Sentado en un café de un lujoso centro comercial de Abu Dabi, el joven, de unos veinte años, vestido de blanco como lo quiere la tradición, teclea sin parar en su teléfono último modelo mientras bebe un té.
"La vi en el cine y le pedí a la acomodadora filipina que le entregara el PIN de mi BlackBerry, pero no me esperaba que me agregase a su lista de contactos y menos que naciera una historia de amor entre nosotros", dice.
La joven, cuyo nombre calla, se tomó más de dos meses antes de aceptar una cita para un primer encuentro... en Skype.
El encuentro, aunque breve, fue suficiente para "confirmar nuestro amor", dice el joven graduado, que luego pudo convencer a la muchacha que aceptara un encuentro real. Ahora hace planes para el futuro, aunque temiendo chocar con la hostilidad de la sociedad.
"En los Emiratos Árabes Unidos, pese a la modernización, las familias siguen muy apegadas a los valores tradicionales", explica Jamila Janji, asesora de la Fundación de Desarrollo Familiar, en Abu Dabi.
"Las familias siguen arreglando los matrimonios de sus hijos, aunque ahora se muestran más flexibles y autorizan, por ejemplo, que los novios se reúnan o que el noviazgo sea más largo para que tengan tiempo de conocerse", añade.
Una adolescente de 16 años dijo a la AFP que sus compañeros de clase "entran en contacto con desconocidos por BlackBerry, luego hablan con ellos por Skype y cuando la relación se vuelve seria, por Facebook".
Los Emiratos Árabes Unidos son considerados como uno de los países más abiertos de la región.
Los encuentros entre jóvenes de sexo opuesto son aún más difíciles en la vecina Arabia Saudí, donde la segregación espacial entre hombres y mujeres es estricta.
En una cafetería a la entrada de un centro comercial de la calle Tahlia, una de las más animadas del centro de Riad, los muchachos espían las siluetas de las chicas, en su mayoría completamente veladas, que desfilan con sus tacones y sus grandes bolsos de marca.
Como es imposible en este reino conservador dirigirse directamente a una chica, Bluetooth resuelve el problema.
Gracias a la aplicación WhosHere, muy popular en esta monarquía petrolera, un joven sentado en la sección reservada a los hombres de un café puede contactar, bajo seudónimo, con las chicas sentadas en la sección "familiar".
"Puedo ver que 16 chicas están presentes en WhosHere y puedo conectar con una de ellas", indica Ahmed.
Esta aplicación comienza a reemplazar a las antiguas técnicas, como hacer llegar un papel con un número de teléfono a una joven, sin acercarse a ella, o dejar el número, bien a la vista, en el parabrisas del coche.
El smartphone ya forma parte de la vida sentimental de los jóvenes de Arabia Saudí, donde reina una estricta segregación de sexos en la escuela, la universidad, el trabajo e incluso en la casa.
Sin embargo, los encuentros virtuales pueden no tener futuro.
"Algunos de mis amigos creen que si una chica acepta un encuentro o una relación, seguirá haciendo lo mismo una vez casada ", dice Ahmed.
"Creo que se equivocan, pero ninguno de mis amigos se ha casado con una chica conocida así", añade.
Según el psicólogo Nader Yaghi, "la tecnología permite ahora una mayor libertad y es posible romper las cadenas impuestas a la relación entre los sexos".
Al Anud, una joven de Qatar interrogada por Twitter, cuenta que se enamoró de un amigo de su hermano, pero no se ha atrevido a contárselo a este último.
"Me comunico con él por Skype", indica, aunque dice que está "convencida de que es un amor imposible".
"La vi en el cine y le pedí a la acomodadora filipina que le entregara el PIN de mi BlackBerry, pero no me esperaba que me agregase a su lista de contactos y menos que naciera una historia de amor entre nosotros", dice.
La joven, cuyo nombre calla, se tomó más de dos meses antes de aceptar una cita para un primer encuentro... en Skype.
El encuentro, aunque breve, fue suficiente para "confirmar nuestro amor", dice el joven graduado, que luego pudo convencer a la muchacha que aceptara un encuentro real. Ahora hace planes para el futuro, aunque temiendo chocar con la hostilidad de la sociedad.
"En los Emiratos Árabes Unidos, pese a la modernización, las familias siguen muy apegadas a los valores tradicionales", explica Jamila Janji, asesora de la Fundación de Desarrollo Familiar, en Abu Dabi.
"Las familias siguen arreglando los matrimonios de sus hijos, aunque ahora se muestran más flexibles y autorizan, por ejemplo, que los novios se reúnan o que el noviazgo sea más largo para que tengan tiempo de conocerse", añade.
Una adolescente de 16 años dijo a la AFP que sus compañeros de clase "entran en contacto con desconocidos por BlackBerry, luego hablan con ellos por Skype y cuando la relación se vuelve seria, por Facebook".
Los Emiratos Árabes Unidos son considerados como uno de los países más abiertos de la región.
Los encuentros entre jóvenes de sexo opuesto son aún más difíciles en la vecina Arabia Saudí, donde la segregación espacial entre hombres y mujeres es estricta.
En una cafetería a la entrada de un centro comercial de la calle Tahlia, una de las más animadas del centro de Riad, los muchachos espían las siluetas de las chicas, en su mayoría completamente veladas, que desfilan con sus tacones y sus grandes bolsos de marca.
Como es imposible en este reino conservador dirigirse directamente a una chica, Bluetooth resuelve el problema.
Gracias a la aplicación WhosHere, muy popular en esta monarquía petrolera, un joven sentado en la sección reservada a los hombres de un café puede contactar, bajo seudónimo, con las chicas sentadas en la sección "familiar".
"Puedo ver que 16 chicas están presentes en WhosHere y puedo conectar con una de ellas", indica Ahmed.
Esta aplicación comienza a reemplazar a las antiguas técnicas, como hacer llegar un papel con un número de teléfono a una joven, sin acercarse a ella, o dejar el número, bien a la vista, en el parabrisas del coche.
El smartphone ya forma parte de la vida sentimental de los jóvenes de Arabia Saudí, donde reina una estricta segregación de sexos en la escuela, la universidad, el trabajo e incluso en la casa.
Sin embargo, los encuentros virtuales pueden no tener futuro.
"Algunos de mis amigos creen que si una chica acepta un encuentro o una relación, seguirá haciendo lo mismo una vez casada ", dice Ahmed.
"Creo que se equivocan, pero ninguno de mis amigos se ha casado con una chica conocida así", añade.
Según el psicólogo Nader Yaghi, "la tecnología permite ahora una mayor libertad y es posible romper las cadenas impuestas a la relación entre los sexos".
Al Anud, una joven de Qatar interrogada por Twitter, cuenta que se enamoró de un amigo de su hermano, pero no se ha atrevido a contárselo a este último.
"Me comunico con él por Skype", indica, aunque dice que está "convencida de que es un amor imposible".