El Frente an Nusra, la rama siria de Al Qaida, dio el martes un ultimátum de cinco días al EIIL para que el movimiento acepte que el conflicto se resuelva ante un tribunal religioso.
En caso de rechazo, An Nusra amenazó con expulsar el grupo de Siria, donde estos exiliados contra el régimen de Bashar al Asad libran cruentos combates.
"El EIIL se retiró de Azaz, su principal bastión de la provincia de Alepo, del aeropuerto militar de Menegh (tomado por los rebeldes en agosto de 2013), de la localidad de Mayer y de los pueblos de Deir Jamal y Kafin", todos ellos en la misma provincia, afirmó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
"La región de Alepo es su eslabón débil, por lo que temen ser atacados" por An Nusra y los otros rebeldes a raíz del ultimátum, explicó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
"El EIIL se dirigió más al este, hacia localidades limítrofes con la provincia de Raqa, donde se encuentra su principal bastión, la ciudad de Raqa", afirmó.
Según él, los combatientes se atrincheraron sobre todo en las localidades de Jarablos y de Menbej, en el extremo este de la provincia de Alepo y cercanas a la de Raqa.
El ultimátum al EIIL se produjo tras la muerte del comandante de una brigada islamista, Abu Jaled as Suri, un amigo del jefe de Al Qaida, Ayman al Zawahiri.
Los insurgentes acusan al EIIL de haberlo matado. El jefe de An Nusra, Abu Mohamad al Julani, anunció que lucharán contra este grupo en Siria e incluso en Irak si rechaza el arbitraje religioso.
Aunque tanto An Nusra como el EIIL proceden de la rama de Al Qaida en Irak, sus relaciones se han deteriorado en las últimas semanas y los combates hacen estragos entre los dos campos.
La rebelión siria odia al EIIL por la brutalidad de sus métodos contra los civiles y su oposición a cooperar con los otros grupos en la lucha contra el régimen de Asad.
En enero, los insurgentes le declararon la guerra y el Frente an Nusra, tras haber mantenido inicialmente una posición neutral, se unió a ellos en la ofensiva.