Los cierres han propiciado la desaparición de centenares de empleos y la desaceleración de las exportaciones que preocupan a las autoridades del país, muy dependiente de esta industria que representa más de 24.000 millones de dólares de volumen de negocio.
La Asociación de Fabricantes y Exportadores de Ropa de Bangladesh (BGMEA), que representa a 4.500 fabricantes, estima que el sector vive una transición difícil desde la catástrofe del Rana Plaza.
"Según nuestros cálculos, 218 talleres de ropa han cerrado desde la tragedia del Rana Plaza", dijo a la AFP el vicepresidente de la BGMEA, Shahidullah Azim.
"La mayoría son instalaciones pequeñas y medianas, que empleaban a entre 300 y 800 empleados".
Algunos de los cierres fueron por recomendación de los distribuidores occidentales y otros por iniciativa propia, agregó.
Los grandes grupos de distribución textil occidentales, prácticamente 200 marcas europeas y estadounidenses como Walmart o H&M, han creado dos grupos distintos -bautizados Acuerdo y Alianza- para realizar inspecciones en los talleres, en respuesta a las protestas de los consumidores occidentales tras el accidente.
El Acuerdo ya ha inspeccionado 1.100 talleres y la Alianza 600, obligando a cientos de ellos a modernizar sus instalaciones para mejorar la seguridad.
Los cierres han afectado sobre todo a las más pequeñas, situadas en edificios que albergan diversos tipos de actividades, así como las fábricas subcontratadas afectadas por la caída de los pedidos de los grandes, según Azim.
La inestabilidad política que rodeó las elecciones legislativas en enero, la subida del 76% de los salarios el año pasado y la preocupación por la seguridad de algunas instalaciones han llevado a muchos al cierre, según él.
Las ventas al extranjero se han resentido ya que las ventas de etiquetas, la mayor partida de las exportaciones, han caído un 1,6% en los primeros meses del ejercicio iniciado en julio, aseguró el responsable.
Las exportaciones de tejidos, como los jerseys -otro sector clave- solo han crecido un 5%. El año pasado, las exportaciones de ropa crecieron más del 12%.
Sin embargo, Jandaker Moazem Hosain, del Centre for Policy Dialogue, un think tank local, pone en duda las cifras de los industriales, ya que muchos talleres habían cerrado antes del derrumbe del Rana Plaza.
Este especialista estima que el país sufre más por la caída de la demanda de los grandes mercados (Alemania, EEUU) que por los problemas de organización.