Una reforma destinada a simplificar la compleja división administrativa de Francia redujo el número de regiones de 22 a 13 el 1 de enero de este año. Así, las regiones "Languedoc-Rosellón" y "Mediodía-Pirineos", en el sudoeste, se fusionaron en una nueva del tamaño de Austria.
El 24 de junio, tras una asamblea plenaria tensa, los nuevos consejeros regionales decidieron bautizarla como "Occitania", pero el nombre, que se refiere a la cultura y lengua occitanas, ha sido visto como una provocación por cientos de miles de franceses catalanes.
"Occitania está muy bien, pero no queremos perder nuestra identidad, explicó una de las manifestantes de Perpiñán, Marie-Cécile, de 22 años.
Como ella, 7.800 personas según la policía y 10.000 según los organizadores, se han manifestado para reclamar que se añada la mención "País catalán" a "Occitania". La multitud, que agitaba banderas catalanas rojas y amarillas, desfiló con una pancarta de cabecera que decía "Orgullo y honor de hablar una lengua con una gran historia".
También se ha desplegado un abanico de tradiciones locales, desde grupos de música forklórica y estatuas gigantes de personajes históricos catalanes e incluso "castellers", torres humanas de varios metros de altura.
El norte de Cataluña se convirtió en francés en virtud del tratado de los Pirineos, firmado en 1659 por los reinos francés y español. Pese a que su población tiene un gran apego a su cultura, en su gran mayoría está muy alejada de las reivindicaciones independentistas que existen al otro lado de la frontera.
El 24 de junio, tras una asamblea plenaria tensa, los nuevos consejeros regionales decidieron bautizarla como "Occitania", pero el nombre, que se refiere a la cultura y lengua occitanas, ha sido visto como una provocación por cientos de miles de franceses catalanes.
"Occitania está muy bien, pero no queremos perder nuestra identidad, explicó una de las manifestantes de Perpiñán, Marie-Cécile, de 22 años.
Como ella, 7.800 personas según la policía y 10.000 según los organizadores, se han manifestado para reclamar que se añada la mención "País catalán" a "Occitania". La multitud, que agitaba banderas catalanas rojas y amarillas, desfiló con una pancarta de cabecera que decía "Orgullo y honor de hablar una lengua con una gran historia".
También se ha desplegado un abanico de tradiciones locales, desde grupos de música forklórica y estatuas gigantes de personajes históricos catalanes e incluso "castellers", torres humanas de varios metros de altura.
El norte de Cataluña se convirtió en francés en virtud del tratado de los Pirineos, firmado en 1659 por los reinos francés y español. Pese a que su población tiene un gran apego a su cultura, en su gran mayoría está muy alejada de las reivindicaciones independentistas que existen al otro lado de la frontera.