevas sanciones.
Los países de la OTAN examinaron por primera vez las opciones militares a su disposición para una intervención en Libia, aunque disminuye la probabilidad de que una resolución de la ONU sea votada en ese sentido.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, dijo el martes que la instauración de una zona de exclusión aérea en Libia, impulsada por Londres y París y reclamada por la Liga Árabe y la oposición libia, "ha sido descartada".
Juppé mencionó ataques contra objetivos militares, afirmando al mismo tiempo que de momento la oposición de China bloquea una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que Estados Unidos no definió aún su posición.
El presidente estadounidense Barack Obama reiteró el lunes por la noche que el dirigente libio debe partir. Al mismo tiempo, su secretaria de Estado Hillary Clinton rechazó prometer una ayuda militar a los rebeldes, incluso bajo forma de entrega de armas, durante una entrevista el mismo lunes en París con Mahmud Jibril, un miembro del CNT.
Estados Unidos amplió las sanciones contra 16 empresas públicas libias, entre ellas la compañía petrolera nacional.
Un grupo de potencias, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, planean presentar en la ONU un proyecto de resolución endureciendo las sanciones contra Libia.
El tiempo apremia para los rebeldes, que declararon que aun controlan Misrata (150 km al este de Trípoli), en donde las fuerzas gubernamentales se apostaron en una guarnición militar cercana, presagiando un ataque.
Las fuerzas de Gadafi recuperaron en cambio el control del centro de Zuara, 120 km al oeste de la capital, tras combates contra los rebeldes que dejaron al menos un muerto.
Desde el 15 de febrero, la sangrienta represión de la insurrección causó centenares de muertos e impulsó a mas de 250.000 personas a huir del país.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (HCR) pidió a los combatientes que deje que los civiles huyan, subrayando la poca cantidad de mujeres y niños que llegan a las fronteras con Egipto y Túnez.
Las autoridades libias dijeron a los periodistas que "ingresaron ilegalmente" en Libia que no serán responsables por su seguridad.
Por otra parte, la producción de petróleo libio, habitualmente de 1,6 millones de barriles diarios, se encontraba prácticamente detenida en los últimos días debido a los combates, informó este martes la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su informe mensual.
Las fuerzas gubernamentales lanzaron la aviación y la artillería pesada contra Ajdabiya, estratégico nudo de comunicaciones a 160 km al sur del feudo de la oposición en Bengasi, cortando la ruta entre las dos ciudades.
La televisión oficial y luego un responsable gubernamental libio anunciaron que Ajdabiya estaba controlada por las fuerzas fieles a Trípoli.
Información que fue desmentida por el portavoz militar del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, instancia dirigente de los rebeldes establecida en Bengasi.
"Ajdabiya sigue en manos de los revolucionarios", declaró Jaled El Sayeh, un portavoz del Consejo Nacional Libio afirmando que "unidades del ejército intentaron ingresar en la ciudad pero nuestras fuerzas lo impidieron".
También desmintió una retirada de los rebeldes hacia Bengasi a pesar de la desbandada de la que fue testigo un periodista de la AFP.
Centenares de civiles y rebeldes huyeron de esta ciudad en dirección de Bengasi a bordo de automóviles y camionetas, constató un periodista de la AFP.
Los combates dejaron al menos tres muertos y unos 15 heridos, según médicos, además de dos muertos durante la noche.
Según los habitantes continuaban los combates esporádicos en Brega, sitio petrolero a 80 km al oeste, pero la línea del frente propiamente dicha se sitúa en las puertas de Ajdabiya.
El ejército libio anunció en la televisión una ofensiva inminente sobre Bengasi, en donde los rebeldes utilizaron cañones antiaéreos durante la noche, sin que los periodistas de la AFP en el lugar vieran u oyeran aviones.
Era difícil saber si los rebeldes respondían a un ataque o manifestaban su alegría tras los rumores, sin fundamento según testigos en Trípoli, sobre un bombardeo contra la residencia de Gadafi en la capital.
La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) retiró a su personal de Bengasi, subrayando que "todo el mundo evacua Bengasi, tanto miembros de organizaciones humanitarias como periodistas".
En París, las grandes potencias del G8 no lograron ponerse de acuerdo sobre una intervención militar para frenar a las fuerzas de Gadafi y sólo alcanzaron un consenso para impulsar esta semana una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre nuevas sanciones.
Los países de la OTAN examinaron por primera vez las opciones militares a su disposición para una intervención en Libia, aunque disminuye la probabilidad de que una resolución de la ONU sea votada en ese sentido.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, dijo el martes que la instauración de una zona de exclusión aérea en Libia, impulsada por Londres y París y reclamada por la Liga Árabe y la oposición libia, "ha sido descartada".
Juppé mencionó ataques contra objetivos militares, afirmando al mismo tiempo que de momento la oposición de China bloquea una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que Estados Unidos no definió aún su posición.
El presidente estadounidense Barack Obama reiteró el lunes por la noche que el dirigente libio debe partir. Al mismo tiempo, su secretaria de Estado Hillary Clinton rechazó prometer una ayuda militar a los rebeldes, incluso bajo forma de entrega de armas, durante una entrevista el mismo lunes en París con Mahmud Jibril, un miembro del CNT.
Estados Unidos amplió las sanciones contra 16 empresas públicas libias, entre ellas la compañía petrolera nacional.
Un grupo de potencias, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, planean presentar en la ONU un proyecto de resolución endureciendo las sanciones contra Libia.
El tiempo apremia para los rebeldes, que declararon que aun controlan Misrata (150 km al este de Trípoli), en donde las fuerzas gubernamentales se apostaron en una guarnición militar cercana, presagiando un ataque.
Las fuerzas de Gadafi recuperaron en cambio el control del centro de Zuara, 120 km al oeste de la capital, tras combates contra los rebeldes que dejaron al menos un muerto.
Desde el 15 de febrero, la sangrienta represión de la insurrección causó centenares de muertos e impulsó a mas de 250.000 personas a huir del país.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (HCR) pidió a los combatientes que deje que los civiles huyan, subrayando la poca cantidad de mujeres y niños que llegan a las fronteras con Egipto y Túnez.
Las autoridades libias dijeron a los periodistas que "ingresaron ilegalmente" en Libia que no serán responsables por su seguridad.
Por otra parte, la producción de petróleo libio, habitualmente de 1,6 millones de barriles diarios, se encontraba prácticamente detenida en los últimos días debido a los combates, informó este martes la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su informe mensual.