En Alejandría, la segunda ciudad del país, una persona murió por tiros de perdigones en los enfrentamientos y otras 70 resultaron heridas, indicó la agencia oficial Mena.
La televisión mostró imágenes de los manifestantes lanzando piedras en el barrio de Sidi Gaber de Alejandría, donde fue quemada una sede del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), la organización política de los Hermanos Musulmanes, el movimiento del presidente.
Otra sede del partido en Aga, en el delta del Nilo, corrió la misma suerte.
En El Cairo, varios simpatizantes de partidos islamistas se congregaron en las inmediaciones de la mezquita Rabaa al Adauiya para expresar su apoyo a Mursi y su rechazo a que abandone la presidencia sólo un año después de su toma de posesión, como pide la oposición.
El eslogan de la manifestación es "la legitimidad [de la elección de Mursi] es la línea roja", en referencia a la insistencia del presidente en afirmar que ganó en unas elecciones libres y limpias y que cuenta por lo tanto con un mandato popular.
"Tenemos que demostrar al mundo que hay hombres que defenderán la sharia [la ley islámica] y la legitimidad del gobierno", dijo un orador.
Por su parte los opositores se reunieron en las inmediaciones de la universidad de Al Azhar, considerada como el principal centro de enseñanza superior por los musulmanes sunitas, con el fin de caminar hasta Tahrir, la emblemática plaza de El Cairo que se convirtió en el epicentro de las manifestaciones de 2011 que desembocaron en la renuncia de Hosni Mubarak, tras tres décadas en el poder.
Gran manifestación el domingo
Estas manifestaciones ponen de nuevo a la luz la tensión en el país entre los partidarios y los detractores de Mursi, que ya dejaron al menos cinco muertos en los últimos días.
Los partidarios de Mursi dicen que está limpiando las instituciones tras décadas de corrupción, pero sus detractores lo acusan de concentrar el poder en manos de su movimiento, los Hermanos Musulmanes, y de haber desviado la revolución de 2011 que derrocó a Mubarak.
La oposición convocó para el domingo una gran manifestación para pedir su dimisión, coincidiendo con el primer aniversario de la elección del presidente.
Muchos comerciantes anunciaron que no abrirán ese día, el primero de la semana en Egipto, por temor a los enfrentamientos, mientras que los habitantes de El Cairo empezaron este viernes a hacer largas colas para sacar dinero y comprar provisiones.
El ministro egipcio de Defensa ya advirtió la semana pasada de que el ejército intervendrá en caso de disturbios.
Por su parte el movimiento Tamarrud ('rebelión' en árabe), afirma haber reunido 15 millones de firmas para pedir una elección presidencial anticipada.
El miércoles, en un discurso en la televisión Mursi advirtió que las divisiones amenazan con "paralizar" el país. "Egipto se enfrenta a numerosos desafíos. La polarización alcanzó un nivel que podría amenazar nuestra experiencia democrática y paralizar la nación", dijo.
El presidente reconoció sin embargo haber cometido "errores" en el primer año de su mandato. "Cometí muchos errores, es indiscutible. Se pueden cometer errores pero tienen que ser corregidos", declaró.
Tras la caída de Mubarak en febrero de 2011, el ejército tomó las riendas del país hasta la toma de posesión de Mursi, el 30 de junio de 2012.
La televisión mostró imágenes de los manifestantes lanzando piedras en el barrio de Sidi Gaber de Alejandría, donde fue quemada una sede del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), la organización política de los Hermanos Musulmanes, el movimiento del presidente.
Otra sede del partido en Aga, en el delta del Nilo, corrió la misma suerte.
En El Cairo, varios simpatizantes de partidos islamistas se congregaron en las inmediaciones de la mezquita Rabaa al Adauiya para expresar su apoyo a Mursi y su rechazo a que abandone la presidencia sólo un año después de su toma de posesión, como pide la oposición.
El eslogan de la manifestación es "la legitimidad [de la elección de Mursi] es la línea roja", en referencia a la insistencia del presidente en afirmar que ganó en unas elecciones libres y limpias y que cuenta por lo tanto con un mandato popular.
"Tenemos que demostrar al mundo que hay hombres que defenderán la sharia [la ley islámica] y la legitimidad del gobierno", dijo un orador.
Por su parte los opositores se reunieron en las inmediaciones de la universidad de Al Azhar, considerada como el principal centro de enseñanza superior por los musulmanes sunitas, con el fin de caminar hasta Tahrir, la emblemática plaza de El Cairo que se convirtió en el epicentro de las manifestaciones de 2011 que desembocaron en la renuncia de Hosni Mubarak, tras tres décadas en el poder.
Gran manifestación el domingo
Estas manifestaciones ponen de nuevo a la luz la tensión en el país entre los partidarios y los detractores de Mursi, que ya dejaron al menos cinco muertos en los últimos días.
Los partidarios de Mursi dicen que está limpiando las instituciones tras décadas de corrupción, pero sus detractores lo acusan de concentrar el poder en manos de su movimiento, los Hermanos Musulmanes, y de haber desviado la revolución de 2011 que derrocó a Mubarak.
La oposición convocó para el domingo una gran manifestación para pedir su dimisión, coincidiendo con el primer aniversario de la elección del presidente.
Muchos comerciantes anunciaron que no abrirán ese día, el primero de la semana en Egipto, por temor a los enfrentamientos, mientras que los habitantes de El Cairo empezaron este viernes a hacer largas colas para sacar dinero y comprar provisiones.
El ministro egipcio de Defensa ya advirtió la semana pasada de que el ejército intervendrá en caso de disturbios.
Por su parte el movimiento Tamarrud ('rebelión' en árabe), afirma haber reunido 15 millones de firmas para pedir una elección presidencial anticipada.
El miércoles, en un discurso en la televisión Mursi advirtió que las divisiones amenazan con "paralizar" el país. "Egipto se enfrenta a numerosos desafíos. La polarización alcanzó un nivel que podría amenazar nuestra experiencia democrática y paralizar la nación", dijo.
El presidente reconoció sin embargo haber cometido "errores" en el primer año de su mandato. "Cometí muchos errores, es indiscutible. Se pueden cometer errores pero tienen que ser corregidos", declaró.
Tras la caída de Mubarak en febrero de 2011, el ejército tomó las riendas del país hasta la toma de posesión de Mursi, el 30 de junio de 2012.