Esta iniciativa sin precedente podría resultar en la reconquista total por parte del régimen de Bashar al Asad de la segunda ciudad y excapital económica de Siria, lo que daría un golpe fatal a la rebelión.
Paralelamente al anuncio de Rusia, el presidente sirio Bashar al Asad decretó una amnistía para todos los rebeldes que depongan las armas en los próximos tres meses.
Los barrios rebeldes de Alepo, en el este de la ciudad, están totalmente asediados por las tropas gubernamentales desde el 17 de julio. Ninguna ayuda internacional ha podido ingresar en estos sectores de la ciudad, dividida desde el 7 de julio.
Teniendo en cuenta la "situación humanitaria difícil" en la ciudad, el ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, anunció la creación de tres corredores humanitarios para "los civiles tomados como rehenes por los terroristas así como para los combatientes que quieran deponer las armas".
Un cuarto corredor será abierto en el norte, en la carretera de Castello, para permitir "el paso con toda seguridad de los combatientes armados", agregó, añadiendo que se trataba de "garantizar la seguridad de los habitantes de Alepo".
La operación comenzará el 28 de julio, indicó el ministro.
La televisión estatal siria anunció por su parte la "apertura de tres corredores para permitir la salida de ciudadanos de los barrios del este". Indicó que "todo está listo para que sean recibidos en estructuras temporales".
Un periodista de la AFP observó sin embargo que uno de los corredores en cuestión seguía cerrado y que no había ningún movimiento del lado de los civiles.
Informó además que aviones del régimen lanzaron el jueves folletos en los que se muestra un plano de los cuatro corredores así como decenas de bolsas de plástico con alimentos (pan, mermelada, azúcar, etc), pañales de bebé, botes de champú y compresas. Numerosos productos eran de marca rusa.
La oposición en el exilio rechazó la iniciativa rusa, denunciando "crímenes de guerra" en Alepo y un "éxodo forzado" de los habitantes del sector rebelde.
El enviado especial de la ONU en Siria, Staffan de Mistura, afirmó que las Naciones Unidas no habían "sido consultadas" sobre la operación humanitaria. "La situación es extremadamente seria (...). Probablemente haya provisiones para dos o tres semanas", avisó.
París y Londres, que apoyan a la oposición del régimen sirio, solicitaron que se ponga fin al "desastroso" asedio de Alepo, considerando que éste hacía "imposible que se reanuden las negociaciones de paz", en punto muerto.
La antigua capital económica de Siria está dividida desde 2012 entre barrios controlados por el régimen en el oeste y en las zonas del este, en manos de los rebeldes.
Los barrios controlados por los insurgentes han sido bombardeados regularmente estos últimos días y las fuerzas del régimen han ido avanzando, tomando la carretera y al menos un barrio rebelde situado en la periferia noroeste de la ciudad.
El 17 de julio, las tropas gubernamentales lograron sitiar por completo estos sectores y expulsaron a los rebeldes del barrio de Bani Zeid, de donde los insurgentes disparaban cohetes contra los barrios del oeste de la ciudad.
La oenegé Human Rights Watch acusó a las fuerzas prorrégimen de utilizar de forma masiva armas con municiones prohibidas en sus ataques contra los rebeldes.
El presidente Asad decretó el jueves una amnistía para todos los rebeldes que depongan las armas, informó la agencia oficial Sana.
"Cualquier persona que lleve armas (...) y sea buscada por la justicia (...) queda exenta de la totalidad de la pena si se rinde y depone las armas en los tres meses siguientes a la fecha de la publicación de este decreto", indica un texto publicado de la presidencia siria, divulgado por Sana.
Según los analistas, la pérdida de Alepo podría significar el inicio del fin de la rebelión y representar un punto de inflexión determinante en la guerra siria, que ha dejado más de 280.000 muertos en cinco años.
Paralelamente al anuncio de Rusia, el presidente sirio Bashar al Asad decretó una amnistía para todos los rebeldes que depongan las armas en los próximos tres meses.
Los barrios rebeldes de Alepo, en el este de la ciudad, están totalmente asediados por las tropas gubernamentales desde el 17 de julio. Ninguna ayuda internacional ha podido ingresar en estos sectores de la ciudad, dividida desde el 7 de julio.
Teniendo en cuenta la "situación humanitaria difícil" en la ciudad, el ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, anunció la creación de tres corredores humanitarios para "los civiles tomados como rehenes por los terroristas así como para los combatientes que quieran deponer las armas".
Un cuarto corredor será abierto en el norte, en la carretera de Castello, para permitir "el paso con toda seguridad de los combatientes armados", agregó, añadiendo que se trataba de "garantizar la seguridad de los habitantes de Alepo".
La operación comenzará el 28 de julio, indicó el ministro.
- Punto de inflexión -
La televisión estatal siria anunció por su parte la "apertura de tres corredores para permitir la salida de ciudadanos de los barrios del este". Indicó que "todo está listo para que sean recibidos en estructuras temporales".
Un periodista de la AFP observó sin embargo que uno de los corredores en cuestión seguía cerrado y que no había ningún movimiento del lado de los civiles.
Informó además que aviones del régimen lanzaron el jueves folletos en los que se muestra un plano de los cuatro corredores así como decenas de bolsas de plástico con alimentos (pan, mermelada, azúcar, etc), pañales de bebé, botes de champú y compresas. Numerosos productos eran de marca rusa.
La oposición en el exilio rechazó la iniciativa rusa, denunciando "crímenes de guerra" en Alepo y un "éxodo forzado" de los habitantes del sector rebelde.
El enviado especial de la ONU en Siria, Staffan de Mistura, afirmó que las Naciones Unidas no habían "sido consultadas" sobre la operación humanitaria. "La situación es extremadamente seria (...). Probablemente haya provisiones para dos o tres semanas", avisó.
- Negociaciones en punto muerto -
París y Londres, que apoyan a la oposición del régimen sirio, solicitaron que se ponga fin al "desastroso" asedio de Alepo, considerando que éste hacía "imposible que se reanuden las negociaciones de paz", en punto muerto.
La antigua capital económica de Siria está dividida desde 2012 entre barrios controlados por el régimen en el oeste y en las zonas del este, en manos de los rebeldes.
Los barrios controlados por los insurgentes han sido bombardeados regularmente estos últimos días y las fuerzas del régimen han ido avanzando, tomando la carretera y al menos un barrio rebelde situado en la periferia noroeste de la ciudad.
El 17 de julio, las tropas gubernamentales lograron sitiar por completo estos sectores y expulsaron a los rebeldes del barrio de Bani Zeid, de donde los insurgentes disparaban cohetes contra los barrios del oeste de la ciudad.
La oenegé Human Rights Watch acusó a las fuerzas prorrégimen de utilizar de forma masiva armas con municiones prohibidas en sus ataques contra los rebeldes.
El presidente Asad decretó el jueves una amnistía para todos los rebeldes que depongan las armas, informó la agencia oficial Sana.
"Cualquier persona que lleve armas (...) y sea buscada por la justicia (...) queda exenta de la totalidad de la pena si se rinde y depone las armas en los tres meses siguientes a la fecha de la publicación de este decreto", indica un texto publicado de la presidencia siria, divulgado por Sana.
Según los analistas, la pérdida de Alepo podría significar el inicio del fin de la rebelión y representar un punto de inflexión determinante en la guerra siria, que ha dejado más de 280.000 muertos en cinco años.