Rabat. (EFE).- En un comunicado del Ministerio de Exteriores difundido por la agencia oficial MAP, las autoridades marroquíes alegaron que las declaraciones del Gobierno iraní en contra de la solidaridad de Marruecos con la integridad territorial de ese reino fueron "inadmisibles".
El origen de la ofensiva diplomática se remonta a mediados de febrero, cuando el ex presidente del Parlamento iraní Ali Nateq Nuri manifestó que Bahrein, que cuenta con una población de 800.000 personas, en su mayoría chiíes, había sido una provincia iraní.
Ese comentario, del que se desligaron las autoridades iraníes tras afirmar que no representaba la postura oficial, incrementó no obstante las tensiones entre Irán, también de mayoría chií, y parte de los países árabes de mayoría suní, incluido Marruecos.
En los últimos meses, Rabat ha emprendido una intensa campaña para frenar lo que consideran una creciente expansión en el país del rito chií, cuyo representante oficial es Irán, que se ha saldado con la detención de varios supuestos activistas chiíes.
En esta ocasión Rabat defendió que su apoyo a Bahrein se justificaba por el "compromiso del país con la legalidad internacional, las relaciones de buena vecindad y su plena solidaridad con un Estado hermano". Bahrein acoge la sede de la Quinta Flota norteamericana y forma parte además de la rica alianza petrolera del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), creada en 1981 e integrado también por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait, Qatar y Omán.
De ahí procede la defensa de esos países a la soberanía de esa pequeña nación y sus intentos por ganarse la simpatía de uno de los aliados árabes de EE.UU. en el golfo Pérsico. Pese a ello, Rabat recibió con sorpresa "las expresiones inaceptables" con las que Irán reaccionó a su decisión de posicionarse en favor de Bahrein.
"Esa actitud inadmisible, dirigida solamente contra Marruecos, da muestra de un activismo probado de las autoridades de ese país, con el objetivo de alterar los fundamentos religiosos del reino y de atacar las bases de la identidad ancestral del pueblo marroquí", indicó.
Ya el pasado 25 de febrero, Marruecos llamó a consultas durante una semana a su encargado de negocios interino en Teherán a modo de protesta contra la represalia de Irán, sin que pasado ese tiempo recibiera una explicación.
Para el ministerio, la actitud del Ejecutivo iraní "constituye una injerencia intolerable en los asuntos internos del país y es contraria a las reglas y a la deontología de la acción diplomática", lo que ha provocado la anunciada ruptura de las relaciones.
Fuentes de la embajada iraní en Rabat, sin embargo, afirmaron haber recibido con asombro la notificación del reino alauí, al no considerar como tales las acusaciones lanzadas contra su país, de las que aseguran que no se les dieron más explicaciones que las incluidas en el comunicado hecho público.
La decisión de las autoridades de Rabat supone su segunda ofensiva diplomática en lo que va de año, después de que en enero cerraran la embajada marroquí en Venezuela y la transfirieran a la República Dominicana, tras reprochar el apoyo de Caracas al Frente Polisario y a la 'pseudo-RASD' (República Árabe Saharaui Democrática).
El origen de la ofensiva diplomática se remonta a mediados de febrero, cuando el ex presidente del Parlamento iraní Ali Nateq Nuri manifestó que Bahrein, que cuenta con una población de 800.000 personas, en su mayoría chiíes, había sido una provincia iraní.
Ese comentario, del que se desligaron las autoridades iraníes tras afirmar que no representaba la postura oficial, incrementó no obstante las tensiones entre Irán, también de mayoría chií, y parte de los países árabes de mayoría suní, incluido Marruecos.
En los últimos meses, Rabat ha emprendido una intensa campaña para frenar lo que consideran una creciente expansión en el país del rito chií, cuyo representante oficial es Irán, que se ha saldado con la detención de varios supuestos activistas chiíes.
En esta ocasión Rabat defendió que su apoyo a Bahrein se justificaba por el "compromiso del país con la legalidad internacional, las relaciones de buena vecindad y su plena solidaridad con un Estado hermano". Bahrein acoge la sede de la Quinta Flota norteamericana y forma parte además de la rica alianza petrolera del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), creada en 1981 e integrado también por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait, Qatar y Omán.
De ahí procede la defensa de esos países a la soberanía de esa pequeña nación y sus intentos por ganarse la simpatía de uno de los aliados árabes de EE.UU. en el golfo Pérsico. Pese a ello, Rabat recibió con sorpresa "las expresiones inaceptables" con las que Irán reaccionó a su decisión de posicionarse en favor de Bahrein.
"Esa actitud inadmisible, dirigida solamente contra Marruecos, da muestra de un activismo probado de las autoridades de ese país, con el objetivo de alterar los fundamentos religiosos del reino y de atacar las bases de la identidad ancestral del pueblo marroquí", indicó.
Ya el pasado 25 de febrero, Marruecos llamó a consultas durante una semana a su encargado de negocios interino en Teherán a modo de protesta contra la represalia de Irán, sin que pasado ese tiempo recibiera una explicación.
Para el ministerio, la actitud del Ejecutivo iraní "constituye una injerencia intolerable en los asuntos internos del país y es contraria a las reglas y a la deontología de la acción diplomática", lo que ha provocado la anunciada ruptura de las relaciones.
Fuentes de la embajada iraní en Rabat, sin embargo, afirmaron haber recibido con asombro la notificación del reino alauí, al no considerar como tales las acusaciones lanzadas contra su país, de las que aseguran que no se les dieron más explicaciones que las incluidas en el comunicado hecho público.
La decisión de las autoridades de Rabat supone su segunda ofensiva diplomática en lo que va de año, después de que en enero cerraran la embajada marroquí en Venezuela y la transfirieran a la República Dominicana, tras reprochar el apoyo de Caracas al Frente Polisario y a la 'pseudo-RASD' (República Árabe Saharaui Democrática).