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El paquete, votado en mayo en el Parlamento por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en el poder), incluye 26 enmiendas bastante dispares -desde la atribución de nuevos derechos a los funcionarios hasta la protección de la igualdad de géneros- reformando una Constitución de 1982 heredada del golpe de Estado militar de 1980.
Una victoria del "sí" debilitaría un poco más los poderes del ejército, gran enemigo del AKP y guardián autoproclamado de la laicidad, que ha depuesto a cuatro gobiernos desde 1960.
La reforma limita las prerrogativas de la justicia militar y permite el juicio, de forma sistemática, a los soldados en tiempos de paz por tentativa de golpe de Estado, así como que los oficiales de alto rango puedan comparecer ante la Corte Constitucional.
También permite juzgar a los autores del Golpe de Estado de 1980.
Según la Comisión Europea, esta reforma supone "un paso en la dirección correcta", al mejorar el funcionamiento del sistema judicial y restringiendo los poderes de la justicia militar.
Pero sobre todo, redefine en profundidad las relaciones de fuerzas entre el poder político y la jerarquía judicial, hasta ahora dominada por los partidarios de una laicidad sin concesiones y grandes adversarios del AKP, al que acusan de querer islamizar al país.
La reforma aumenta el número de miembros de la Corte Constitucional y del Consejo Superior de la magistratura, dos bastiones del campo laico, y modifica su modo de selección. También somete la disolución de los partidos políticos al control del Parlamento.
En 2008, el AKP se había librado por poco de la disolución, por tentativa de derrocar el orden laico. Los tribunales también tuvieron un papel preponderante para bloquear las diversas reformas, como la supresión de la prohibición del velo islámico en las universidades.
Para la AKP, esta revisión constitucional va a permitir a Turquía, miembro de la OTAN, alinearse sobre los estándares de la Unión Europea -con la que inició en 2005 negociaciones de adhesión- en materia de democracia.
El argumento sin embargo no convenció a los principales partidos de oposición.
El Partido Republicano del Pueblo (CHP, pro laicidad) y el Partido de la Acción Nacionalista (MHP, nacionalista), hacen campaña en contra de la reforma en nombre del respeto de la separación de poderes, mientras que el Partido de la Paz y de la Democracia (BDP, pro kurdo), llama al boicot de la votación.
Por lo tanto, el AKP se va presentar prácticamente solo en las urnas para defender el proyecto, en una votación que parece una prueba de popularidad para el gobierno, a un año de las próximas elecciones legislativas.
El partido del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde noviembre de 2002, ganó las últimas elecciones generales en 2007 (46,6% de los votos), pero se observaron señales de una pérdida de su popularidad en las municipales del año pasado (39%).
Una votación masiva en favor del "sí" el domingo daría un nuevo impulso al AKP, y un fracaso podría reactivar las presiones de la oposición para la organización de elecciones anticipadas.
Los sondeos preveían un resultado apretado, con una ligera ventaja para el "sí", tras una campaña en la que el fondo de la reforma ha sido poco analizado pero que ha sido dominada por los ataques personales entre Erdogan y su principal adversario, el jefe del CHP, Kemal Kiliçdaroglu.
Una victoria del "sí" debilitaría un poco más los poderes del ejército, gran enemigo del AKP y guardián autoproclamado de la laicidad, que ha depuesto a cuatro gobiernos desde 1960.
La reforma limita las prerrogativas de la justicia militar y permite el juicio, de forma sistemática, a los soldados en tiempos de paz por tentativa de golpe de Estado, así como que los oficiales de alto rango puedan comparecer ante la Corte Constitucional.
También permite juzgar a los autores del Golpe de Estado de 1980.
Según la Comisión Europea, esta reforma supone "un paso en la dirección correcta", al mejorar el funcionamiento del sistema judicial y restringiendo los poderes de la justicia militar.
Pero sobre todo, redefine en profundidad las relaciones de fuerzas entre el poder político y la jerarquía judicial, hasta ahora dominada por los partidarios de una laicidad sin concesiones y grandes adversarios del AKP, al que acusan de querer islamizar al país.
La reforma aumenta el número de miembros de la Corte Constitucional y del Consejo Superior de la magistratura, dos bastiones del campo laico, y modifica su modo de selección. También somete la disolución de los partidos políticos al control del Parlamento.
En 2008, el AKP se había librado por poco de la disolución, por tentativa de derrocar el orden laico. Los tribunales también tuvieron un papel preponderante para bloquear las diversas reformas, como la supresión de la prohibición del velo islámico en las universidades.
Para la AKP, esta revisión constitucional va a permitir a Turquía, miembro de la OTAN, alinearse sobre los estándares de la Unión Europea -con la que inició en 2005 negociaciones de adhesión- en materia de democracia.
El argumento sin embargo no convenció a los principales partidos de oposición.
El Partido Republicano del Pueblo (CHP, pro laicidad) y el Partido de la Acción Nacionalista (MHP, nacionalista), hacen campaña en contra de la reforma en nombre del respeto de la separación de poderes, mientras que el Partido de la Paz y de la Democracia (BDP, pro kurdo), llama al boicot de la votación.
Por lo tanto, el AKP se va presentar prácticamente solo en las urnas para defender el proyecto, en una votación que parece una prueba de popularidad para el gobierno, a un año de las próximas elecciones legislativas.
El partido del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde noviembre de 2002, ganó las últimas elecciones generales en 2007 (46,6% de los votos), pero se observaron señales de una pérdida de su popularidad en las municipales del año pasado (39%).
Una votación masiva en favor del "sí" el domingo daría un nuevo impulso al AKP, y un fracaso podría reactivar las presiones de la oposición para la organización de elecciones anticipadas.
Los sondeos preveían un resultado apretado, con una ligera ventaja para el "sí", tras una campaña en la que el fondo de la reforma ha sido poco analizado pero que ha sido dominada por los ataques personales entre Erdogan y su principal adversario, el jefe del CHP, Kemal Kiliçdaroglu.
