Fue el padre de Samiha quien decidió casarla con un cristalero de 41 años, procedente al igual que ellos de Siria.
"No sentí nada, no tenía elección", cuenta Samiha. "La primera noche, cuando lo seguí a su habitación, estaba aterrada, no podía moverme".
Esa noche, Samiha, que nunca había oído hablar de sexualidad, se quedó embarazada. "Soy desafortunada, pero tengo que aceptar esta vida", explica esta bella joven rubia de ojos verdes que actualmente tiene 15 años y ya ha sido madre dos veces.
El fenómeno de los matrimonios de niñas en Líbano se ha agravado con la afluencia de refugiados sirios. Para combatir esta práctica, el país prepara una ley única en el mundo árabe.
"Hemos redactado el primer proyecto que regula el matrimonio de menores", explica a la AFP Fadi Karam, secretario general de la Comisión Nacional de la Mujer Libanesa (CNML), institución oficial para los derechos de la mujer en Líbano.
En este país que cuenta con 18 comunidades, son los tribunales religiosos, y no los civiles, los que definen la edad a la que sus fieles pueden contraer matrimonio.
Para los musulmanes -dos tercios de la población-, está fijada en 18 años para los chicos y en entre 14 y 17 para las chicas. Para los cristianos, la edad varía entre 16 y 18 años para ellos y entre 14 y 18 para ellas.
"Pero los tribunales religiosos pueden conceder a las familias una derogación que autorice el matrimonio antes", explica el abogado.
Así, las niñas musulmanas pueden obtener permiso para casarse con 9 años.
- Una boca menos que alimentar -
"Para mejorar la protección de los niños es necesario que las autoridades religiosas y las civiles se complementen", asegura Karam.
El proyecto de ley plantea que el juez de menores sea consultado para las derogaciones, según una fuente próxima. Si el juez la rechaza, el matrimonio no será anulado, pero la familia y quien haya declarado el matrimonio deberán pagar una multa.
Los matrimonios precoces "eran un fenómeno marginal tanto en Líbano como en Siria, pero desde que comenzó la guerra en el país vecino, casar a una niña supone una boca menos que alimentar", explica Jihane Latrous, especialista de la protección de los niños en UNICEF.
A las familias también les preocupa que sus hijas sean agredidas en los campamentos de refugiados.
"Se trata de un tráfico. Se casa a las jóvenes a cambio de dinero o de un alquiler", dice indignada Rita Shemaly, una responsable del CNML.
"Primero sensibilizamos sobre la salud", explica por su parte Sabah al Halak, una militante siria que ha conseguido anular varios matrimonios de adolescentes gracias a su campaña informativa en la región de Bekaa (este).
"Les cuento el caso de una mujer que casó a su hija y la pequeña murió dando a luz con 14 años", explica.
Y es que muchos embarazos precoces le cuestan la vida a la madre y al hijo.
Para Shemaly, la mayoría de los matrimonios precoces también son sinónimo de desescolarización, de violencia y de traumas vinculados con la noche de bodas, que a menudo es vivida como una violación.