Padura, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015, es una de las figuras destacadas de "Centroamérica Cuenta", festival que concluye este viernes con 200 escritores, narradores, críticos y académicos del mundo.
El escritor conversó con AFP después de firmar autógrafos en una librería de Managua, donde varias de sus novelas policíacas como Máscaras, Paisaje de Otoño, Vientos de Cuaresma y la Cola de la Serpiente, protagonizadas por su popular detective Mario Conde, se venden como pan caliente.
- ¿Cómo valora los cambios en Cuba?
- A partir del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, prácticamente no ha ocurrido nada.
Hay una tensión histórica que existió entre los dos países que bajó, eso ha sido la ganancia más importante.
En estos momentos viajan muchos norteamericanos a Cuba con licencias especiales, todavía no pueden viajar como turistas, (pero) el embargo sigue existiendo, por lo tanto no puede haber un comercio normal y una relación normal entre Cuba y Estados Unidos y ha influido muy poco en la realidad cubana realmente.
- ¿Qué espera Cuba con el presidente Donald Trump?
- Hay que esperar. Trump apenas se ha referido a Cuba, lo ha hecho muy puntualmente, pero muy superficialmente y no ha tomado ninguna medida específica, ni para profundizar las medidas que tomó (su antecesor Barack) Obama, ni para derogarlas. Entonces, estamos ahí a la espera a ver qué pasa en los próximos meses.
- ¿Cómo es la Cuba de Fidel Castro y la Cuba de Raúl?
La Cuba de Fidel Castro era una Cuba en la que todas las decisiones tenían un carácter político. Con Raúl llega un poco más de pragmatismo porque se empieza a tener conciencia de la gravísima situación económica del país que se ha seguido deteriorando. El año pasado estuvimos en recesión.
No se sabe económicamente cómo vamos a superar todas las necesidades que se han venido acumulando a lo largo de estos años, pero el gobierno de Raúl ha sido más pragmático y ha abierto espacios que en la época de Fidel no existían, que pueden ir desde la posibilidad de viajar mucho más libremente hasta la posibilidad de tener un teléfono celular, que antes del 2006 ningún cubano podía tener.
Los cambios son lentos, pero algunos de ellos significativos.
- ¿Cómo ve a Cuba en 10 o 20 años?
- Las predicciones de futuro no se me dan bien, ni a mí ni a nadie, y en el caso de Cuba menos todavía.
- ¿Qué se necesita hacer en Cuba para avanzar más rápidamente hacia una apertura?
Creo que hace falta cambios económicos más radicales, que no sé cómo se van a organizar porque no soy economista. La clave de todo estaría en la economía.
- ¿Cuál es su principal preocupación actualmente en el mundo?
- La eterna estupidez humana, creo que hemos demostrado a través de toda la historia de la civilización que somos una especie con un alto sentido de la estupidez, y el desarrollo tecnológico, científico, humanístico, no nos ha salvado de eso y seguimos siendo unos estúpidos capaces de destruir lo que tenemos, lo bello, lo necesario sin lo que no podemos vivir. Me refiero a todo.
- ¿Cómo hace para escribir en una sociedad cerrada?
- Pues yo escribo y me atengo a las consecuencias. Hasta ahora las consecuencias no han sido especialmente graves ni violentas, pero sí pago la consecuencia de ser casi invisible en Cuba.
No salgo nunca en la televisión, no salgo en los periódicos, soy casi invisible, gano premios internacionales y no se menciona. Pero bueno, es el precio que pago por escribir como escribo, es mi espacio de libertad y lo practico.
- ¿Cómo reconstruyó la historia de León Trotski para escribir la novela "El hombre que amaba a los perros"?
- Era una gran ignorancia (para mí) y esa ignorancia fue la que me fue despertando la curiosidad. En Cuba la política con respecto a Trotski fue la misma que la exUnión Soviética, (era) como que no había existido, desaparecido de las fotos.
La primera vez que estuve en México fui a su casa (donde Trotski vivió exiliado) en Coyoacán en el año 1989.
Después supe que (su asesino) Ramón Mercader había vivido varios años en Cuba y había muerto en Cuba y todo esto fue un poco acumulándose hasta que llegó el momento en que estuve en condiciones de poder escribir ese libro.