Manifestantes turcos
Luego de una noche de violencia entre la policía y manifestantes en las ciudades de Estambul, Ankara e Izmir (oeste), los incidentes se reanudaron por la tarde en la capital turca, donde la policía dispersó con gases lacrimógenos a un grupo de unas mil personas, estudiantes y jóvenes en su mayoría, reunidos en el centro de la ciudad.
Seguro de sí mismo, el jefe de gobierno, que concentra la mayoría de las críticas, partió hacia el mediodía a una gira de cuatro días por Africa del Norte repitiendo que no cedería ante las protestas.
"Nos mantendremos firmes [...] cálmense, superaremos todo esto", dijo Erdogan a la prensa. "Mi país dará su respuesta en las elecciones [los comicios locales de 2014]", subrayó el primer ministro, confiado en su baza electoral. "Si realmente tenemos prácticas antidemocráticas, nuestra nación nos derrocará", afirmó.
"Sí, ahora estamos en primavera, pero no dejaremos que se transforme en invierno", agregó, en alusión a la "primavera árabe".
Con un tono más conciliador, el presidente turco, Abdulá Gul, llamó el lunes a los manifestantes a la calma y marcó, una vez más, sus diferencias con el primer ministro.
"Democracia no significa únicamente (una victoria en) elecciones (...). Es natural expresar opiniones diferentes (...) con manifestaciones pacíficas", dijo Gul a la prensa.
Desde el viernes, la protesta de un puñado de militantes de asociaciones contra el proyecto de construcción de un parque público en Estambul se extendió poco a poco al conjunto de Turquía.
Erdogan, acusado de autoritarismo y de querer "islamizar" la sociedad turca, se enfrenta a un movimiento de protesta de una importancia inédita desde la llegada al poder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado) en 2002.
La noche del domingo se produjeron violentos incidentes entre la policía y miles de manifestantes en Estambul, alrededor de las oficinas de Erdogan, así como en Ankara, en el barrio residencial de Kavaklidere.
El domingo la policía turca dispersó varias manifestaciones en Izmir (oeste), Adana (sur) y Gazientep (sureste), operaciones que causaron varios heridos. Numerosos manifestantes citados por la televisión turca denunciaron la brutalidad de las fuerzas de seguridad.
La violencia de los últimos tres días dejó más de mil heridos en Estambul y al menos 700 en Ankara, según las organizaciones de defensa de los derechos humanos y los sindicatos de médicos de las dos ciudades.
Esas cifras no fueron confirmadas por las autoridades y el ministro de Interior, Muamer Guler, dio cuenta el domingo de 58 civiles y 115 policías heridos durante las 235 manifestaciones registradas desde el martes pasado en 67 ciudades.
Según Guler, la policía detuvo el domingo a más de 1.700 manifestantes en todo el país, pero la mayoría fueron rápidamente liberados.
El corazón simbólico de la protesta, la plaza Taksim de Estambul, recuperó este lunes algo de normalidad. A media tarde, sólo unos centenares de personas se paseaban por el lugar.
La mayoría de los comercios reabrieron sus puertas, pero las barricadas armadas con mobiliario urbano o coches destruidos bloqueaban el acceso a la plaza desde las calles adyacentes, signo de la determinación de los manifestantes de no dejar que las fuerzas de seguridad, que por orden del gobierno se alejaron el sábado, tomen el control del lugar.
Por la mañana, unas 3.000 personas desfilaron a varios kilómetros de allí, delante de la sede del grupo de prensa Dogus, para denunciar la "sumisión" de la prensa turca, acusada de no rendir cuentas de la amplitud de la protesta.
La Unión de Médicos Turcos (TBB) anunció este lunes que un joven manifestante murió atropellado el domingo por la noche en Estambul por un coche que embistió a la multitud.
Seguro de sí mismo, el jefe de gobierno, que concentra la mayoría de las críticas, partió hacia el mediodía a una gira de cuatro días por Africa del Norte repitiendo que no cedería ante las protestas.
"Nos mantendremos firmes [...] cálmense, superaremos todo esto", dijo Erdogan a la prensa. "Mi país dará su respuesta en las elecciones [los comicios locales de 2014]", subrayó el primer ministro, confiado en su baza electoral. "Si realmente tenemos prácticas antidemocráticas, nuestra nación nos derrocará", afirmó.
"Sí, ahora estamos en primavera, pero no dejaremos que se transforme en invierno", agregó, en alusión a la "primavera árabe".
Con un tono más conciliador, el presidente turco, Abdulá Gul, llamó el lunes a los manifestantes a la calma y marcó, una vez más, sus diferencias con el primer ministro.
"Democracia no significa únicamente (una victoria en) elecciones (...). Es natural expresar opiniones diferentes (...) con manifestaciones pacíficas", dijo Gul a la prensa.
Desde el viernes, la protesta de un puñado de militantes de asociaciones contra el proyecto de construcción de un parque público en Estambul se extendió poco a poco al conjunto de Turquía.
Erdogan, acusado de autoritarismo y de querer "islamizar" la sociedad turca, se enfrenta a un movimiento de protesta de una importancia inédita desde la llegada al poder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado) en 2002.
La noche del domingo se produjeron violentos incidentes entre la policía y miles de manifestantes en Estambul, alrededor de las oficinas de Erdogan, así como en Ankara, en el barrio residencial de Kavaklidere.
El domingo la policía turca dispersó varias manifestaciones en Izmir (oeste), Adana (sur) y Gazientep (sureste), operaciones que causaron varios heridos. Numerosos manifestantes citados por la televisión turca denunciaron la brutalidad de las fuerzas de seguridad.
La violencia de los últimos tres días dejó más de mil heridos en Estambul y al menos 700 en Ankara, según las organizaciones de defensa de los derechos humanos y los sindicatos de médicos de las dos ciudades.
Esas cifras no fueron confirmadas por las autoridades y el ministro de Interior, Muamer Guler, dio cuenta el domingo de 58 civiles y 115 policías heridos durante las 235 manifestaciones registradas desde el martes pasado en 67 ciudades.
Según Guler, la policía detuvo el domingo a más de 1.700 manifestantes en todo el país, pero la mayoría fueron rápidamente liberados.
El corazón simbólico de la protesta, la plaza Taksim de Estambul, recuperó este lunes algo de normalidad. A media tarde, sólo unos centenares de personas se paseaban por el lugar.
La mayoría de los comercios reabrieron sus puertas, pero las barricadas armadas con mobiliario urbano o coches destruidos bloqueaban el acceso a la plaza desde las calles adyacentes, signo de la determinación de los manifestantes de no dejar que las fuerzas de seguridad, que por orden del gobierno se alejaron el sábado, tomen el control del lugar.
Por la mañana, unas 3.000 personas desfilaron a varios kilómetros de allí, delante de la sede del grupo de prensa Dogus, para denunciar la "sumisión" de la prensa turca, acusada de no rendir cuentas de la amplitud de la protesta.
La Unión de Médicos Turcos (TBB) anunció este lunes que un joven manifestante murió atropellado el domingo por la noche en Estambul por un coche que embistió a la multitud.