En una reunión en la sede nacional en Madrid, el comité federal del PSOE respaldó la opción de abstenerse en la próxima votación de investidura, por una mayoría de 139 votos a 96. Con ello se evitarán unas nuevas elecciones en diciembre, que serían las terceras en un año.
"La forma en que podremos hacer algo (...) es que efectivamente seamos oposición, y para eso tiene que haber gobierno", dijo a la prensa Javier Fernández, el presidente de la comisión gestora que dirige el partido de forma interina y allanó el terreno para la abstención.
Tras este giro, Rajoy, en el poder desde diciembre de 2011, podría ser investido al final de la semana entrante, horas antes de que expire el plazo legal, el 31 de octubre.
Se vislumbra así el fin de más de 300 días de bloqueo político, en los que el Partido Popular (PP) de Rajoy, vencedor sin mayoría absoluta en las dos últimas elecciones generales, fue incapaz de sumar apoyos suficientes para formar un nuevo ejecutivo y echar a andar con normalidad la nueva legislatura.
Las socialistas acudieron divididos al cónclave, entre los partidarios de resignarse a la oposición y los defensores a ultranza del no a Rajoy, huérfanos después de que su líder Pedro Sánchez se viera obligado a dimitir como secretario general hace tres semanas.
De las dos resoluciones rivales presentadas, prefirieron la que propugna que la repetición de elecciones podría tener "efectos muy negativos para el Partido Socialista", que cosechó los peores resultados de su historia en los comicios generales de diciembre y junio.
Con 85 de los 350 escaños en la cámara baja (frente a los 137 del PP), la resolución vencedora llama a ejercer "el liderazgo de la oposición parlamentaria", por parte de un partido que teme verse desbancado por su gran rival en la izquierda, Podemos (71 diputados).
En esa línea, el líder 'podemita', Pablo Iglesias, no tardó en fustigar la iniciativa del PSOE, al que acusa de echarse en brazos del PP: "Hoy se constata el fin del turnismo como sistema de partidos; nace una Gran Coalición que nos tendrá enfrente como alternativa", escribió en su cuenta de Twitter.
Más allá de la decisión de este domingo, el PSOE está profundamente dividido, y en breve deberá enfrentar la delicada cuestión de su liderazgo.
Dirigentes regionales como el catalán Miquel Iceta llegaron a la reunión afirmando que defenderían el no, en nombre de una militancia que según ellos va a ver muy mal la abstención en favor del PP.
"Nos da más miedo ese abismo con militantes y electores que unas terceras elecciones", afirmó Iceta en su discurso ante el comité federal, según el texto al que la AFP tuvo acceso.
"Es una traición a los votantes del PSOE y tendrían que consultar a los militantes", coincidió Luis Núñez, un pensionista que este domingo se manifestó junto con otras 70 personas frente a la sede del PSOE para criticar la abstención.
La semana entrante, el grupo parlamentario socialista deberá detallar si la abstención es en bloque, o si lo harán sólo 11 diputados, el mínimo indispensable para que la investidura de Rajoy salga adelante.
La recta final para la formación de gobierno comenzará el lunes, con la ronda de contactos que el rey Felipe mantendrá ese día y el martes con los líderes de los partidos representados en la cámara.
Si Mariano Rajoy le informa el martes de que tiene suficientes apoyos, podría ir al Congreso a partir del jueves, para ser investido el fin de semana.
La legislatura será no obstante complicada, dado que el PP gobernará en minoría, y el propio Rajoy así lo reconoció el viernes desde Bruselas: "si pretendo tener más apoyos, lógicamente tendré que adecuar mi discurso a la nueva situación", dijo.
Los diez meses de bloqueo obligaron al gobierno en funciones a elaborar un presupuesto prorrogado, y empiezan a amenazar la recuperación económica de un país que tiene aún casi un 20% de desempleo.
"La forma en que podremos hacer algo (...) es que efectivamente seamos oposición, y para eso tiene que haber gobierno", dijo a la prensa Javier Fernández, el presidente de la comisión gestora que dirige el partido de forma interina y allanó el terreno para la abstención.
Tras este giro, Rajoy, en el poder desde diciembre de 2011, podría ser investido al final de la semana entrante, horas antes de que expire el plazo legal, el 31 de octubre.
Se vislumbra así el fin de más de 300 días de bloqueo político, en los que el Partido Popular (PP) de Rajoy, vencedor sin mayoría absoluta en las dos últimas elecciones generales, fue incapaz de sumar apoyos suficientes para formar un nuevo ejecutivo y echar a andar con normalidad la nueva legislatura.
Las socialistas acudieron divididos al cónclave, entre los partidarios de resignarse a la oposición y los defensores a ultranza del no a Rajoy, huérfanos después de que su líder Pedro Sánchez se viera obligado a dimitir como secretario general hace tres semanas.
De las dos resoluciones rivales presentadas, prefirieron la que propugna que la repetición de elecciones podría tener "efectos muy negativos para el Partido Socialista", que cosechó los peores resultados de su historia en los comicios generales de diciembre y junio.
Con 85 de los 350 escaños en la cámara baja (frente a los 137 del PP), la resolución vencedora llama a ejercer "el liderazgo de la oposición parlamentaria", por parte de un partido que teme verse desbancado por su gran rival en la izquierda, Podemos (71 diputados).
En esa línea, el líder 'podemita', Pablo Iglesias, no tardó en fustigar la iniciativa del PSOE, al que acusa de echarse en brazos del PP: "Hoy se constata el fin del turnismo como sistema de partidos; nace una Gran Coalición que nos tendrá enfrente como alternativa", escribió en su cuenta de Twitter.
- Un partido desgarrado -
Más allá de la decisión de este domingo, el PSOE está profundamente dividido, y en breve deberá enfrentar la delicada cuestión de su liderazgo.
Dirigentes regionales como el catalán Miquel Iceta llegaron a la reunión afirmando que defenderían el no, en nombre de una militancia que según ellos va a ver muy mal la abstención en favor del PP.
"Nos da más miedo ese abismo con militantes y electores que unas terceras elecciones", afirmó Iceta en su discurso ante el comité federal, según el texto al que la AFP tuvo acceso.
"Es una traición a los votantes del PSOE y tendrían que consultar a los militantes", coincidió Luis Núñez, un pensionista que este domingo se manifestó junto con otras 70 personas frente a la sede del PSOE para criticar la abstención.
La semana entrante, el grupo parlamentario socialista deberá detallar si la abstención es en bloque, o si lo harán sólo 11 diputados, el mínimo indispensable para que la investidura de Rajoy salga adelante.
La recta final para la formación de gobierno comenzará el lunes, con la ronda de contactos que el rey Felipe mantendrá ese día y el martes con los líderes de los partidos representados en la cámara.
Si Mariano Rajoy le informa el martes de que tiene suficientes apoyos, podría ir al Congreso a partir del jueves, para ser investido el fin de semana.
La legislatura será no obstante complicada, dado que el PP gobernará en minoría, y el propio Rajoy así lo reconoció el viernes desde Bruselas: "si pretendo tener más apoyos, lógicamente tendré que adecuar mi discurso a la nueva situación", dijo.
Los diez meses de bloqueo obligaron al gobierno en funciones a elaborar un presupuesto prorrogado, y empiezan a amenazar la recuperación económica de un país que tiene aún casi un 20% de desempleo.