La violencia se ha cobrado más de 4.000 vidas desde principios del año, un nivel similar al registrado en 2008, cuando Irak salía apenas de un sangriento conflicto confesional tras la invasión estadounidense de 2003.
El ataque más sangriento se produjo en el centro de Kirkuk (norte), donde dos coches bombas estallaron causando ocho muertos y nueve heridos, según fuentes médicas.
Otras cuatro personas murieron al explotar un coche bomba en el norte de Bagdad, en una zona mayoritariamente sunita.
Los demás ataques o atentados se produjeron en otros puntos del país.
Las autoridades imputan los actos de violencia que afectan al conjunto del país a Arabia Saudí y Catar, quienes financian al EIIL, un grupo islamista violento que actúa tanto en Irak como en la guerra en la vecina Siria.