Congregados en la plaza Yitzhak Rabin, los manifestantes denunciaban el rechazo de las autoridades israelíes a examinar sus solicitudes para obtener un estatuto de refugiados. También se oponían a la detención de algunos centenares de ellos.
"¡Todos somos refugiados! Sí a la libertad no a la prisión", gritaron, en inglés, portando banderas eritreas y etíopes. Muchos de ellos aseguran haber huido de dictaduras, guerras civiles o genocidios.
"En lugar de considerarnos como refugiados, el gobierno israelí nos trata como criminales" dijo a la AFP un eritreo, que entró clandestinamente a Israel hace cuatro años.
Según una ley votada el 10 de diciembre, los inmigrantes clandestinos pueden ser ubicados, sin previo proceso, en un centro de detención durante un período de un año.
Las autoridades israelíes estiman en unos 60.000 los africanos ingresados clandestinamente al país, y lanzaron en 2012 una campaña que conllevó la salida o la expulsión de 3.920 de ellos.
Paralelamente Israel terminó en 2013 la construcción de una valla electrónica a lo largo de los 230 km de frontera con Egipto, lo que permitió reducir prácticamente a cero el número de entradas ilegales.